Pedro Bendala, junto a la pared de cristal de su despacho desde la que se contempla el ir y venir de aviones. Marilú Báez

Pedro Bendala: «La ampliación del aeropuerto de Málaga permitirá estar conectados con 200 ciudades»

El director de esta infraestructura avanza que trabajan para que las obras que casi duplicarán estas instalaciones comiencen a final de 2028 y estén terminadas en un plazo de unos ocho años

Pilar Martínez

Málaga

Domingo, 31 de agosto 2025, 00:21

En un despacho con paredes de cristal que dan a una de las pistas en las que no dejan de despegar y aterrizar aviones, Pedro ... Bendala, director del aeropuerto de Málaga, centra su mirada en el documento del diseño funcional de la ampliación del aeropuerto que tiene en el centro de la mesa y que conoce al dedillo porque lleva, junto a su equipo, meses y meses trabajando en este proyecto que supondrá una inversión de 1.500 millones de euros para casi duplicar la superficie de esta infraestructura, pasando de los 80.000 metros cuadrados actuales a unos 140.000 metros.

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Una actuación que además incrementará la zona de equipamiento de filtros de seguridad en un 112%; el control de pasaportes de Salidas en un 515%; la zona de espera y embarque No Schengen en un 381%, o la de vuelos Schengen en un 126%. Bendala va enumerando novedades a la par que las ubica en un documento que podrá ser una realidad en un plazo de ocho años. «Trabajamos para que las obras se inicien en el último trimestre de 2028», afirma sin disimular que este proyecto es un reto apasionante. No es la primera vez que se enfrenta a una ampliación así. Ya estuvo en primera línea en la del aeropuerto de Barajas y en la del Prat. La del de Málaga despegó a finales de julio con la aprobación por parte del consejo de administración de Aena del concurso público para seleccionar y contratar a las consultoras aeronáuticas especializadas, que se encargarán de la redacción de los proyectos de reforma de las terminales con un coste previsto de más de 36,5 millones de euros.

–¿Qué va a suponer para el aeropuerto y para el destino malagueño la anunciada ampliación de esta infraestructura por un importe de 1.500 millones?

–Va a suponer mucho. Aquí hablamos con frecuencia de cuál es nuestra función en el territorio y el servicio que presta el aeropuerto a la sociedad. Esta ampliación con una inversión, como bien ha dicho, de 1.500 millones tiene tres ejes o patas fundamentales. Una es dar más capacidad al aeropuerto. La otra es mejorar todos los aspectos de sostenibilidad. Vamos a usar nuevas tecnologías que van a reducir nuestra huella de carbono o nuestro consumo de agua. Digamos que desde el punto de vista de sostenibilidad energético vamos a ponerlo a primer nivel. La propia construcción de los edificios va a tener los estándares más altos en cuanto a sostenibilidad y eficiencia. Y lo tercero es mejorar una apuesta que se ha hecho aquí en Málaga, y en consenso con muchas asociaciones, y es la accesibilidad. Queremos que el aeropuerto sea un referente en accesibilidad para todos los tipos de pasajeros. Será una accesibilidad global.

–¿Cuándo podrían comenzar las obras de la ampliación?

–Trabajaremos para que se puedan iniciar en el último trimestre de 2028. Hasta entonces se redactarán los proyectos constructivos y licitarán las obras.

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–¿Cuáles son los plazos para hacer realidad esta actuación?

–La ampliación es muy ambiciosa y no se puede materializar de un día para otro. Supone una inversión de 1.500 millones y hacerlo en un espacio de tiempo corto es imposible porque no hay capacidad de ejecutarlo. En cuanto a los plazos ya se licitó el pasado 29 de julio la redacción de los proyecto. El 18 de septiembre se entregarán las ofertas y espero que en el primer trimestre de 2026 podamos tener la adjudicación a un equipo de ingeniería y de arquitectura que haga los proyectos. Luego hay que licitar esas actuaciones. Lógicamente una licitación por estos importes lleva tiempo.

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Proyecto

«El aeropuerto tendrá digitalizados todos los procesos»

–¿Cómo se llevarán a cabo unas actuaciones que casi van a duplicar la superficie de ahora?

–Habrá varias fases porque vamos a hacer un nuevo muelle, un nuevo dique de embarque para tráfico no Schengen, pero tenemos también que actuar sobre los antiguos muelles B y C -donde ahora están las puertas de embarque para destinos no Schengen- que se eliminarán. Tenemos que ampliar hacia el sur lo que es actualmente la Terminal 2, crecer el procesador, que es este edificio grande donde están los controles de seguridad, y ampliarlos hacia el este para aumentar su volumen. Entonces, todo eso de forma simultánea no se puede hacer. Habrá que hacer las obras por fases. Yo creo que en cuatro o cinco fases y entonces irán entrando en servicio de forma paulatina. Además, estamos sometidos al Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA), donde se establecen las inversiones que hay que hacer, la calidad de servicio que hay que proporcionar y las tarifas que podríamos cobrar. Y en ese DORA III, que va del 2027 a 2031, comenzarán las obras. En el DORA IV, entre el 2031 y 2032 esperamos que se realizará la primera fase, que a lo mejor es todo lo que es el nuevo muelle de embarque para los tráficos no Schengen, o sea, los internacionales de terceros países y el procesador, con la ampliación de los controles de seguridad y controles de pasaporte. Para 2033-2034 se hará la demolición de los muelles B y C y la ampliación de las zonas Schengen hacia el sur. Es un proceso muy ambicioso. Imagínese invertir 1.500 millones de euros en cinco años, que son unos 1.800 días, supondría desembolsar casi un millón de euros diarios. Eso es un ritmo inversor brutal. Para poder ejecutar obras de ese calibre hace falta más tiempo y una cantidad de recursos humanos y materiales ingente.

–¿Pero diez años podía ser un plazo factible para contar con ese aeropuerto ampliado?

–Sí. Antes de 10 años estará listo. Será en este periodo del DORA que se inicia en el 2027 cuando comiencen y en el de 2032-2036 cuando se acabarán todas las obras. Yo creo que en unos ocho años estará todo ejecutado.

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–¿Le preocupa que con los 36 millones de pasajeros previstos en la ampliación y con este proyecto el aeropuerto consuma toda su superficie?

–No. Lo de los 36 millones de pasajeros es un número de partida para los sistemas aeroportuarios entre los que están el control de seguridad, el de pasaporte, la facturación, la recogida de equipaje, los embarques o los estacionamientos de aeronaves. 36 millones es una primera fase. Con el número de puertas de embarque o los metros cuadrados de salas de embarque prevista la capacidad queda resuelta para mucho más de los 36 millones de pasajeros.

Plazos

«Espero que en el primer trimestre de 2026 podamos tener la adjudicación del proyecto»

–No teme que se toque techo...

–No, no toca techo. El techo lo pondrá Málaga, no lo pondrá el aeropuerto. Nosotros tenemos ahora 26 pasarelas de embarque en el aeropuerto. Cuando se acaben las obras tendremos 48. Son casi el doble. Evidentemente, si nosotros decimos que ahora podemos manejar 30 millones de pasajeros sin ningún problema, pues con 48 seríamos capaces de manejar lo que haga falta. Además, vamos a poner nuevas tecnologías en los filtros de control de pasaporte, que como he dicho serán digitales, y en los controles de seguridad ya tendremos equipos donde no hará falta ni sacar líquidos ni equipos electrónicos. Contaremos con todas las tecnologías más innovadoras y, por tanto, aumentaremos la capacidad de muchos sistemas casi con actuaciones mínimas. Lo que tendremos resuelto son las actuaciones importantes, que es el número de puertas de embarque, de pasarelas o los metros cuadrados para que los pasajeros puedan esperar. Eso lo tenemos resuelto para muchísimos años.

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–Entiendo que para más de los 36 millones de pasajeros hasta ahora mencionados...

–Para muchos más. No quiero decir un número concreto, pero insisto en que si con 26 pasarelas tenemos una capacidad para 30 millones de viajeros, con 48 que es más del doble puede hacerse un cálculo. Nosotros lo que tenemos que dar es capacidad. Los aeropuertos no trabajamos con millones de pasajeros por año. Trabajamos con valores de cuántos vuelos al día, cuántos pasajeros diarios, cuántos vuelos o cuántos viajeros a la hora…

–Y si ahora en julio ha habido picos de 689 vuelos y de casi 100.000 personas al día, ¿con esta nueva ampliación de qué cifras se hablará?

–Pues si con las 26 pasarelas actuales hemos movido casi 2,9 millones de pasajeros en julio y en la ampliación casi las doblamos podríamos registrar en un mes así cinco o seis millones de pasajeros. No es lo mismo enero que julio, aunque estamos desestacionalizando a un ritmo muy fuerte y creo que es muy bueno para el territorio. En ello está teniendo un gran impacto los nuevos perfiles de profesionales tecnológicos y de nómadas digitales que ya no sólo viajan en busca del sol en julio, sino que también lo hacen en marzo, octubre y noviembre.

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Capacidad

«Con 26 pasarelas tenemos una capacidad para 30 millones de viajeros. Con 48 que se contemplan puede hacerse un cálculo»

–¿Se han planteado que llegado el momento el aeropuerto de Granada se convierta en satélite del de Málaga?

–No. Una situación así está tan lejana que creo que ninguno de nosotros lo vamos a ver. Granada es un aeropuerto complementario. No veo en ningún horizonte ni mediano ni casi lejano que la capacidad del aeropuerto de Málaga exija una infraestructura alternativa. Y ya te digo que hay aeropuertos por el mundo que tienen 50 y 60 millones de pasajeros y ya quisieran tener nuestra infraestructura, tener el tamaño de nuestro aeropuerto y su capacidad de desarrollo.

–¿Podrá Málaga subir un escalón y ser el tercer aeropuerto de España con esta ampliación?

–Las ampliaciones no se hacen para entrar en ningún ránking. Queremos que todo el mundo crezca. La función del aeropuerto viene a ser el relato de una Málaga 1.0 que era aquella Málaga agrícola del siglo XIX en la que estas instalaciones fueron uno de los catalizadores para que existiera la Málaga 2.0, que era la del siglo XX con el desarrollo del turismo. Ya era un destino donde no nos íbamos a trabajar a otros lados sino que la gente venía aquí. Ahora, el nuevo proyecto de ampliación lo que intenta es desarrollar esa Málaga 3.0, que es una Málaga fiel a lo que siempre ha sido: un territorio abierto al exterior.

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–¿Cómo va a ser ese aeropuerto 3.0?

–Pues tendrá que ser evidentemente digital en el sentido de que todo el mundo tendrá la autonomía que quiera para moverse por el aeropuerto tanto para cruzar un control de pasaportes o acceder a un embarque de un avión, o a facturar sin necesidad de contar con la atención de personas físicas. Habrá personal porque hay quien no es digital y quien no quiere serlo. Pero los otros viajeros que valoran mucho su autonomía y no depender de nadie podrán moverse así porque el aeropuerto tendrá totalmente digitalizados todos sus procesos.

–En cuanto a la conectividad, ¿permitirá dar un salto a nuevos mercados?

–Sí, porque el tercer punto de esa Málaga 3.0 tiene que ser una Málaga social que apuesta por un turismo que aporte valor. Este destino históricamente tiene una proyección exterior brutal. Nosotros estamos conectando con 139 ciudades distintas y la ampliación del aeropuerto nos permitirá que ese número se incremente y que dentro de diez años estemos conectados con 200 ciudades y con los cinco continentes. Esto supondrá que el destino tendrá un ambiente cosmopolita como las grandes capitales del mundo sin necesidad de ser la capital de un Estado. Esa será la ventaja que tendrá Málaga, ya sea del tipo profesional, cultural o gastronómico. Sólo hay que ver cómo se está dejando notar esa Málaga tecnológica en lo que es el perfil del viajero que transita por el aeropuerto.

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Conectividad

«Hay capitales de un estado que no van a tener tantas conexiones como Málaga»

–Para que los lectores puedan imaginar un poco cómo va a ser ese nuevo aeropuerto. ¿Qué novedades va a encontrar?

–Efectivamente encontrará novedades. Aspiramos a tener un hotel y una zona logística y también aspiramos a que haya una zona de oficinas fuera, que haya más aparcamientos, más salas VIP y más comercios. Habrá una gran terraza. Pero sobre todo aspiramos a lo que es intangible y va a dar más valor. Es decir, a un aeropuerto accesible para que puedas salir del avión y hasta que llegues al coche puedas ir en una silla de ruedas sin necesidad de separarte de un acompañante, sin necesidad de coger un ascensor, sino que sea todo a través de rampas. Queremos un aeropuerto en el que sientas un nivel de confort porque la iluminación sea natural en todos sus espacios. Tendremos también tecnologías de climatización y de bioclimatización. Será un aeropuerto mucho más amigable y pensado con una dimensión humana. Eso es lo que le tenemos que exigir al equipo de arquitectura y al de ingeniería. Todo eso es lo que va a marcar la diferencia. Venimos de aeropuertos muy funcionales. Ahora queremos que la gente se llegue a encontrar realmente a gusto en el aeropuerto. Ese es el reto.

–Precisamente hablábamos de esa cifra impresionante del mes de julio. ¿Qué es lo que más valora de este crecimiento y qué es lo que más le preocupa?

–Lo que más valoro es que con el buen trabajo de los equipos de Aena y de las empresas que colaboran con ella y, en concreto, de las personas que trabajan aquí, con menos cada vez hacemos más. Tenemos unos recursos muy bien dimensionados y estamos haciéndonos con la gestión del tráfico que va llegando sin ninguna tensión. De hecho, hemos batido el récord de casi 2,9 millones de pasajeros en julio, pero no se traslada ni a la opinión pública ni internamente que haya una tensión excesiva. Tenemos la tensión necesaria para poder gestionar, pero no que estemos al borde de un ataque de nervios. Estamos todos tranquilos en el sentido de que hemos estado trabajando en invierno para el verano y, de alguna forma, lo que planificas luego se cumple. Lo que más me preocupa, como a todo el mundo, es el contexto internacional, porque los aeropuertos son muy sensibles a los movimientos y a los cruces de frontera. El turismo es muy sensible a las tensiones geopolíticas y es una cosa que no podemos nosotros controlar, sino que de alguna forma sólo la podemos gestionar.

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–¿Cuáles son los nuevos retos de esta infraestructura?

–El reto es el nuevo aeropuerto, el de la Málaga 3.0 que tiene que ser digital, medioambiental y tiene que ser social. La parte digital está corriendo mucho con la incorporación de inteligencia artificial y de nuevas tecnologías que dan seguridad en los tiempos de proceso. Ahora tenemos un control e información de casi todo lo que ocurre en el aeropuerto. No es que sea una especie de gran hermano, porque no sabemos quiénes son las personas, pero si preguntas cuántas personas han pasado por el filtro de seguridad en los últimos 35 minutos, lo puedo decir, o cuántas personas van a presentarse en el filtro de pasaporte en la próxima hora o cuántos han embarcado. Incluso te podría decir hasta cuántos han comprado en las tiendas. Todo va a ser digital y esa información la podemos utilizar no con un fin de controlar, sino de mejorar el servicio y dimensionarlo para las necesidades reales. Seremos medioambientales porque los recursos que tenemos los utilizaremos de la forma óptima. El primero de ellos es el propio territorio. Por eso con el suelo que tenemos en este aeropuerto no necesitamos más ni vamos a consumir más. Vamos a llevarlo a la máxima eficiencia y lo haremos mejorando nuestros procedimientos y siendo muy eficaces. Y lo tercero es la parte social y es entender el reto de dar un servicio a la sociedad. Una de las ventajas competitivas de Málaga para los malagueños y las empresas malagueñas es tener 139 ciudades a las que pueden volar todos los días. Nosotros tenemos una conectividad muy alta.

–Hablando de esa conectividad, ¿qué expectativa hay sobre nuevos vuelos a China, Japón o a nuevas ciudades de Estados Unidos?

–Respecto a Estados Unidos la ruta que tenemos temporal de United Airlines con Nueva York, aunque hay que esperar al final de temporada, está yendo bastante bien. Desde el punto de vista del aeropuerto vemos que el vuelo funciona bien. Incluso siempre pensamos que si tuviéramos más capacidad el vuelo también funcionaría bien. En cuanto a la temporada de invierno cada vez vemos más desestacionalizado el aeropuerto. Cada vez hay más compañías que hacen la apuesta de extender su temporada de verano incluso ya llegando casi hasta finales de octubre y pienso que vamos a tener una temporada de invierno buena por esto de que las compañías aéreas van a seguir apostando por Málaga. Espero que también lo hagan las de medio y largo radio, pero eso lo deciden ellos. En el mundo hay una escasez de aviones y creo que conforme vayan llegando las nuevas flotas, probablemente algunas rutas que creo que a día de hoy podrían ser viables se irán implantando. En concreto la de Nueva York. Soy optimista, pero es una decisión de la compañía aérea.

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–¿Y hay negociaciones con nuevas ciudades de Estados Unidos?

–Nosotros participamos activamente y estamos muy orgullosos del trabajo que se hace desde la mesa de conectividad en la que todas las administraciones y todo el mundo está alineado y el éxito es colectivo. Es un trabajo de equipo y yo doy la enhorabuena siempre a todas las administraciones que participan porque lo veo con una actitud muy generosa. En esas mesas se habla de muchas cosas. Evidentemente, de expectativas, sueños o deseos y se habla con las compañías trasladándoles casos de negocio con los que le decimos que si vuela a este destino le puede salir por este coste y podría llegar a ser viable con este ticket medio. Creo que se está trabajando bien. Hay expectativas. Yo creo que vamos a consolidar cada vez más vuelos con Europa. Próximamente anunciaremos nuevos destinos con capitales europeas. Vamos a estar súper conectados con el Viejo Continente Hay muchas capitales de un estado que no van a tener tantas conexiones como el aeropuerto de Málaga. Seguimos reforzando con Oriente Medio, ya Qatar Airways vuela todo el año a su hub en Catar, y en verano contamos con Etihad y con Saudia, además de lo que suponen los vuelos diarios de Turkish a Estambul.

Bendala repasa los nuevos servicios sobre el documento del diseño de la ampliación. Marilú Báez

–La experiencia de Qatar Airways puede arrastrar a otras compañías a mantener el vuelo durante todo el año?

–Creo que algunas se lo pueden estar pensando. Otra cosa es que den el paso porque estos vuelos de medio largo radio asumen más riesgo que los de corto radio, además tienen que volar con un avión de más de 300 ó 350 plazas, que no es lo mismo que vender 180 asientos. Pero, por ejemplo, están funcionando muy bien estos vuelos ya no sólo para estos destinos sino con las escalas. Están vendiendo muchas conexiones no sólo a China, Japón o Corea sino a las Maldivas o la India de gente que va a pasar unas vacaciones allí. Estas rutas están funcionando bien por algo que siempre decíamos de que a todos nos gustaría tener vuelos de largo radio con Pekín o con Seúl o con Tokio. Pero si no los tenemos no es un trauma porque con escalas de dos horas que ofrecen los vuelos directos a Estambul o a Catar se está volando ya desde Málaga a Pekín, a Seúl o a Sídney. Incluso diría que hasta con mejores tarifas económicas que si fuera el vuelo directo. Algún día si la compañía aérea ve que es un caso de negocio viable volará desde Málaga sin escalas.

–¿Confía en que en 2026 Málaga tenga un vuelo directo a China?

–Con China tenemos mucho tráfico indirecto a través de estos grandes hubs. Lo importante es que las compañías puedan llegar a decir si hay tanta gente que va por Estambul o por Catar, pues a lo mejor me puedo plantear explorar una ruta directa, porque hay un mercado suficientemente grande.

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–¿Qué balance hace del verano?

–El verano acaba cuando acaba. Esto es como los partidos de fútbol que se dice tenemos la primera parte ya y si nos ha ido bien no te voy a decir que bien cuando nos queda toda la segunda parte y hay que pelearla con la misma ilusión, con las mismas ganas, la misma profesionalidad y el mismo entusiasmo que la primera. Pues eso. Podemos decir que la primera parte ha ido bien y la segunda hay que seguir peleando.

Mercados

«Con escalas de dos horas en los vuelos a Estambul o a Catar se vuela ya a Pekín, Seúl o Sídney»

–Pero las cifras que se conocen de agosto, ¿mejoran las de 2024?

–Sí. La programación de vuelos y de asientos es buena en agosto. Puedes pasear por el aeropuerto y ves que los aviones no van vacíos, van llenos. Esperemos que se sigan llenando.

–Imagino que habrá que esperar a que acabe el año para hacer una previsión del ejercicio...

–Puedo decir que hasta el mes de julio hemos tenido un crecimiento del 7,8% de pasajeros, pero el contexto internacional lejos de tener cada día más certidumbre es más incierto. Por eso me reafirmo en que sobre el segundo semestre tengo que ser más prudente. Por suerte, Málaga es un destino muy maduro, que tiene una marca muy consolidada y reconocida, y muy valorado por su seguridad. Y eso es una ventaja cuando hay incertidumbres en el mundo porque la gente busca valores refugio y a nosotros nos ven como tal.

–¿A este ritmo se llegará a los 30 millones de pasajeros, que es la capacidad máxima, en 2027?

–No lo sé. 2027 está muy lejos. Estamos centrados en 2025. Además, los 30 millones es una cifra de capacidad que viene en el DORA II y es una cifra orientativa. Los aeropuertos son sistemas aeroportuarios y no significa que se llega a 30 millones y se agota y ya no cabe nadie más, sino que a lo mejor aumentando un filtro de seguridad o poniendo unos cuantos aviones más en remoto o poniendo más cabina, es decir, haciendo pequeñas actuaciones podemos elevar esa capacidad un millón, dos o tres si hace falta sin perder mucha calidad de servicio.

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–¿Cómo encara la ampliación?

–Sin duda que como un reto apasionante.

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