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Vista panorámica del litoral nerjeño desde la cumbre de la Cruz de Pinto. E. Cabezas
La Cruz de Pinto, un cerro entre Nerja y Frigiliana a medio camino entre la historia y la leyenda

La Cruz de Pinto, un cerro entre Nerja y Frigiliana a medio camino entre la historia y la leyenda

La tradición señala que la cruz de su cumbre fue levantada por un marinero portugués en el siglo XVII que sobrevivió a un naufragio, pero hay documentos que prueban que la zona fue comprada por un soldado con este mismo apellido

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Sábado, 29 de diciembre 2018, 00:43

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En la toponimia de montes, montañas, calles o pueblos, a menudo, se entremezclan la leyenda y la historia real. La presencia de cruces en puntos elevados de los municipios es un clásico en nuestra geografía malagueña. En el caso del extremo más oriental de la provincia, el cerro de la Cruz de Pinto es uno de los enclaves más conocidos entre vecinos y turistas. Este monte, en las primeras estribaciones de la Sierra Almijara, está dentro del término municipal de Frigiliana, de cuyo casco urbano dista apenas 6 kilómetros, una distancia muy similar de la que lo separa del centro de Nerja. Por tanto, este monte hace de frontera natural entre ambos pueblos.

De hecho, las rutas a pie hasta su cumbre, situada a 340 metros de altitud sobre el nivel del mar, y desde donde hay unas vistas panorámicas magníficas de todo el litoral nerjeño y de los principales picos de la Sierra Almijara, parten desde ambas localidades. Así, desde Nerja es posible acceder rápidamente a través del Camino de los Almachares, que se coge desde la barrera situada en el cauce del río Chíllar, a la altura de una antigua cantera abandonada. Para hacer el recorrido desde el casco urbano de Frigiliana hay que descender hacia el río Higuerón, y desde ahí tomar un desvío a la izquierda, un sendero que va subiendo hacia la Cruz de Pinto. En ambos casos la ruta completa, de ida y vuelta desde Nerja o Frigiliana, a pie, ronda las tres horas.

Una de las preguntas que más a menudo se hacen los que visitan este enclave es cuál es el origen del nombre de la Cruz de Pinto, ya que en su cima no existe ningún tipo de panel explicativo. Así, la leyenda más extendida y de la que se hizo eco en su libro 'Historia insólita de Nerja', publicado en 2012, el investigador y abogado frigilianense Pablo Rojo, es la que señala que fue un marinero portugués llamado Francisco Pinto el que bautizó este cerro con este nombre en 1643. Lo hizo después de sobrevivir a una fuerte tormenta cuando se encontraba navegando frente a las costas nerjeñas.

El Cerro de la Cruz de Pinto (rodeado en rojo) visto desde el litoral de la playa nerjeña de El Playazo.
El Cerro de la Cruz de Pinto (rodeado en rojo) visto desde el litoral de la playa nerjeña de El Playazo. SUR

En este libro Rojo cita a su vez la obra 'Tradiciones malagueñas', de Diego Vázquez Otero, editado en 1953. «Sucedió que los marineros lograron salvarse y llegar hasta el castillo de Nerja, en cuyo pequeño puerto fondeó la maltrecha galeaza. Ante las sorprendidas autoridades del castillo, que oyeron de sus propios labios la historia del capitán, toda la tripulación subió al monte transportando unos redondos de pino que previamente habían cortado, y allí con ellos construyeron la consabida cruz en agradecimiento por su milagrosa salvación», explica Rojo en su obra. La leyenda cuenta que este monte fue el primero que vio el marinero luso cuando amaneció vivo tras la tormenta.

Lo cierto es que en lo alto del cerro lo que hay desde hace décadas es una pequeña ermita pintada de blanco, en la que los lugareños y visitantes depositan velas y pequeñas imágenes de vírgenes y santos, como muestra de devoción. De hecho, en alguna ocasión se han producido pequeños incendios en la cumbre por la presencia de estos elementos. Sin embargo, el origen de esta toponimia parece estar más relacionado con la estructura de la propiedad de la zona y los repoblamientos que se llevaron a cabo tras la Conquista castellana y la expulsión de los moriscos desde finales del siglo XV. Así, al menos, lo constató Rojo en su libro, en el que cita un documento notarial fechado en 1671 en el que se venden las tierras que circundan este cerro y que habían pertenecido al soldado portugués Francisco Pinto, un texto que está en el Archivo Histórico Provincial de Málaga.

«El entrecomillado del documento no deja demasiadas dudas sobre quién fue el que le dio nombre al cerro de Pinto, y quien fue el que colocó la primera cruz sobre el mismo, suponemos que a raíz de algún tipo de promesa, allá por la mitad del siglo XVII. Estos pormenores no se sabrán nunca. Lo único que queda bastante claro es que jamás existió tal capitán Francisco Pinto, ni tormenta, ni galeaza, ni más zarandajas», escribe el investigador de Frigiliana en su libro 'Historia insólita de Nerja'. «De hecho el apellido Pinto existió en esta zona y aún hay personas que lo llevan en el vecino pueblo de Torrox», apostilla. En todo caso, el autor concluye señalando que «de todos modos este duro golpe de realidad no supone la pérdida de un ápice de encanto, de la historia, y de los valores paisajísticos, ecológicos y religiosos que encierra el redondo cerrillo de Pinto».

El monte con la ermita, visto desde el casco urbano de Frigiliana.
El monte con la ermita, visto desde el casco urbano de Frigiliana. E. Cabezas

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