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Vacunas contra el Covid

Un informe insiste en la seguridad de las vacunas contra el Covid y aclara por qué se desarrollaron tan rápido

La Coalición Internacional de Autoridades Reguladoras de Medicamentos y la Organización Mundial de la Salud emiten una declaración conjunta para intentar solventar las dudas que aún planean sobre la fabricación de las distintas profilaxis

Raquel Merino

Málaga

Sábado, 21 de mayo 2022, 10:10

¿Cómo se han podido desarrollar tan rápido no una sino varias vacunas contra el Covid cuando otras tardan años en estar disponibles? Esta pregunta ... ha sido una de las más repetidas desde que en diciembre de 2020, solo un año después de que se notificaron los primeros casos del coronavirus que derivó en pandemia, se iniciara el primer programa de vacunación masiva contra esta enfermedad. Mucho se ha especulado al respecto, incluso hubo teorías conspiratorias que hablaban de chips que se inoculaban en el cuerpo junto a las inyecciones para controlar a la población.

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Para despejar cualquier duda sobre la seguridad de las vacunas contra el Covid, y quizás en un intento de convencer a los aún escépticos que han preferido no inocularse, la Coalición Internacional de Autoridades Reguladoras de Medicamentos y la Organización Mundial de la Salud han elaborado una declaración conjunta que profundiza en esta y otras cuestiones.

Según el documento, avalado por la Agencia Europea del Medicamento, los pilares que permitieron el rápido desarrollo de vacunas contra el Covid-19 fueron las nuevas tecnologías adaptadas del desarrollo de otras vacunas, la posibilidad de reclutar rápidamente a una gran cantidad de voluntarios para los ensayos clínicos, una colaboración muy estrecha entre las autoridades reguladoras internacionales, la industria y los investigadores clínicos; una investigación intensiva y perspicaz, y una inversión financiera masiva por parte de los gobiernos, la industria y las organizaciones filantrópicas.

Todo ello junto a una experiencia de seguridad en el mundo real ya que, hasta marzo de 2022, se han administrado aproximadamente 11.000 millones de dosis de vacunas contra el Covid-19, por lo que existe una enorme base de datos mundial sobre la seguridad de estas vacunas. «La relación beneficio/riesgo sigue siendo en gran medida positiva», subraya el informe.

A la labor encomiable de los investigadores, que predijeron rápidamente que la «proteína Spike» del virus sería un buen objetivo para el desarrollo de vacunas (casi todas las profilaxis contra el coronavirus se han diseñado para inducir una respuesta a esta proteína), se unió en un primer momento la tecnología previa usada en otro tipo de vacunas de ARNm, en desarrollo mucho tiempo antes de la irrupción del Covid. Esta tecnología subyacente permitió que, una vez que se determinó la secuencia del virus del Covid-19, la producción de vacunas como las de Pfizer o Moderna se produjera con mayor rapidez porque ya existía un camino previo y extenso andado por parte de los investigadores.

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En cuanto a la tecnología de adenovirus utilizada para las vacunas vectorizadas con adenovirus (AstraZeneca o Janssen) ya se había probado con el SARS (el síndrome respiratorio de Oriente Medio causado por un coronavirus del que se informó por primera vez en 2003) y el virus del Ébola en los últimos 20 años. Ese trabajo previo, como ha ocurrido con las vacunas ARNm, facilitó la adaptación de este tipo de profilaxis a la lucha contra el Covid-19 ya que el SARS-CoV-2 guarda varias similitudes con estos virus.

A esta labor de investigación se unió la posibilidad de reclutar rápidamente a una gran cantidad de voluntarios para los ensayos clínicos dada las tasas de infección desafortunadamente altas en varios países. En este sentido, el documento señala que «en circunstancias normales, lleva meses o incluso años completar ensayos de esta magnitud para determinar si una vacuna es efectiva», pero la situación era de todo menos normal y de dimensión global.

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La estrecha colaboración entre las autoridades reguladoras internacionales, la industria y los investigadores clínicos han dado como resultado una guía clara sobre los requisitos reglamentarios y un acceso rápido a los resultados y la inversión financiera masiva por parte de los gobiernos, la industria y las organizaciones filantrópicas ha posibilitado el desarrollo de las vacunas y la redirección de gran parte de la infraestructura comercial y de investigación mundial para el desarrollo y la fabricación de estas. Al mismo tiempo, la declaración conjunta aclara que los gobiernos también han permitido que las empresas asuman el riesgo comercial de fabricar ciertas existencias de vacunas antes de obtener las aprobaciones regulatorias.

El resultado: todo este esfuerzo científico, económico y humano ha dado como resultado la producción y distribución en tiempo récord de vacunas que han demostrado su eficacia al reducir significativamente los casos graves, hospitalización y la mortalidad por Covid-19.

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