¿Quién teme a Virginia Woolf?
En realidad ¿Quién teme a Orlando? Ese personaje andrógino isabelino (Tudor), que recorre siglos en una mímesis húmeda y vibrante, de la novela de Virginia ... Woolf, que ya había sido censurado por la Dirección de Propaganda del régimen franquista en 1941, y eso que la traducción de Jorge Luis Borges para la Imprenta Sur de Victoria Ocampo, había atemperado, moderado y neutralizado el sexo ambiguo del hombre-mujer-hombre de la Woolf, inspirado en su amante, la también aristócrata y novelista caballuna, jardinera iconoclasta y lesbiana, encarnada por Vita Sackville-West, cuya abuela, todo debe saberse, era una bailarina malagueña llamada Josefa Durán (Pepita), inspiradora, a su vez, de una novela de la Sackville con el mismo nombre, solapada biografía que pasó sin pena ni gloria y en España publicó hace unos años Tusquet en su heroica colección Andanzas, con bastante mejor fortuna que en Inglaterra. En este asunto han sido convocados muchos actores, y autores, de ambos lados del Atlántico, tanto La Pérfida Albión como nuestra piel de Toro e incluso la Cruz del Sur, y sin embargo, Orlando -diplomático liberal de bella estampa, caballero- sigue provocando profundos estigmas en el flujo de conciencia de la atormentada Woolf que acabó suicidándose colocando piedras en los bolsillos de su abrigo y arrojándose al río, quizá recomponiendo el retrato de la Ofelia de Millais, mujer objeto agridulce lejana al programa estético de la Woolf.
Estos días ha vuelto a la palestra 'Orlando' dado que el ayuntamiento de Valdemorillo ha prohibido una versión de dicha obra, aduciendo temas presupuestarios que no son tales sino vetos ideológicos, un beso entre mujeres, notas de una ficción suprema entre la pasión sin ídolos ni tabúes sexuales, algo que parece ser a los ultraconservadores del consistorio de Valdemorillo, no ha gustado nada, actitud que han vuelto a repetir con una obra del gran Lope de Vega, 'La Villana de Getafe', en el pueblo del mismo nombre, porque las insinuaciones sexuales y la puesta en escena en el que aparecen un falo y una vulva que, según los tijeristas, hieren la sensibilidad de muchos espectadores. Me pregunto porque, a estas alturas sigue molestando la autora de Orlando, me pregunto «¿Quién teme a Virginia Woolf?»: hoy he visto de nuevo la película de Mike Nichols, basada en la obra de teatro de Edward Albee y protagonizada por Elizabeth Taylor, Richard Burton, George Segal y Sandy Dennis, y entonces todo el asunto se hunde en los misterios insondables de nuestra alma y de nuestra naturaleza.
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