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A CADA UNO LO SUYO

Zorba el griego

PEDRO MORENO BRENES

Lunes, 6 de julio 2015, 13:31

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Cuando escribo esta columna no se conoce aún la posición del pueblo griego sobre las medidas que le quieren imponer desde la UE y el FMI a los efectos de mantener las ayudas o simplemente quitarlos del mapa económico y político. Ya se escucharon tambores de guerra desde muchos gobiernos europeos al hilo de las elecciones que dieron el triunfo a Syriza. Daba en ese momento la impresión, y la da ahora, que las deudas son la excusa, pero que el fondo está en la enorme incomodidad que sienten los poderes económicos y sus defensores políticos ante la posibilidad, débil pero real, de que las cosas se puedan hacer de otra forma. Grecia se hundiría en la miseria más absoluta, decían, si ganaba Tsipras, y como tanta amenaza y malos augurios no fueron suficientes para doblar el brazo de la soberanía del pueblo griego, ahora la condena pende sobre los griegos. Si se atreven a votar libremente con un no a lo que se quiere imponer desde Alemania y la gran banca (seamos claros, esos son los que llevan la batuta), el país heleno será expulsado del euro y más le hubiera valido no haber nacido. Que nuestro presidente se una a ese coro del chantaje me llena de tristeza como español, ya que tengo un alto sentido institucional de la presidencia de un gobierno en el ámbito internacional.

Como cualquier persona sensata, defiendo que las deudas hay que pagarlas, pero las que realmente se deban (y aquí varias auditorías de la deuda soberana griega ofrecen otros números) y sobre la base de que no se cobra lo que no hay (en eso se basa el propio derecho concursal), por lo que las quitas, es decir reducciones parciales de lo debido, planteadas y razonadas por instancias tan poco sospechosas de simpatías izquierdistas como el Fondo Monetario Internacional, deben ser objeto de la negociación, ya que la exigencia pura y dura de las cifras reclamadas son simplemente imposibles. Llama la atención de que siendo consciente el FMI y la Comisión Europea de lo que antes he dicho (hasta el extremo de que hace unos días el mismo Juncker, presidente de la Comisión Europea, proponía una conferencia en octubre para reestructurar la deuda, admitiendo moratorias y quitas), la voz que más se oiga sea el ronquido seco del Gobierno alemán reiterando que la vía es aplicar a hierro el plan de reformas que llevaría al pueblo griego a no levantar cabeza jamás. Que lean el epitafio de Nikos Kazantzakis, autor de 'Alexis Zorba': «No temo nada, no espero nada, soy libre».

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