Sarah Almagro y su madre, en uno de sus desplazamientos diarios al hospital . SUR

La vida de Sarah siete meses después

Desde que en julio perdió manos y pies por una sepsis, la recuperación le obliga a una rutina entre hospitales. Una infección en una rodilla obligó a la marbellí en diciembre a su reingreso, lo que ha frenado la rehabilitación que precisa antes de poder utilizar prótesis

Mónica Pérez

Marbella

Domingo, 24 de febrero 2019, 00:03

Su vida cambió radicalmente a finales de julio del año pasado. Los síntomas que un principio fueron diagnosticados en un centro de salud como una ... gastroenteritis resultaron ser una septicemia causada por una bacteria meningocócica del serogrupo Y que le provocó un colapso multiorgánico. Estuvo diez días en coma inducido. Pudo salir. Con graves secuelas. Perdió manos y pies. Siete meses después, la recuperación le obliga a una rutina entre hospitales. En este tiempo apenas ha podido encadenar cuatro semanas en casa, con la familia. Su día a día transcurre entre diálisis, la rehabilitación, curas y la cámara hiperbárica con la que desde hace unos días tratan de que cierre una herida en la rodilla para evitar una nueva intervención quirúrgica.

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«El camino que queda es largo», reconoce Ismael Almagro, el padre. «Si te ciegas con el último paso, no te centras en los que se deben dar antes», explica al hacer referencia a las prótesis que la familia quiere procurar a la joven de 18 años «para que tenga una vida lo más parecida a la que tenía», y para las que, a través de la Asociación 'Somos Tu ola', se lleva meses recaudando fondos. «La familia no tenemos acceso directamente a ese dinero ingresado a nombre de la asociación (que conforman varios abogados) pero sí sabemos que se ha recaudado ya para poder acceder a las primeras prótesis y sus encajes que podrá utilizar durante seis años, luego habría que cambiarlos», subraya. El coste de estas prótesis ronda los 200.000 euros, cantidad alcanzada gracias a la solidaridad de los vecinos de Marbella, instituciones públicas como el Ayuntamiento, que ha colaborado con la organización de eventos, y de filántropos como la empresaria María Bravo y otros anónimos. «Cuando sepamos que nuestra hija está preparada física y psicológicamente para poder usar esas prótesis iremos todos a comprarlas», relata el padre, consciente de que la situación puede torcerse en cualquier momento. «Cuando salió la primera vez del hospital tras cuatro meses y medio de ingreso fue una ilusión inmensa. El 1 de diciembre pudo regresar a casa y disfrutar la Navidad en familia. Pero en enero todo cambió», relata Ismael. Un fuerte dolor en una de las rodillas le llevó a revisión, donde le efectuaron una limpieza de la herida. La infección se le complicó con «picos de fiebre alta y la tensión descompensada» y tuvo que volver a ser ingresada. Ese ingreso en el Hospital Regional Universitario de Málaga se ha prolongado por otro mes. «Cuando ves que va para atrás en el camino para poder utilizar las prótesis que le devuelvan una vida al menos parecida a la que tenía, que pierde peso, musculatura y que no tiene fuerzas, es duro. Ya tenía que estar con esas prótesis pero ahora hay que seguir sumando días de recuperación», relata emocionado el padre, que junto a su mujer Silvia participaban esta semana una cuestación organizada por el hospital QuirónSalud Marbella a favor de Sarah Almagro. «Su recuperación muscular determinará cuándo está lista para empezar», subraya. La familia no quiere poner fecha pero estiman que al menos hasta el verano no sería posible que Sarah pudiera empezar a tomar contactos con las prótesis biónicas que se convertirán en sus nuevas manos y pies.

La familia no deja de agradecer las muestras de apoyo que durante estos siete meses siguen recibiendo de tantas personas, colectivos, empresas e instituciones. «En parte eso nos ha mantenido en pie. Ver ese apoyo tan grande que de forma espontánea y gracias a la campaña que inició la Asociación 'Somos tu Ola' está recibiendo Sarah», relata el padre de la joven, que junto a su recuperación física sigue trabajando en la psicológica. Tomando fuerzas para retomar su vida.

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