Ojeando, calidad por encima de cantidad

El Escenario Patio, el único de pago del festival, se quedó a las puertas del que hubiera sido su cuarto sold out consecutivo: faltó por vender alrededor de 150 entradas de las 2.000 disponibles. Un no hay billetes que en la pasada edición logró in extremis la presencia de la televisiva Alaska. Este año se apostó por un cartel menos comercial dentro de la música indie, sin un cabeza de cartel claro, pero con variedad de bandas consolidadas jóvenes y veteranas que aseguraban buenos conciertos. Y así ha sido, con tres nombres que destacan sobre los demás: Ángel Stanich, Xoel López y la revelación de Belako.

Stanich la «lió» el viernes con sus canciones inquietantes. Y Xoel López se ganó a Ojeando el sábado con su entusiasmo contagioso. Le habían contado que Ojén era un «lugar mágico», y descubrió que «era verdad». Su directo fue el momento de más concentración de público en el Patio, la gente justa para disfrutar sin agobios.

Xoel López iba a por todas. Seis músicos sobre el escenario, su nombre en letras grandes como telón de fondo y un arsenal de guitarras. El gallego se crece arropado por una banda que se gusta en las partes instrumentales. Disfrutaban ellos, perfectamente sincronizados, y hacían disfrutar a los de enfrente. Saltos, manos en alto y todos a una cantando hits de sus tiempos de Deluxe como Que no o Historia universal (el amor no es lo que piensas). El nuevo Xoel López, el de su último disco Paramales, baila más que nunca sobre el escenario con melodías de aires caribeños, maracas y gran peso de la percusión. Impresionante la traca final de El asaltante de estaciones.

Sorprendieron las ganas del gallego, y no menos las de Belako, el grupo revelación de esta edición. Cuatro jóvenes vascos de poco más de veinte años que dejaron boquiabiertos al Patio con su descarga de decibelios y su actitud punk. Con una particularidad más: se trató de la única banda que cumplía la paridad entre sus filas con dos chicas al teclado y al bajo.

El sueño de Chinarro

Antes Sr. Chinarro había confesado sus sueños (comprarse un bote «para echarlo a Pedregalejo») entre canciones del nuevo Perspectiva caballera y temas de otros tiempos, como Del montón y Una llamada de atención. Saludando a los Hijos de Hawaii, Airbag arrancó su viaje por historias de cómics, el surf, la playa y las Vegas con repertorio de hoy (de Gotham te necesita) y de ayer (Big Acuarium o Ahí viene la decepción). Y de veteranos de la escena malagueña a un grupo que ya deja de ser promesa: los Stone Pillow, representantes de la nueva y joven remesa del pop-rock independiente con proyección nacional. Ellos abrieron una noche que cerró en alto la enérgica y electrónica propuesta de El Columpio Asesino.

Mientras todos ellos actuaban en el patio del colegio, The Wives, Hi Corea!, Negroazulado y Bud Spencer Band como manda la tradición ojeneta ponían la música en la plaza del pueblo, que durante el festival ha registrado más público y más constante. Un aumento en el escenario de acceso gratuito que, según la organización, compensa la leve caída en el recinto principal y de pago del festival. Ojeando 2015 se despide ya del calendario. Empieza la cuenta atrás para Ojeando 2016.