Roostiq Marbella: sencillez y producto

Las propuestas de Roostiq gustan precisamente por la utilización del fuego que se hace, ya que el producto lo roza el tiempo justo para que el sabor sea el que predomine por encima de todo, incluso sobre el aroma. La fórmula en apariencia es fácil, pero no nos engañemos, encontrar un producto de calidad como el que se ofrece en este asador y además que el fuego no lo enmascare tiene su mérito. Únicamente el fuego se encarga de extraer su sabor y su textura adecuada. Diariamente llegan hasta Roostiq verduras de la huerta ecológica que Zoilo tiene en Ávila y carnes procedentes de ganaderías muy seleccionadas o de granjas de producción ecológica, como los pollos de pasto, uno de los mejores que he probado en toda la zona en los últimos años. No obstante, los torreznos siguen siendo el plato más icónico y estrella del establecimiento, aunque las pizzas, cuya masa fermenta en frío durante 72 horas, son su otro pilar, tanto en Madrid como en Marbella. Verduras y hortalizas ecológicas y una selección de cortes de vacuno completan la carta diaria, pues el pescado y marisco no dejan de tener una presencia casi testimonial en Roostiq.

Lo que más puede llamar la atención de quien acuda por vez primera a lo que se ha convertido en el restaurante de moda de las noches marbellíes, es su bodega y carta de vinos. Zoilo es un amante de los champanes de pequeña producción y de los borgoñas y esa predilección le ha llevado a tener una carta con más de 500 referencias de vinos españoles e internacionales, pues en Roostiq los torrreznos hay que comerlos con champán y las pizzas con un borgoña, claro está, siempre que el bolsillo nos lo permita. Los precios de los vinos deben ajustarse más.

Roostiq no es una pizzería, ni tampoco un restaurante al uso, es un espacio para comer bien y disfrutar entre amigos en un ambiente relajado.