Estrellas Michelin

Emi Schobert, de Blossom: el maestro que floreció como cocinero

El argentino compagina su vocación por la gastronomía y por la educación al mismo tiempo que sube escalones con Blossom, que nació como bistró y luce una estrella Michelin

Marina Martínez

Enviada Especial | Marina

Martes, 26 de noviembre 2024

Educación y gastronomía son los dos pilares de la vida de Emi Schobert (Buenos Aires, Argentina, 1974). Este inquieto maestro de escuela y cocinero profesional, ... aspira a superarse a diario en todos los sentidos. Vive en una constante búsqueda de nuevos retos. Uno de los mayores ha sido haber representado dos veces a Argentina en el prestigioso concurso mundial de cocina Bocuse d'Or, una de las competiciones gastronómicas más exigentes del mundo.

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Con una elevada puntuación y consiguiendo alcanzar fases finales, esta y otras competiciones culinarias le han ido ayudando a sembrar las bases que marcarían su cocina: ante todo, disciplina de trabajo, autosuperación y la búsqueda de la excelencia.

Valores que también transmite a sus alumnos en el Obrador Escuela de Arte Culinario en la ciudad de Bariloche, en la Patagonia. En 2007 fundó este centro junto a su esposa, Lucía de Biaggio, donde los estudiantes reciben una formación que aborda diferentes áreas, permitiendo tanto adquirir habilidades técnicas como desarrollar la creatividad culinaria.

Ahí une Emi Schobert esas dos vocaciones: la docencia y la cocina. Entre ellas vive a caballo. O mejor dicho, vive en una fusión de ambas. Y, desde hace cinco años, lo hace en España. Concretamente, en Málaga. Hasta aquí se mudó con su familia y abrir una nueva etapa.

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Con la pandemia tuvo que reinventarse. Nunca ha entrado en sus planes parar. Siempre activo, puso en marcha en la calle Strachan un pequeño bistró con propuestas de tapeo, pero con cierto nivel. Lo llamó Blossom (florecer en inglés). Toda una declaración de intenciones. Y el público respondió. De hecho, la acogida le impulsó a seguir creciendo, más que física, profesionalmente.

Aquel concepto de bistró fue evolucionando. Empezó a forjar un equipo de cocina fuerte y fue subiendo niveles. Hasta que ha conquistado a los inspectores de la Guía Michelin, ganando su primera estrella Michelin gracias a esa sorprendente, creativa y refinada cocina fusión en la que se dan la mano múltiples influencias y sensaciones.

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Un lenguaje propio que deja ver a través de dos menús y platos como tartaleta con crema de zanahoria y praliné de cacahuete, el tarta de ciervo, o el alfajor de molleja garbanzo y topinambur, por citar sólo algunas de sus creaciones, prácticamente obras de arte. Delicadeza, armonía y técnica, sin perder de vista el sabor, el fondo, la esencia del plato. Propuestas muy en la línea de esa cocina afrancesada que tanto se valora en el Bocuse d'Or y en la que ha ido curtiendo desde entonces. Con cabeza y gusto.

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