Exhibición de pundonor de un Málaga otra vez perjudicado por el VAR (0-0)

El Málaga despide el año en un partido para olvidar, sin apenas jugadores para completar la convocatoria, al borde de la alineación indebida tras la salida de Rahmani y pendiente de recuperar las sensaciones en casa, donde no consigue sumar tantos puntos como a domicilio. Con todos los problemas, sin embargo, el equipo blanquiazul hizo acopio de esfuerzo y trabajo para equilibrar las fuerzas ante un rival que apenas inquietó a Dani Barrio. Pese a todo, el cuadro de Martiricos se mantiene en la zona media de la clasificación.

Pellicer apostó por el mejor once que pudo confeccionar de una plantilla en cuadro, con numerosas bajas y con la imposibilidad de disponer de más canteranos. Mantuvo su fórmula de juego habitual de los últimos encuentros, con cuatro defensas, y también utilizó de entrada a los tres veteranos que tuvieron una gran actuación en el partido de Copa: Lombán, Escassi y Orlando Sá (tampoco tenía muchas más alternativas). Y el comienzo fue como otras veces, pero el Logroñés quiso plantar cara muy pronto en el mismo escenario en el que había ascendido el verano pasado.

Al Málaga le costó doblegar al rival para controlar el juego, pero poco a poco lo fue consiguiendo para disponer de dos oportunidades muy buenas en las que le faltó acierto: una de Cristian, que no pudo aprovechar un rechace, y otra de Escassi, que ganó la partida a los defensores y remató de cabeza un córner fuera, aunque por muy poco. El cuadro blanquiazul empezaba a crecerse con un fuerte control en el centro del campo y con dos estiletes en las bandas que aportaban desequilibrio en cada jugada: Joaquín y Rahmani.

Pero todo podía ir a peor para un Málaga diezmado, sin jugadores y con la necesidad de reivindicarse en su campo, donde no luce como fuera. Y el árbitro expulsó a Rahmani ante el asombro de todos. El VAR le avisó de que el extremo había golpeado a Iñaki en la cara en una acción en falta del jugador del Logroñés (le hizo una clara obstrucción). Y el colegiado revisó el vídeo y entendió que se había producido una agresión, sin entender que sólo era el braceo habitual del futbolista en plena carrera. Este error del colegiado, del árbitro del VAR y del propio sistema de control cambió los planes, como era evidente.

Las dificultades, si era posible, aumentaron para el cuadro blanquiazul tras dejarlo el colegiado en inferioridad, condicionando el encuentro. Además, el Málaga se quedaba con sólo siete profesionales en el campo, al límite de una alineación indebida. A partir de ahí, sin embargo, no ocurrió lo previsto: el equipo de Pellicer redobló el esfuerzo e impidió que el rival estuviera cómodo en el campo. Ese sobresfuerzo tuvo continuidad en la segunda parte, equilibrando el juego y llegando a la meta contraria con cierto peligro. Una gran lección de pundonor y una nueva demostración de trabajo tanto en el terreno de juego como desde el banquillo.

El Logroñés intentaba hacer buena su superioridad, pero era incapaz de neutralizar a un Málaga bien plantado. Pese a que el cuadro rival se empleó con fuerza, a veces demasiada, los blanquiazules aguantaban sin cambios, con los mismos once hombres (era muy complicado hacer una sustitución, ya que el técnico no disponía de muchos jugadores). El cuadro riojano comenzaba a dominar, pero sin profundidad ni oportunidades, salvo aquellas en las que sus hombres estaban en fuera de juego. Los últimos minutos, con Jairo en el campo por Joaquín, se presentaban muy complicados para los locales ante el previsible empuje final de los visitantes, pero la dinámica apenas varió y el equipo blanquiazul pudo aguantar hasta el final con el empate, con mucho esfuerzo, pero sin grandes complicaciones. Así despide el Málaga el año.