Álex Calvo mantiene la fe del Málaga (2-2)

Como el Málaga se plantó en Las Palmas sin medios de contención –aunque, no nos engañemos, a la hora de la verdad el único de los cuatro que está para sumar es Escassi–, Pellicer optó por recurrir a un sistema con tres centrales dada la aparente fragilidad de la pareja Ramón-Febas. Pero, más que la disposición numérica, la clave para frenar al líder residía en comportarse como bloque; es decir, en jugar con las líneas juntas a la hora de replegarse o de salir para que Fran Sol se viera acompañado por compañeros que llegaran desde la segunda línea.

Parecía que el 'bajío' del Málaga no había concluido cuando en los primeros compases Sagués Oscoz vio desde la sala VOR un penalti de esos que promovió el inefable Velasco Carballo y que trata de desterrar Medina Cantalejo. En un córner, el balón que caía golpeó en la mano de Burgos y el árbitro se dejó llevar por el consejo de su paisano. Pese al gol de Jonathan Viera, el equipo blanquiazul esta vez no bajó los brazos y pronto comenzó a mostrar cierto dinamismo, fruto de que el 5-4-1 se convertía en ataque en un 3-5-2, con Fran Villalba contribuyendo al juego interior y con Lago Junior cerca de Fran Sol.

El Málaga neutralizó la desventaja gracias a otro penalti, este más claro y 'moderno' (en los tiempos del recordado cancerbero malaguista Humberto, por ejemplo, no se pitaban). Álvaro Valles golpeó a Juande al llegar muy justo al despeje de puños y Fran Sol no perdonó desde el punto fatídico.

A partir de ahí y hasta el descanso se jugó mucho más en campo grancanario. Los tres centrales exhibieron esa contundencia que tanto se ha echado en falta, Ramón confirmó que se siente cómodo en la función de '6' –¡hasta se le vio aparecer en la frontal!–, Febas tapó huecos gracias a que es el futbolista más rápido de la plantilla, Delmás y Cristian se mostraron sueltos como 'carrileros' y Fran Villalba, por fin, puso el punto de mira en el área rival. Únicamente faltó una mejor versión de Lago Junior (impreciso en casi todas sus intervenciones) mientras que la aportación con balón de Fran Sol fue inversamente proporcional a su trabajo para crear espacios. Precisamente el ariete perdonó al filo del intermedio en un remate delante de la portería tras una notable acción hilvanada por él y Fran Villalba. De Las Palmas no hubo noticias desde el minuto 10 y Rubén Yáñez pasó una primera parte insólitamente plácida.

En la reanudación el entrenador local introdujo una variante en ataque que le permitió recuperar la posesión de la pelota y, con ello, el control del partido. Básicamente, consistió en tratar de encontrar la conexión entre Moleiro y Jonathan Viera, así como en dar más libertad a Pejiño en sus diagonales (zurdo ubicado en la banda derecha) dejando al lateral Álex Suárez como un tercer central.

Al Málaga ya le costó más mantener la pelota, aunque a cambio se mostró bien organizado defensivamente. Febas, Fran Villalba y Lago Junior pasaron a desgastarse en la contención mientras que Fran Sol cada vez se veía más solo arriba. Por eso, el factor sorpresa correspondía a los laterales. Al ariete le faltó más anticipación para rematar un centro de Delmás y luego más intuición en un servicio de Cristian al segundo palo.

El conjunto local sólo tuvo opciones gracias a Pejiño, que a un cuarto de hora del final marcó de soberbio zurdazo. La respuesta malaguista llevó el sello de un juvenil, Álex Calvo, que en su debut dejó en evidencia la gran mentira de tantos futbolistas profesionales. Encaró, pisó el área, se fue directo a la portería y marcó. Brio y desparpajo para un empate de más valor anímico que numérico.