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José María Gil Tamayo y Jesús Catalá escoltan a Satué en su llegada a la Catedral, este sábado. Marilú Báez

Satué: «No podemos permitirnos ser una Iglesia encerrada en sí misma»

El nuevo obispo apela a la humildad, la coherencia y la misión como ejes principales de la tarea pastoral que quiere emprender en Málaga

Sábado, 13 de septiembre 2025, 11:57

José Antonio Satué ha dejado ver en la homilía de la misa de su toma de posesión como obispo de Málaga cómo imagina la Iglesia ... que quiere fomentar en esta tierra del sur, tan alejada de su Sesa natal, a 930 kilómetros de la capital de la Costa del Sol. En su predicación, en la que ha hecho alusión en tres ocasiones al magisterio del Papa Francisco, ha remarcado que son tres las actitudes que quiere «cultivar» en su vida personal y en la comunidad eclesial: humildad, coherencia y misión.

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Especial hincapié ha hecho sobre la necesidad de fomentar una Iglesia abierta, que deje de mirarse a sí misma. «Con el testimonio del Papa Francisco hemos recordado que sólo una Iglesia que renuncia al triunfalismo y deja de mirarse a sí misma, para poner en el centro a Dios, que nos envía a aliviar el sufrimiento de las personas más vulnerables y a buscar el bien de la humanidad, puede abrir caminos de encuentro con Jesucristo», ha señalado Satué al inicio de su predicación.

«No podemos, por tanto, permitirnos ser una Iglesia autorreferencial, encerrada en sí misma, preocupada solo por sus necesidades y problemas. No hemos sido llamados para optimizar recursos ni para mejorar nuestra imagen, mucho menos para proteger privilegios. Nuestra vocación no es conservar espacios, sino promover procesos de liberación, de justicia y santidad, especialmente entre las personas marginadas en las afueras de la sociedad y de la Iglesia», ha incidido.

Han sido las palabras más reivindicativas de un Satué que ha puesto como ejemplo de humildad a San Manuel González, que fue obispo de Málaga a principios del pasados siglo. «Vengo tal como soy: un hombre nacido en una familia humilde, grande de estatura, pero pequeño por mis limitaciones y pecados, porque tropiezo a menudo en la misma piedra», ha confesado.

«Nuestra vocación no es conservar espacios, sino promover procesos de liberación, de justicia y santidad, especialmente entre las personas marginadas en las afueras de la sociedad y de la Iglesia»

Asimismo, ha puesto al cardenal Ángel Herrera Oria como ejemplo de la coherencia que quiere para la Iglesia malagueña. «No basta con hablar de sinodalidad, hay que vivirla», ha afirmado. «La coherencia comienza por ti y por mí, por cada comunidad cristiana. Se manifiesta en nuestra manera de tratar a los pobres, de organizar nuestras parroquias, de administrar los bienes que se nos han confiado, y también en la forma en que nos comunicamos en los despachos, desde los púlpitos y a través de las redes sociales», ha argumentado.

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Por último, ha aludido a la figura del obispo José Molina Lario, que también llegó a Málaga desde la diócesis de Teruel en el siglo XVIII. «Molina Lario, en las circunstancias propias de su tiempo, encarnó aquellas palabras del papa Francisco en Evangelii Gaudium: 'Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades'», ha insistido Satué.

«En esta tierra próspera de Málaga también hay heridas: soledad, pobreza, adicciones, violencia, inmigrantes explotados, jóvenes sin rumbo, familias rotas… Ante esta realidad, las parroquias junto a las hermandades y cofradías y otras realidades eclesiales, deberíamos ponernos en camino», ha subrayado en una homilía que ha interrumpido un instante para beber agua y que ha terminado pidiendo la ayuda de Santa María de la Victoria y de los patronos San Ciriaco y Santa Paula. Los fieles han aplaudido al término de la predicación.

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