Primer ejemplar de avispa asiática o velutina que se ha localizado en Málaga. Eduardo Sáez Maldonado

¿Por qué son tan peligrosas las avispas velutinas que han llegado a Málaga?

Sus nidos son mucho más grandes, por lo que pueden llegar a atacar por miles a la vez. Además, cazan multitud de abejas, que son vitales para el equilibrio ecológico

Ignacio Lillo

Málaga

Domingo, 14 de septiembre 2025, 00:13

Las avispas asiáticas o velutinas ya están en Málaga. Tal y como adelantó SUR la semana pasada, esta peligrosa especie invasora, que no se ... debe confundir con la oriental (establecida desde hace años) ha creado un primer nido en la zona de Pinos de Alhaurín, en Alhaurín de la Torre. Actualmente, hay un operativo de la Agencia de Medio Ambiente de la Junta y de los apicultores para tratar de localizarlo y destruirlo.

Publicidad

  

¿Qué hace que esta nueva especie sea tan peligrosa? Pues hay varias razones, que la convierten en una amenaza tanto para las personas como para la fauna autóctona. Y la primera es la forma de construir sus nidos. Como explica Raimundo Real, catedrático de Zoología de la Universidad de Málaga (UMA), estas construyen los avisperos siempre al aire, colgados de ramas de árboles u otras estructuras (como casas en ruina, cimientos de edificios o postes). Mientras que las orientales los hacen en el suelo, en huecos bajo las tejas, paredes de piedra, etc.

Esto tiene una ventaja a la hora de combatirlas, pero a la vez es un grave inconveniente. Si bien los avisperos son por lo general más fáciles de detectar, porque se puede ver, los de las orientales están más escondidos. En contra, el catedrático advierte de que, al no tener limitaciones de espacio, las estructuras pueden crecer sin límites físicos, y cada uno llega a albergar a miles de ejemplares.

Dos tipos de nido

El asunto es más complejo. Y es que las velutinas hacen hay dos tipos de nido: uno primario y otro secundario. El primario tiene el tamaño de un melón, y lo hace la reina cuando sale. «Allí va poniendo huevos y van saliendo las obreras». Pero cuando esta ya tiene un 'ejército' suficiente, construyen el nido secundario, que es más grande, y puede alcanzar el tamaño de un balón medicinal, o de playa.

Publicidad

«Como está al aire, cuantas más obreras tiene para trabajar, más grande lo hace, al no tener límites físicos, salvo su peso». De hecho, estos se llegan a descolgar o rompen las ramas que los sustentan. Y aquí es donde viene la mayor amenaza: «Ese nido secundario puede tener miles de avispas», muchos más que los de la orientalis.

Medio Ambiente de la Junta y los apicultores siguen buscando el primer nido de velutinas en Alhaurín de la Torre

De hecho, el nido primario (el pequeño) ya puede albergar casi centenares, mientras que en el segundo se cuentan por miles. «El primero ya es grande –advierte Real– pero es que el secundario es inmenso; ninguna otra especie llega a nada que se le parezca».

Publicidad

Ataques masivos

Esta circunstancia las vuelve muy peligrosas para el hombre. Y es que la picadura individual no es peor que la de la otra especie, pero si se sienten amenazadas, pueden atacar por miles a la vez... Y esa concentración de veneno sería mortal para muchas personas. «Son seres sociales que funcionan como si la colonia fuera un solo individuo: si atacas la colmena responden todas a una, y estamos hablando de miles de picotazos, y cada una te puede picar varias veces... Así que te pueden matar».

«El problema está en los números», concluye el catedrático. Y ello lleva al segundo gran problema, que es su predilección por las abejas como alimento para sus larvas (lo que también ocurre con las orientales). «Si de las otras pueden atacar una colmena 30 ó 40 avispas, aquí pueden ir 2000, con lo cual el daño se multiplica y es enorme».

Publicidad

Las abejas son unos insectos vitales para la polinización y el equilibrio de los ecosistemas; además del daño directo que producen a la producción de miel y otros derivados. Pero no sólo cazan abejas. La Asociación Malagueña de Apicultores advierte de que son unas depredadoras voraces, que llegan a alimentarse de hasta 2.000 especies de insectos, con predilección por los saltamontes. En este punto, Raimundo Real pone de relieve que los ecosistemas tienden a cambiar con la llegada de especies nuevas como esta, y al final se alcanzará un equilibrio entre depredadores y presas. «Es preferible que coma de mucha variedad que una sola».

Amenaza a las colmenas

En definitiva, el problema principal es el daño a la ganadería apícola, que será peor que con las orientales, al tratarse de nidos más grandes y con más obreras. Unido al miedo que produce en las personas la presencia de los grandes avisperos, y el riesgo de ataques. En cualquier caso, es urgente localizar este primer nido y destruirlo lo antes posible. «Hay que intentar controlar por lo menos la población y que no crezca». A partir de ahí, toca diseñar nuevas estrategias para que los apicultores puedan hacerles frente y no perder sus colmenas.

Publicidad

Otra cuestión que está pendiente de estudio es qué va a ocurrir ahora con la interacción de las asiáticas con las orientales. Una hipótesis que plantea el catedrático de la UMA es que estas dos especies y las autóctonas pueden competir por la comida y por el territorio. Algunas veces combaten directamente, y ya se ha visto en vespas Crabro (que son autóctonas) contra bicolores (otra especie invasora). Es lo que se denomina en ecología «predación intragremial».

«Cuando las orientales y las asiáticas se encuentren no sé qué va a pasar, pero puede haber guerra entre ellas y controlarse la una a la otra». Porque, en realidad, los individuos de ambas especies son más o menos del mismo tamaño. Incluso puede llegar el caso en que una use a la otra como alimento, «igual que caza a las abejas para llevárselas a las larvas, una de ellas puede cazar a la otra». Son formas de control que se aventuran en nuevos ecosistemas como el que ya se está creando en Málaga. «Hoy por hoy, el problema principal lo tienen los apicultores. Fuera de eso, en todo lo demás estamos a la expectativa y a ver qué pasa...»

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad