«Mi madre se ha muerto con la duda de si el final habría sido el mismo si la hubieran avisado a tiempo»
SUR recaba, a través de la Asociación de Mujeres Operadas de Cáncer de Mama de Málaga, los testimonios de afectadas por el caso de los cribados
«Estos días nos llaman muchas mujeres, pero no todas están afectadas directamente, aunque hay errores y fallos en el sistema público de salud en ... general. Muchas quieren contar sus vivencias. No estamos haciendo recuento, porque todas las historias son importantes», dice Carmen Doncel, presidenta de la Asociación de Mujeres Operadas de Cáncer de Mama en Málaga (ASAMMA). SUR ha recabado dos testimonios de posibles afectadas, féminas que se sometieron al programa de cribado y que tras realizarse mamografías tardaron entre tres y cuatro meses y medio en ser contactadas para realizarse más pruebas, siempre según las versiones relatadas a este periódico, lo que apuntaría a que las primeras fueron no concluyentes, una situación que afecta a unas 2.000 andaluzas, principalmente en Sevilla, Málaga y Cádiz. El tercer caso guarda un cierto parecido con los otros dos, aunque sucedió en 2019.
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Silvia Ferrer Fernández es vecina de Villanueva del Trabuco y su madre, Purificación Fernández-Caro, falleció en mayo de 2024 con 72 años. Le hicieron una mamografía, dentro del programa de cribado, el 5 de noviembre de 2021. Le dijeron: «Si en 15 días no la llaman, es que está todo bien». Nadie la avisó, asegura su hija. Ella se notó un bulto en una de las mamas a finales de enero. «¿Cuál es nuestra duda? Mi madre se ha ido con ella. Si me hubieran avisado la semana del 5 de noviembre, ¿el final hubiera sido el mismo? Pues eso es lo que no sabemos, porque tendrían que haberla avisado según el protocolo que hay en 15 días», dice Ferrer.
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El 5 de noviembre de 2021 se hizo su mamografía y le dijeron que, si en 15 días no la llamaban, es que estaba todo bien. La última semana de enero de 2022 se notó un bulto en una mama. «Sabíamos que se había hecho una mamografía y que no la habían llamado ni le habían visto nada. Mi hermano contactó con una oncóloga», explica. Nunca pensaron que pudiera ser un tumor. La vieron en el Materno el 31 de enero de 2022, pese a que a la familia le tocaba el hospital de Antequera. La oncóloga introdujo los datos de la tarjeta sanitaria de la madre en el ordenador. «¿A vosotros no os han llamado del hospital de Antequera?», les preguntó la médica. «A la doctora se le cambió la cara, a nosotros se nos cambió el cuerpo», aclara. No les había llegado ninguna carta, según especifica. La exploró, le «punzó el bultito y los ganglios para biopsia, todo rápidamente». Les avisó de que tenía pinta de ser un tumor. Y así fue. Esto lo supieron a primeros de febrero.
A los dos días de ver a la oncóloga, recibieron una carta del hospital de Antequera para avisarles de que acudiera la madre el 9 de febrero y repetirle las pruebas. Silvia anuló la cita, se quejó y la convocaron a una reunión con tres directivos del centro, asegura. «Básicamente lo que hicieron fue pedirme disculpas. Me explicaron el protocolo», añade. «Si no se ve nada, lo comunican en una carta a la persona en dos meses. Si se ve algo, si ellos ven signo de malignidad, pues dice que llaman en una semana. Y si se ve algo, pero creen que no tiene signo de malignidad, en un mes llegaría la carta. Tenemos la duda de si el diagnóstico de esas imágenes está bien hecho o no, porque a mí me extraña que mi madre en tres meses tuviera una cosa sin signo de malignidad y luego fuera el tumor más grave que hay», denuncia.
Le pidieron disculpas por la «comunicación, dijeron que el protocolo lo iban a cambiar y todo en aquella reunión». «La carta le tenía que haber llegado al mes, y le llegó a los tres meses, cuando ya mi madre se notó el bulto», relata, le explicaron que el retraso venía de la pandemia y aseguraron que «ellos, con cualquier cosa que ven en una imagen, no pueden crear una alarma a una persona sin estar seguros».
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Luego, llegaron la quimio, la radio, la operación y todo se quedó ahí, al fondo de la mente. «Pero a los dos años empezó a decir que estaba resfriada, y lo que tenía era metástasis en el pulmón, metástasis mamaria, confirmada por los médicos», añade.
«Ella tenía su pena, de decir otra mala suerte de estas que tenemos en la vida», declara, y pidió a sus hijos que siguieran luchando por ella.
«¿Tú sabes las dos semanas que me esperan? Es una montaña rusa»
Raquel García tiene 49 años y es de Antequera. El pasado 13 de mayo de 2025 se hizo una mamografía en su ambulatorio merced a uno de los programas de cribado. Le dijeron que en un mes y medio, tal vez antes, la llamarían diciéndole si había algún problema. Ella repreguntó: «Y en el caso de que no te llamen para una prueba complementaria, ¿no quiere decir que tengas cáncer, no? Y me dijo la muchacha: 'No, no, qué va, tranquila. Si en un mes o mes y medio no te hemos llamado, todo está bien'».
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El 22 de mayo entró a ClicSalud+ y vio su mamografía. No recibió carta alguna. Ni antes del verano ni después. «Di por hecho que estaba todo correcto». El 2 de octubre comenzó a escuchar las noticias relacionadas con el cribado del cáncer de mama. «Yo estaba todavía en mi ignorancia», aclara. La mañana del viernes, 3 de octubre, recibió una llamada del Hospital de Antequera. Le dijeron que tenía que realizarse una prueba complementaria. «Me quedé como en plancha: ni para adelante ni para atrás». «Esto no me está pasando a mí, o va a ser que ahora, después de casi seis meses...», se queja. «Es que no me lo creía y hay una parte de mí que sigue sin creérselo». Le han dado cita para el 21 de octubre. «Lo que me duele es que yo ya tengo una edad y entonces yo decido qué información soy capaz de asimilar y qué no, que no jueguen a ser paternalistas. ¿Tú sabes las dos semanas que me esperan? Es que es una montaña rusa. No se la recomiendo a nadie. Unido a que dan los datos del 98%, de que no hay que preocuparse, porque el 98% son casos benignos, vale, pero queda un 2%. Y me imagino a miles de mujeres en sus casas que están haciéndose la misma pregunta que yo, diciendo 'a mí no me va a tocar, pero a alguien le va a tocar'», asegura.
«Yo doy por hecho que estaba bien»
Encarnación Leal es de Málaga y tiene 64 años. Su caso ocurrió en un periodo anterior a los hechos denunciados por la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama de Sevilla (AMAMA), pero también ha llamado a ASAMMA alertada por lo que ha visto en las noticias por si su caso pudiera ser susceptible de sumarse al de otras compañeras. En julio de 2019 se hizo una mamografía en la capital y le dicen que, si en 10 o 15 días no la avisan, está todo correcto. «Y resulta que no me avisan. Y en noviembre de ese mismo año me llaman diciendo que vaya al Clínico, que hay algo raro. Me hicieron mamografía, eco, biopsia y era cáncer. Tardaron cuatro meses en avisar. Yo no me notaba ningún bulto, estaba muy profundo, y yo doy por hecho que estaba bien», declara.
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El 13 de noviembre le dijeron que tenía cáncer y el 12 de diciembre de 2019, la operaron. Después comenzó un tratamiento de radio, quimioterapia y «las pastillas de los cinco años. Hace dos meses me dieron el alta. Fui en julio de 2025 y está todo bien, estoy limpita».
Este periódico ofreció ayer a la Consejería de Salud y Consumo dar su versión de los hechos narrados o puntualizarlos, aunque la Junta declinó la propuesta, dado que no puede comentar expedientes personales de pacientes debido a la Ley de Protección de Datos, como trasladó una portavoz a SUR.
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