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Carlos Navarro se hace un selfie en Coburgo. SUR
Verano 2020

Conexión con Coburgo: una ciudad con el cielo encapotado

claudia san martín

Málaga.

Viernes, 17 de julio 2020, 15:34

Carlos Navarro Mingorance es un malagueño de 29 años con mucho acento viviendo en Coburgo, una ciudad alemana en la región de Alta Franconia. Hablamos con él para conocer su experiencia en la ciudad que cambió por Málaga, trabajando como mecatrónico.

–¿Por qué eligió Coburgo para vivir?

–No elegí vivir en Coburgo. Vine a Alemania en 2016 mediante un proyecto europeo de formación. Elegí lo que quería estudiar, mecatrónica. Fue la empresa 'Kaeser Kompressoren' con sede en Coburgo quien me ofreció cursar mis estudios aquí. Después de haberlos finalizado en febrero de este año me ofrecieron un puesto de trabajo en el comisionado y la puesta en marcha de compresores de tornillo industriales. Por eso aún sigo aquí.

–¿Qué hora es y qué temperatura hace en este momento?

–Son las 18.07, hace 26°C y está nublado, como de costumbre.

–¿Qué vistas tiene si se asoma a la ventana de casa?

–Desde casa veo parte del casco antiguo de la ciudad, algunas casas de ladrillo rojo al fondo, otras con las fachadas propias de Europa central, un restaurante japonés y unos geranios si miro para abajo.

–¿Cuál es su plato favorito allí?

–El Obazda, está muy bueno. Es una mezcla de queso y cebolla, aunque también me gusta el codillo y el schweinebraten.

–¿Y en Málaga?

–Pulpo frito, sin lugar a dudas. Si eso lo acompañamos de boquerones y arroz ya tengo hecho el día.

–¿Cuándo fue la última vez que estuvo en la playa?

–Pronto va a hacer un año, aunque espero poder ir en agosto o septiembre.

–Recomiende un libro, una canción y una película para este verano.

–'Reforma o revolución' de Rosa Luxemburgo; 'Ich geh heut nicht mehr tanzen' de AnnenMayKantereit, y 'True Romance' de Tony Scott.

–Confiese algo que adore y algo que deteste de Coburgo.

–La ciudad es muy bonita, con sus casas de colores y flores y jardines por todos lados. Obviamente, las condiciones de trabajo también son un atractivo de la ciudad y por el que cualquier español vendría. Lo que menos me gusta es que el horario del día a día difiere mucho del español. Los días se hacen más cortos. Las tiendas y bares cierran temprano y se cena muy temprano también. Eso junto al cielo encapotado hace que sea una ciudad demasiado tranquila para mí.

–¿Cómo percibe que se ve Málaga desde fuera?

–Los alemanes en general tienen muy buena opinión de la Costa del Sol. Turismo, alegría, buena comida... Siempre se extrañan de que alguien venga desde allí para trabajar aquí porque ellos adoran el sol y aquí se echa mucho en falta. Piensan que somos gente abierta y cercana y cuando oyen hablar español muestran mucho interés.

–¿Qué es lo que más echa de menos de Málaga?

–Sobre todo a mi familia y mis amigos. Pero, por supuesto, también el mar, el sol y la alegría de la calle. Algo que me eriza la piel cuando aterrizo es el olor del aire salado y oír a la gente cantar el acento malagueño. El pescaito también se echa de menos en el interior.

–¿Y lo que menos?

–La ausencia de un tejido industrial fuerte y suficiente, y la deriva a un sector servicios cada vez más limitado e incierto. Las perspectivas de futuro respecto a las condiciones laborales que me esperaban antes de venir a Coburgo eran bastante precarias y fueron definitivas para irme de Málaga así que evidentemente no es algo que eche de menos.

–Dígame tres sitios que visitar en su ciudad.

–Veste Coburg, Schloss Callenberg y Marktplatz.

–¿En cuántos países ha estado y en cuál se quedaría?

–He estado en unos pocos, el que más me gustó fue México, aunque para vivir me quedaría siempre en mi tierra.

–Cuénteme algo que sólo tengan en Coburgo.

–Bosques por todas partes y el Samba Fest, un festival de samba que reúne a 200.000 personas durante unos pocos días en la ciudad.

–¿Cómo describiría la Costa del Sol a alguien que no la conoce?

–Como el lugar donde el cielo siempre es azul.

–¿Qué tienen en común Coburgo y Málaga?

-Que tienen al menos a un malagueño viviendo en ellas.

-¿Recuerda el verano más feliz de su vida?

–He tenido la suerte de pasar los veranos de mi infancia en familia y junto al mar así que prácticamente todos los veranos de mi infancia fueron muy felices, no sabría decirle ninguno. Aunque tengo muy buenos recuerdos de estar con mis abuelos en el Rincón de la Victoria con unos seis años o así.

-¿Cuál es su sitio favorito de Málaga?

–He vivido siempre al lado de la Plaza de la Merced y el centro de Málaga ha sido donde he crecido. Desde Alcazabilla hasta la Constitución por calle Granada o por el parque no podría quedarme con un sitio únicamente.

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