El abandono de los montes agrava el riesgo de incendios forestales en Málaga
La pérdida de la población rural, de la agricultura y la ganadería generan grandes masas vegetales descontroladas que multiplican los daños
Este verano ocurren casi a diario conatos e incendios forestales en Málaga, que no dan tregua al dispositivo Infoca. No es fácil responder a la ... pregunta de por qué hay tantos y tan graves. Pero hay algo en lo que los técnicos de la Administración e independientes, los agricultores y ganaderos y los investigadores de la Universidad coinciden.
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La pérdida de la población rural, y en consecuencia de las actividades agrícolas y ganaderas y de los aprovechamientos del monte, son un escenario que, si bien no genera la chispa inicial, sí hace que esa llama se extienda con más rapidez y ardan cientos de hectáreas.
«La principal causa de tantos incendios es el abandono, la falta de productividad y una legislación que impide que la gente pueda vivir dignamente en el mundo rural», exclama José Antonio Gómez, ingeniero técnico forestal, experto en prevención y en restauración. «En estos más de 40 años de democracia no se ha trabajado en fomentar la vida y la economía del campo».
«Si no hay más inversión en gestión forestal y si no cambia la visión de que tocar un árbol es malo por sistema, nos va a costar sangre, sudor y lágrimas»
Gabriel Gutiérrez Quesada
Asesor técnico de Política Forestal de la Junta
Y esa desatención se manifiesta con un crecimiento no gestionado de la vegetación, que es combustible para los incendios. «No confundamos masa forestal con más arbolado... Todos esos cultivos agrícolas de media montaña y de secano que se han ido abandonando se han convertido en monte, no en bosques».
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Gabriel Gutiérrez Tejada, ingeniero y asesor técnico de la Dirección General de Política Forestal y Biodiversidad de la Junta, lo explica así: «El problema es la estructura de monte que encuentra el fuego; por ejemplo, en un pastizal que se abandona entra el matorral y arbustos que va aumentando en densidad y en altura, y se va desarrollando bajo a la sombra y a la protección de estos... Hasta que te encuentras con un bosque que tiene una altura media de 15 metros con grandes copas, con arbustos y matorral muy altos».
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Es decir, que todo el volumen de ese monte queda ocupado por biomasa, que es el caldo de cultivo para un gran incendio. En cambio, un bosque sin matorral, o con una discontinuidad con pastos o barbecho, reduce la severidad y la extensión superficial de estos.
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«La causa de tantos incendios es el abandono, la falta de productividad y una legislación que impide que la gente pueda vivir dignamente en el mundo rural»
José Antonio Gómez
Ingeniero técnico forestal
Por tanto, cuando este monte 'salvaje' se conjuga con la falta de agricultores y ganaderos que secularmente lo han gestionado, el incendio se propaga y causa daños mayores. Este es un punto polémico, puesto que desde algunas posiciones políticas se viene defendiendo dejar que la vegetación se extienda libremente.
Falta ganado
La prohibición de pastar en los montes provocó años atrás el abandono de muchos ganaderos, que ahora son necesarios para limpiar el campo. Antonio Rodríguez, responsable del sector ganadero de Coag y propietario de una explotación con 1.500 cabras en Sierra Tejeda, en la Axarquía, describe así la realidad del sector.
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«En los años 70-80 empezaron a desmantelar la ganadería de los montes, por ingenieros y políticos que entendían que el ganado hacía daño. Pero en los últimos diez años la actitud ya viene siendo diferente, con una nueva ola de agrónomos que han visto que el ganado es muy necesario, y que en la zona donde hay animales, los incendios son menos graves».
«Si de verdad queremos ayudar, qué menos que darle a los pastores el salario mínimo interprofesional a cambio de mantener los cortafuegos limpios»
Antonio Rodríguez
Responsable del sector ganadero de Coag
«Lo que ocurre es que la Administración todavía no se lo cree», denuncia el responsable de Coag. Y es que, una vez que se ha desmontado el antiguo tejido empresarial, que los ganaderos vuelvan al monte no puede ser «por arte de magia», sino con un plan específico. «Hay que invertir en cabrerizas donde los ganaderos puedan llevar a sus animales con un buen acceso, agua y luz». «Pero sobre todo tienen que dejar de cobrarnos, ahora los ganaderos tenemos que pagar hasta 50.000 euros por aprovechar los pastos en el monte público».
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«Si ya te has desenganchado de este trabajo, si encima tienes que pagar y no hay medios, pues no hay posibilidad de que la gente joven vuelva a los montes». Al contrario, Antonio Rodríguez reivindica que se subvencione a los ganaderos por la labor de cortafuegos que sus animales realizan, como trabajadores de la prevención de incendios.
En este punto, José Antonio Gómez reclama que se permita el aprovechamiento también en las zonas protegidas, como es el caso del parque nacional Sierra de la Nieves, y advierte del riesgo cierto de que este pueda correr la misma suerte que la cercano Sierra Bermeja, que sufrió uno de los incendios más graves. «El aprovechamiento forestal es sostenible, porque aquí siempre se nos olvida la pata humana del desarrollo... No se trata de poner más medios de extinción, falta un planteamiento de base, que es el abandono del mundo rural, de productividad y una legislación absurda».
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«Con las olas de calor hay un envejecimiento celular, no sólo en los animales y en los humanos, sino que las plantas también son más sensibles»
Enrique Salvo
Director de la Cátedra de Cambio Climático de la UMA
Si las circunstancias fueran óptimas, al menos se podría dar un empleo a los participantes en la escuela de pastores, que forma cada año a entre 15 y 20 personas con voluntad de dedicarse a esta actividad. Aunque realmente son muy pocos los que dan el salto final para dedicarse a ello, por los problemas económicos.
«Si de verdad queremos ayudar, qué menos que darle a los pastores el salario mínimo interprofesional por mantener los cortafuegos limpios. ¿Cuánto se está ahorrando la Administración por tener allí a una persona allí que es vigilante, que quita malezas y que encima está dando productos de primera calidad? Al final, el monte volverá a arder porque falta un plan estratégico de verdad».
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Abandono rural
Gabriel Gutiérrez Tejada coincide en el abandono del mundo rural como factor determinante. «Es cierto que cuando se va todo el mundo del pueblo, también se van el pirómano y el que lo provoca por negligencia. Pero la pérdida de la población rural trae consigo la falta de vigilancia, y el fin de las actividades que tradicionalmente han mantenido los paisajes que frenaban los incendios, por la falta de impulso o de rentabilidad de esos recursos».
«El 90% de los incendios se deben a negligencias y errores, pero también a intencionalidad, mala fe y casos de pirómanos»
Antonio Sanz
Consejero de la Presidencia
Este experto también se refiere al aprovechamiento necesario de la madera y otros derivados, para reinvertir en conservación: «No somos ricos, no podemos mantener un equipo de jardineros, que es lo que aquí se ha hecho durante 20 ó 30 años».
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Calentamiento
Todavía hay otro factor que es determinante para comprender este escenario. Enrique Salvo, director de la Cátedra de Cambio Climático de la Universidad de Málaga (UMA), de entrada coincide con el resto de los consultados en cuanto a que el factor clave es el abandono de los montes. Y en este punto, advierte de que esa maleza es muy competitiva y algunas especies alcanzan «tamaños inusitados: si lo normal es que suban medio metro, esta primavera han alcanzado hasta el metro y medio».
«Nos encontramos con una gran cantidad de vegetación que no encuentra a sus controladores habituales», como es la ganadería. Pero también se observan cambios metabólicos, por el tipo de lluvias y las altas temperaturas, que hacen que esas plantas se vuelvan combustibles que arden con más facilidad que antes. «Con las olas de calor hay un envejecimiento celular, no sólo en los animales y en los humanos, sino que las plantas también son más sensibles».
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Enrique Salvo advierte de que las fuertes olas de calor están vinculadas al calentamiento. «Las temperaturas que superan a diario los 35 grados, con vientos más fuertes de lo normal, tienen una interacción grave en la materia vegetal, y la respuesta de algunas plantas es tirar las hojas y los frutos para frenar la pérdida de agua, y también se convierten en combustible vegetal».
¿Hay solución?
El reto por tanto es combatir el fuego, desde la realidad de que será casi imposible recuperar muchos de los usos tradicionales. «Hay que diseñar nuevos modelos, todo pasa por un gestión forestal sostenible e invertir no solamente en prevención», afirma el asesor técnico de la Dirección General de Política Forestal y Biodiversidad de la Junta.
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Para ello, pone el foco en todas las labores que tienen una derivada positiva en la prevención: «Si arreglo los caminos para favorecer el acceso a una explotación ganadera, que la leche sea rentable y no se abandone a las ovejas, es una actuación con finalidad productiva, pero en caso de incendio, el Infoca podrá utilizar esa vía para una actuación más rápida y eso repercute en la prevención».
En cuanto a los tratamientos selvícolas, además de los preventivos, como las áreas cortafuegos, también el aprovechamiento forestal reduce la biomasa y dificulta la propagación. «Lo que hay que hacer es invertir en gestión forestal, promover los aprovechamientos y los recursos del monte, y que haya un mayor aprecio por parte de la escasa población local, para que pueda vivir del monte». «Dejarlo a su libre albedrío nos lleva a lo que estamos viviendo ahora. Si no hay más inversión en gestión forestal y si no cambia la visión de que tocar un árbol es malo por sistema, nos va a costar sangre, sudor y lágrimas».
Antonio Sanz: «Casi el 90% de los incendios forestales están provocados por el hombre»
Las estadísticas del Plan Infoca ponen al descubierto que la mano del hombre está detrás de la inmensa mayoría de los incendios forestales en Andalucía. Los datos facilitados por el consejero de la Presidencia de la Junta, Antonio Sanz, reflejan que cerca del 90% de los casos el año pasado tuvo un origen humano.
De los 615 siniestros forestales (512 conatos y 103 incendios) en 2024, casi el 33,2% fueron intencionados, mientras que el 26% fueron provocados por negligencias. Mientras, sólo el 3,4% fueron de origen natural. El 11% de los casos se determinó que eran accidentales, el 1,1% por reproducciones y casi el 21% de origen desconocido, aunque achacables, en su mayoría, también a la mano del hombre. «En este 90% de los incendios se mezclan negligencias, irresponsabilidades y errores, pero también intencionalidad, mala fe y casos de pirómanos». En pocos casos se vio un origen por rayos o defectos en la red eléctrica.
Para combatirlos, Antonio Sanz valora que la Junta cuenta con el Plan Infoca, «el mejor dispositivo de España y uno de los mejores de Europa», con 40 medios aéreos y 4.700 profesionales. En comparación, la UME para todo el país tiene 3.500, de los cuales solo 1.400 son especialistas.
«Hemos duplicado el presupuesto en infraestructuras y medios; hemos renovado el 75% de las autobombas y contamos con 40 medios aéreos, lo que nos permite mandar 10, 15 o incluso 20 medios aéreos a un incendio, mientras que el Gobierno central tiene 45 para toda España». Y todo ello, gracias a una inversión récord de 257 millones de euros, «el mayor presupuesto de la historia de Infoca». Por su parte, la Unidad de Policía Adscrita a la Junta ha logrado esclarecer el 88% de los incendios que ha investigado.
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