Matan de un disparo en la cabeza al dueño de un bar en Colmenar

En Colmenar caía una manta de agua esa noche. «Seguramente, no se escuchó nada por la lluvia», dice una vecina, que se enteró a la mañana siguiente. Apenas había gente en la calle. Sólo algunos jóvenes que iban o venían del pub. Uno de ellos fue quien lo encontró. Todos en su grupo de amigos se quedaron sin tabaco y él se ofreció a ir al bar de Tarek, que siempre estaba abierto, a comprar cigarrillos. Al entrar, sobre las tres y media de la madrugada del viernes al sábado, vio al dueño del negocio tumbado boca abajo en el suelo, fuera del mostrador, sobre un charco de sangre.

Aún estaba vivo. El joven, según contaría después, llegó a oír su respiración. Pensó que se había caído o que alguien le había dado un golpe. Al ver que no respondía, corrió hasta el pub donde estaban sus amigos, les pidió un móvil no llevaba su teléfono encima cuando fue a por tabaco y llamó al 112. De ahí se fue al ambulatorio para avisar de lo ocurrido y que acudieran a atenderlo.

Traslado al hospital

El médico de guardia asistió a Tarek en el lugar. Aunque sufrió varias paradas cardiacas, logró estabilizarlo. Su estado era crítico. La ambulancia del centro de salud lo llevó hasta el cruce de Casabermeja, donde esperaba una uvi móvil del 061 para su traslado a Carlos Haya, donde se certificó su muerte.

Fueron los sanitarios los que descubrieron la causa del óbito. Al examinarlo, los médicos comprobaron que tenía un disparo en la frente las radiografías confirmaron que la bala aún estaba alojada en la cabeza, por lo que se alertó al juzgado al tratarse de una muerte violenta.

La Guardia Civil ya había enviado varias patrullas al bar, situado en el número 11 del pasaje Los Caminos. Poco después, llegaron los especialistas de Policía Judicial y Científica de la Benemérita para inspeccionar el escenario del suceso en busca de alguna pista que explique el crimen y permita identificar al autor, que por el momento no ha sido detenido.

Las fuentes consultadas coinciden en que es un «caso extraño» por la ausencia de un móvil claro del homicidio. Al parecer, faltaba algo de dinero, lo que reforzaría la hipótesis de un robo, pero se trata de un pequeño negocio que, a priori, no parece un objetivo de entidad para un atracador. Aunque no se descartan otras posibilidades, incluida el ajuste de cuentas, por ahora no se ha encontrado nada turbio en el pasado de Tarek, que carece de antecedentes en España.

Era un hombre apreciado en el pueblo, que caía bien a sus vecinos y que, aparentemente, no tenía enemigos. Llegó a Colmenar hace aproximadamente tres años tras encontrar en Internet un anuncio de traspaso de la hamburguesería Los Tinajeros, un local que disponía incluso de una habitación para dormir y que, por tanto, le permitía vivir en el negocio.

Tarek contó a sus vecinos que había regentado un bar en La Carihuela. En Colmenar, servía pizzas y hamburguesas a los jóvenes del pueblo, su principal clientela. También vendía cajetillas de tabaco y cigarrillos sueltos. Y nunca echaba el cierre atendía a cualquier hora a la que llamasen a su puerta, salvo algunas temporadas en las que, según decía, viajaba a Holanda para ver a sus dos hijas, que viven allí con la madre de éstas. Desde el sábado, la entrada de su bar tiene un precinto de la Guardia Civil.