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José Manuel Alday
Lunes, 29 de septiembre 2014, 12:45
La nueva plaza construida sobre el aparcamiento de la calle Camas está a la espera de pasar por quirófano para que le hagan un lifting facial que le cambie la cara y mejore su aspecto. Ya se sabe que la configuración del nuevo espacio no gustó y las quejas de vecinos y comerciantes del Centro parece que encontraron eco en el Ayuntamiento hasta el punto de que la Gerencia Municipal de Urbanismo se mostró dispuesta a introducir las modificaciones precisas para hacer más habitable este céntrico enclave. Porque tal y como quedó tras finalizar las obras poco antes del verano, aquello resultó un erial de más de 4.200 metros cuadrados con unos maceteros que hacen de bancos sin ninguna gracia ni lugares de sombra.
En una reunión de los representantes de la Asociación de Vecinos Centro Antiguo y la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico con responsables de Urbanismo, éstos se comprometieron a estudiar las sugerencias planteadas por los vecinos y comerciantes, que pasan por dotar de más espacios verdes y zonas de sombra a la nueva plaza Enrique García-Herrera, que ese es su nombre. Unos cambios que están supeditados a que no conlleven ningún gasto extraordinario, pues ya se sabe que las arcas están temblando. Mientras llega esa rehabilitación, ya se aprecia la huella dejada por quienes han tomado esos bancosmaceteros como rampas para deslizarse en ellos con monopatines, patines u otros artilugios, deterioro que también aparece en algunas zonas del pavimento. Eso y algunas pintadas aparecidas en la zona que hace que este céntrico rincón tan tradicional de Málaga no luzca aún como se merece.
Calle Camas: «Yo pinto, Tú limpias»
A la vuelta de la plaza Enrique García-Herrera de la que hablamos, en la calle Camas, hay una pintada que no deja de ser sorprendente, por decirlo de alguna manera. Y es que en una fachada, como se puede observar en la fotografía de la izquierda, aparece la frase «Yo pinto, tú limpias», y un rodillo en medio. Todo un desafío que podría quedar en una anécdota si no fuera porque el Ayuntamiento desembolsa cada año un millón de euros para eliminar las pintadas y los grafitis realizados en fachadas y edificios públicos. No estaría de más recordar que la ordenanza de convivencia ciudadana contempla una sanción mínima de 250 euros para toda persona sorprendida in fraganti realizando pintadas sobre una fachada pública. Y que se considera falta leve, pero la multa se incrementa si el individuo actúa sobre el mobiliario urbano, señales de tráfico, elementos de parques y jardines, marquesinas de autobús. En estos supuestos, la sanción oscila entre 500 y 750 euros al ser falta grave. Y si la pintada se realiza en un edificio protegido, los vándalos se exponen a multas de entre 1.500 y 3.000 euros, además del proceso judicial. Pero eso es otro cantar, porque difícilmente los autores de esos actos son identificados.
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