Un ingeniero malagueño crea un sensor para satélites que se lanzará al espacio
La próxima misión lunar de la Agencia Espacial China probará el prototipo diseñado por la compañía IC-Malaga para medir la radiación solar excesiva
Francisco Griñán
Domingo, 28 de septiembre 2014, 01:48
A simple vista es poco más grande que una cajetilla de tabaco. Y por su aspecto nadie diría que ahí está el secreto para que la vida útil de una nave espacial se multiplique. El dispositivo parece la pieza de un ordenador, pero su microchip está diseñado para funcionar a muchos metros sobre nuestras cabezas. Concretamente a casi 400.000 kilómetros, que es la distancia que separa la Tierra de la Luna. Al satélite se dirigirá precisamente el prototipo desarrollado por la empresa IC-Málaga para la medición de la radiación solar, que se pondrá en órbita en la próxima misión de la Administración Espacial Nacional China (CNSA) que esta programada a finales de octubre.
Un chip para fabricar iPads más rápido
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Básicamente son dados de silicio y, aunque son muy pequeños, tienen mucha vida interior. Los microchips ordenan nuestras vidas. Desde el ordenador al coche, pasando por cualquier dispositivo de una casa. Pero en España hay poco mercado, lo que obligó a IC-Málaga a trabajar con clientes extranjeros desde su fundación en 2002 en el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA). Una de sus soluciones ha sido para un brazo robótico de un fabricante japonés que, entre otras aplicaciones, consigue fabricar los iPads con más rapidez, lo que supone una mayor capacidad de producción para la conocida marca de la manzana.
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«Cuando una empresa nos cuenta sus necesidades, necesitamos unos dos años para desarrollar por completo ese chip», explica Álvaro Pineda, que creó su empresa de circuitos integrados tras trabajar en Alemania en IC-Haus. Con el apoyo de esta última compañía se estableció en su Málaga natal, pero después motivos familiares le obligaron a mudarse a Mallorca. «Hoy en día puedes trabajar desde cualquier parte, pero nuestro nombre no lo cambiamos porque, además, Málaga es una buena marca tecnológica a nivel internacional», remacha.
«El sensor mide la cantidad de radiación solar que llega a los satélites y naves espaciales, una información muy determinante para estos vehículos ya que su vida útil depende de la mayor o menor exposición a esas partículas radioactivas», explica Álvaro Pineda, ingeniero, físico, socio fundador y gerente de Integrated Circuits Málaga, que ha desarrollado el prototipo de microchip para esta misión, que está financiada por la empresa europea Luxspace filial luxemburguesa del grupo OHB.
Aunque sea un pequeño paso para este malagueño, el éxito de las lecturas del sensor suponen un gran paso para la carrera espacial. Al menos para los cohetes, satélites y vehículos que orbitan alrededor de la Tierra. «La electrónica espacial tiene que estar protegida contra esas radiaciones por lo que el microchip monitoriza esa exposición y permite desarrollar rutas por las que la emisión radioactiva sea menor», señala Pineda que también cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA).
El sensor de radiación en el que trabaja IC-Málaga no solo tiene aplicación en las estrellas, sino también a ras de suelo. «Nuestro mercado potencial es el de la medicina especialmente en toda la gama de dispositivos que trabajan con radiología», explica el ingeniero, que también desarrolla una variante de su sensor con la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), «que está probando nuestro microchip en el acelerador de hadrones y ya ha publicado los primeros resultados en la revista científica IEEE Transactions on Nuclear Science».
Experimento en microsatélite
El experimento de IC-Málaga y Luxspace se realizará durante una trayectoria alrededor de la Luna que realizará un microsatélite que será lanzado desde el cohete chino una vez que se encuentre en el espacio. El objetivo es que el dispositivo europeo describa una órbita lunar completa con el objetivo de medir la radiación a lo largo de todo el trayecto, que durará 97 horas (algo más de cuatro días). La misión, que tendrá una duración total de ocho jornadas desde el despegue, será vigilada desde las estaciones de la UE, aunque también podrá ser seguido desde casa.
«El microsatélite emitirá la información recogida por el sensor de silicio, por lo que cualquier radioaficionado podrá recibir los datos y descodificarlos a través de un software disponible en la web de la misión», señala Álvaro Pineda, que añade que, a través de Internet, también se pueden mandar mensajes que después volverán a la Tierra.
La cuenta atrás de la misión ya está marcha para su lanzamiento a finales de octubre. Precisamente el despegue será el momento más crítico para el proyecto de IC-Málaga. «Hemos fabricado el prototipo según las especificaciones técnicas para que resista las vibraciones del ascenso, pero...», se encoje de hombros Álvaro Pineda que espera no escuchar eso de «Houston, tenemos un problema».
Más información: En la página web de la misión
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