Los coches que vienen de la zona Este se ven obligados a ocupar el arcén en el ramal de salida hacia Cerrado. Daniel Maldonado

La ratonera de Cerrado de Calderón en Málaga atrapa cada día a miles de conductores en hora punta

Los accesos se han quedado desfasados para una zona que tiene cada vez más residentes y donde se concentran varios colegios

Ignacio Lillo

Málaga

Lunes, 7 de octubre 2024, 00:30

Son las 7.30 horas de la mañana del pasado jueves, 3 de octubre, y un equipo de SUR ya está apostado en la rotonda ... que da acceso desde la Ronda Este a la urbanización Cerrado de Calderón. A esa hora hay tráfico intenso en la autovía pero todavía sin retenciones. Tampoco hay que esperar mucho. Apenas 15 minutos después, a las 7.45, ya empieza a haber caravanas en los ramales de salida desde el Centro y sobre todo, desde la zona oriental de la Gran Málaga (La Cala, Rincón...)

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Según los datos del Ministerio de Transportes, por ese punto de la Ronda Este de circunvalación malagueña pasan todos los días laborables hasta 100.000 vehículos de Intensidad Media Diaria (IMD), esto es, 50.000 e incluso más, por cada sentido.

La Ronda Este, saturada de vehículos en sentido Centro. Dani Maldonado

Está amaneciendo, todavía hay poca luz y el gusano de luces avanza lentamente desde El Palo buscando la rotonda de La Mosca, que es la que permite el acceso al Cerrado y al cercano conjunto de Hacienda Paredes. Entre los coches, muchos autobuses escolares, que ya van cargados de niños, camino de la ratonera en la que se han convertido estos accesos en las horas punta de la mañana.

Es evidente que las carreteras se han quedado pequeñas y desfasadas para dar servicio a una zona que tiene cada vez más residentes, y donde se concentran numerosos colegios, en su mayoría privados y concertados (Cerrado, Colegio Británico, Liceo Francés y León XIII); pero también públicos, como La Biznaga, que suman miles de alumnos, profesores y personal.

Arcén como ramal de salida

La mayoría de ellos no viven en el barrio, sino sobre todo en núcleos cercanos de la Gran Málaga, como Rincón de la Victoria y La Cala; pero incluso llegan de Vélez y del Centro de la capital, y por tanto se ven obligados a acceder por carretera. La reducida capacidad del transporte público (más allá de los autobuses de transporte escolar) obliga a la mayoría a tirar del coche. Pero también de la moto, que está aumentando como alternativa ante el colapso general del que ya se ha convertido en uno de los peores puntos negros de la red viaria de la capital.

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La situación de mayor peligro se produce dentro de la misma autovía. Y es que, ante la escasa capacidad del ramal de salida para los vehículos procedentes de la zona Este, para tratar de entorpecer lo menos posible la circulación los conductores van formando una hilera en el arcén, que logra salir con cuentagotas. En la hora punta, hacia las 8.00, la caravana supera los dos kilómetros de longitud, según los cálculos de este periódico.

Ante la escasa capacidad del ramal de salida para los vehículos procedentes de la zona Este, los conductores van formando una hilera en el arcén

Los conductores que ya han logrado dejar atrás esta primera prueba de paciencia todavía tendrán que afrontar la carrera de obstáculos que supone abrirse camino por las calles estrechas de la urbanización, a menudo plagadas de coches en doble fila en el entorno de los centros educativos.

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Lo primero es conseguir pasar las dos rotondas bajo la autovía (la de La Mosca y la de Cerrado-Pedregalejo), donde confluyen hasta tres señales de ceda el paso, y dos pasos de peatones. Por si fuera poco, durante el reconocimiento que hizo SUR, en plena hora punta, una piara con al menos una decena de jabalíes cruza por el vial de acceso a Hacienda Paredes... Eso sí, por el paso de zebra.

Puente estrecho hacia el norte

Los que tienen que acceder al colegio inglés, situado en la parte alta de la urbanización, todavía se tendrán que enfrentar al estrecho puente, con una curva muy pronunciada y con pendiente a la derecha, que da acceso a las calles Cáceres y Olmos. En este punto, habrá que cruzar los dedos para que no confluyan dos autobuses, o un autobús y un camión que quieran pasar en sentidos opuestos, porque no tienen espacio suficiente. A esto, se suman los residentes de una urbanización muy poblada que aparece justo después de la curva, y que tampoco tienen sitio para maniobrar para sacar sus coches del 'parking'.

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En el estrecho puente, con una curva muy pronunciada y con pendiente a la derecha que sube a la parte alta no caben dos autobuses que quieran pasar en sentidos opuestos

Para los que bajan hacia el corazón de la urbanización, tampoco es mucho mejor. De por sí ya es difícil circular por la congestión, la estrechez del viario y las curvas, y a ello hay que sumar las decenas de automóviles aparcados en doble fila y sobre las aceras, en las cercanías de los centros escolares.

En el Liceo Francés incluso están regulando con personal propio, equipado con chalecos amarillos y señales, el cruce de los alumnos de una acera a la otra en el paso de peatones, ya que con frecuencia los coches no lo respetan...

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Así es como llegan las 9.00 de la mañana y el tráfico prácticamente se desvanece, al menos en el viario interior de Cerrado de Calderón. En cambio, en la autovía todavía queda una cola de retención en el arcén, con vehículos que siguen buscando estoicamente el que ya se convertido en uno de los accesos más conflictivos de las rondas de Málaga.

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