Fría jornada de compras en Málaga

A media mañana, el centro presentaba una imagen más propia de domingo que de sábado, con trasiego de gente, pero con tiendas prácticamente vacías. Desolador el panorama en los puestos navideños del Parque, inimaginables sin las típicas aglomeraciones. Menos puestos, apenas clientes y gélidas recaudaciones en las primeras horas de su apertura. «Estos puestos son una atracción para la gente de Málaga, pero también de la provincia, que ahora no puede venir; además, los ingresos en muchas familias han caído y eso se nota. Ahora, es tiempo de sobrevivir, más que de gastar dinero», declara Carlos Barceló, que desde hace diez años instala por estas fechas su negocio de camisetas en el Parque. Barceló anima a acercarse como otros años, a no tener miedo al contagio. «Aquí estamos al aire libre; es mucho mejor que meterse en un centro comercial», asegura este comerciante, quien tiene sus ojos puestos en la semana que viene. «Sin el reclamo del espectáculo de luces en calle Larios este año, al menos, confío en que la Junta amplíe el horario comercial y nos dé más margen de venta por la tarde».

Con control de aforo (máximo 300 personas) y gel hidroalcohólico en las entradas, el Gran Mercado Sabor a Málaga (inaugurado ayer viernes en el Paseo del Parque y la plaza de la Marina) nada tenía que ver hoy con las estampas de otros años. Al mediodía, el aforo estaba casi completo, pero no había colas para entrar. Ni aglomeraciones alrededor de los puestos, ni empujones para degustar productos, ni prolongadas esperas para adquirir quesos, aceites, dulces o embutidos típicos de los pueblos de Málaga. La clave la tiene José Luis Lucena, que se ha estrenado este año en esta cita gastronómica con su puesto Aceitunas Lucena, de Coín. «Hay poco público, pero es que la gente de los pueblos no puede venir y eso se nota mucho», lamenta. Pese a todo, no se queja, «a mal tiempo, buena cara», dice este empresario que espera que «todo vaya bien» en los cuatro días que dura la feria. «Hoy está siendo mejor que ayer viernes que llovió. Hay que confiar», expresa este comerciante.

El mismo sentimiento compartía esta mañana Carmen López, administradora de la empresa Mantecados Torcadul (Antequera) que un año más y van cinco, repite en el Mercado Sabor a Málaga. «Se nota la caída en la afluencia de público, pero estoy contenta por poder seguir viniendo un año más», asegura. Roscos de vino, de anís, alfajores, polvorones de almendras enteras, mantecados de aceite de oliva virgen y, sobre todo, sus 'tortas de sol y sombra' (bizcocho relleno de crema artesanal y bañado en chocolate) son sus cartas de presentación y el reclamo para muchos clientes que no faltan a su cita anual.

Otro punto comercial era hoy Muelle Uno. El sol invitaba al paseo, aunque muchos se quejaran del molesto viento, más moderado al refugio de los puestos del mercadillo instalado a la entrada, pero con escasa afluencia de clientes. La animación se concentraba, sobre todo, en la tómbola que tradicionalmente organizan las antiguas alumnas del colegio La Asunción y que este año la asociación Nuevo Futuro ha instalado en Muelle Uno por el Covid-19. Allí permanecerá del 5 al 8 de diciembre y los días 12 y 13 de este mes de 10.00 a 18.00 horas.

Con más de 5.000 premios y papeletas a un euro, la gente ha respondido desde su inauguración esta mañana a la llamada solidaria de la asociación, que tutela con la Junta de Andalucía seis hogares, con 47 niños en régimen de acogida.

Pero la tómbola es solo una parte de un rastrillo que desde hace años se celebra en el Palacio de Feria y que en esta ocasioón ha tenido que reinventarse con la pandemia. «Las expectativas este año no se pueden comparar a las de otros y por eso nos hemos tenido que cambiar las telas y los alfileres por ordenadores para poner en marcha una web (www.elrastrillomalaga2020.org) con todos los puestos del rastrillo», explica Cheli Peralta, secretaria de la junta directiva de Nuevo Futuro.