«Nos amarramos mis padres, mi hijo y yo para poder llegar a casa»
La casa de su familia quedó en ruinas. Lo que más le duelen son los recuerdos familiares. Se echó a la calle a buscar a su hijo con el agua por la cintura y agarrada a los barrotes de las casas. Aquel suceso le traumatizó hasta el punto de que decidió aprender a nadar
Ignacio Lillo
Miércoles, 12 de noviembre 2014, 19:35
El periplo de Pepi Cano en aquella jornada aciaga la condujo por las calles de la Trinidad y el Centro. «Mi hijo estudiaba en ... Campillos, venía en autobús, no sabía nada de él y me tiré a la calle. Estaba completamente sola», relata. «En la calle Jara el agua me llegaba por la cintura, fui andando agarrada a los barrotes de las ventanas hasta la plaza de la Constitución. Recogí al niño y cruzamos de nuevo el río Guadalmedina, que bajaba con mucha fuerza». Ambos fueron como pudieron hasta la calle Zamorano, donde vivían sus padres, que se habían refugiado en la casa de una vecina porque se cayó el techo de la cocina. Aquella escena le supuso un impacto.
Publicidad
VOLver al especial
El día que comenzó el diluvio
VOLver al especial
«Había 200 niños en el colegio»
VOLver al especial
«La radio fue el punto de auxilio»
VOLver al especial
«Sacamos a muchas personas atrapadas»
VOLver al especial
«El peor recuerdo es la cara de angustia de las personas»
«Cuando estábamos los cuatro nos amarramos con una cuerda y fuimos agarrándonos a las ventanas hasta mi casa, en la calle Pizarro», recuerda con la voz entrecortada al rememorar aquellos momentos de pánico, caminando por el agua helada. Por aquel entonces no sabía nadar y aquello le llegó a causar un trauma. «Fue un momento horroroso, la fuerza del agua me tiraba y pensaba: si tropiezo y me caigo, me muero». Con el tiempo lo superó, aprendió a nadar y ahora acude con frecuencia a la piscina de la calle Malasaña.
«Es uno de los peores recuerdos de mi vida, muy doloroso, pero si ocurriera algo así otra vez volvería a luchar por los míos», afirma. La casa de su familia fue una de las que quedó en ruinas y no les dejaron ni siquiera entrar a recoger los recuerdos. «Lo perdimos todo y lo que más me duele son las fotos familiares».
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión