¿Qué pasos debe seguir Ardales para que su cueva forme parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO?
La candidatura, que agrupa a nueve municipios malagueños con arte rupestre paleolítico, necesita el respaldo unánime de los ayuntamientos, así como de la Diputación, la Junta de Andalucía y el Gobierno central para prosperar
La Cueva de Ardales ha iniciado el proceso que podría convertirla en uno de los grandes emblemas del patrimonio prehistórico mundial. Junto a otras ocho ... cavidades malagueñas, esta gruta con arte rupestre paleolítico quiere formar parte de la prestigiosa Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO. El camino no será corto, ni sencillo. Para lograrlo, se requiere una sólida base científica, un expediente técnico riguroso y, sobre todo, un respaldo institucional completo que garantice la protección, conservación y difusión de este tesoro arqueológico a largo plazo.
La propuesta nace como una candidatura conjunta de las cuevas decoradas del Paleolítico ubicadas en Ardales, Antequera, Nerja, Rincón de la Victoria, Málaga capital, Benalmádena, Marbella, Benaoján y Cortes de la Frontera. Se trata de enclaves únicos, con grabados y pinturas que abarcan desde hace 65.000 años, atribuidos incluso a los neandertales, hasta momentos más recientes del Paleolítico superior. Esa amplitud cronológica, sumada a la concentración territorial y la variedad de estilos, convierte a este conjunto en una muestra excepcional del arte prehistórico europeo.
Pedro Cantalejo, técnico responsable de la Cueva de Ardales y uno de los principales impulsores científicos del proyecto, explica que la base documental ya está elaborada. Durante los últimos dos años, los equipos de investigación han trabajado de manera coordinada para redactar un expediente técnico que justifique ante la comunidad internacional la excepcionalidad de estas cavidades. El documento recoge el valor universal del conjunto, su contexto geográfico, su estado de conservación y los argumentos que sustentan su protección. Este es solo el primer paso, pero fundamental para que la maquinaria institucional pueda activarse.
Ahora comienza el tramo político, que se prevé decisivo. Los nueve ayuntamientos implicados deben aprobar en pleno su adhesión al expediente. Y deben hacerlo por unanimidad. La UNESCO exige este requisito como garantía de estabilidad institucional: no puede haber fisuras. «No vale con que una mayoría diga sí y una parte no. Si cambia el gobierno local y se revierte el compromiso, todo el proceso se tambalea. Por eso nos piden consenso total», explica Cantalejo, que lleva décadas lidiando con la gestión patrimonial desde lo local.
«Es una carrera de fondo. Por eso hace falta visión de largo plazo y compromiso real», añade Cantalejo
Una vez los plenos municipales ratifiquen su apoyo, el expediente deberá pasar a manos de la Junta de Andalucía, que a su vez lo elevará al Gobierno de España. Solo el Ejecutivo central puede presentar oficialmente una candidatura ante la UNESCO. Este proceso administrativo no será rápido: se calcula un plazo mínimo de cinco años para completar todos los trámites, evaluaciones, visitas técnicas y decisiones internacionales. «Es una carrera de fondo. Muchos de los que hoy la impulsamos no estaremos cuando se resuelva. Por eso hace falta visión de largo plazo y compromiso real», añade el arqueólogo.
Proceso coordinado
El proceso será coordinado por la Fundación Cueva de Nerja, que centralizará las acciones entre las administraciones, gestionará la comunicación y velará por que todas las cavidades implicadas cumplan los requisitos exigidos. También se está trabajando en una imagen unificada del proyecto: se creará una web común, material divulgativo, rutas señalizadas y estrategias de difusión que presenten este patrimonio como un conjunto coherente ante la comunidad internacional y ante el público general.

Pero no todas las cuevas están igual de preparadas. Algunas, como Ardales, Nerja, la Pileta (en Benaoján) o las del Rincón de la Victoria, ya se visitan habitualmente y disponen de medidas de conservación y personal especializado. Otras, sin embargo, deberán adaptarse para cumplir con los estándares exigidos por ICOMOS, el organismo técnico que asesora a la UNESCO. Esto implica mejoras en el acceso, sistemas de control ambiental, documentación científica y planes de gestión a largo plazo que aseguren la conservación del arte rupestre sin comprometer su integridad.
El reconocimiento como Patrimonio Mundial no solo tiene un valor simbólico. También acarrea beneficios concretos para las localidades implicadas: visibilidad internacional, acceso a financiación pública y privada, incremento del turismo cultural y dinamización socioeconómica del entorno. Así lo demuestra el ejemplo reciente de los Dólmenes de Antequera, que tras ser incluidos en la lista de la UNESCO en 2016 han duplicado visitantes y recursos. «El verdadero valor de este proyecto está en el viaje. Te obliga a planificar, a invertir, a pensar en grande y a hacerlo juntos», resume Cantalejo.
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