La presa de Cerro Blanco sale del cajón de los proyectos olvidados en Málaga
Los ingenieros se suman al clamor institucional por recuperar una obra que aportaría agua de calidad y reduciría el riesgo de inundación en la capital
La presa de Cerro Blanco emerge del cajón de los proyectos olvidados. Han hecho falta dos danas destructivas y consecutivas en Málaga para que una ... obra que se proyectó en los años 80 vuelva a la primera línea de la reivindicación de las grandes infraestructuras hídricas pendientes. En los últimos días, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; el presidente de la Junta, Juanma Moreno; la delegada del Gobierno andaluz, Patricia Navarro y el presidente de la Diputación Provincial, Francis Salado, se la han reclamado al Gobierno.
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Ahora, son los ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, expertos a nivel técnico, quienes defienden el embalse del río Grande, bajo la doble premisa de paliar las inundaciones y aumentar las reservas. Así lo sostiene el representante en Málaga del Colegio que agrupa a estos profesionales, Ángel García Vidal. «Es una infraestructura vital para Málaga y la comarca, y ahora tiene mayor justificación porque está vinculada a la sequía y a las danas».
El reconocido ingeniero recuerda que el mayor problema que encontró hace 20 años, cuando se intentó hacer, fue la oposición de los pueblos del Valle del Guadalhorce. «Plantearon muchas dudas, pegas y también egoísmo, cuando la perspectiva es que se quieren llevar tu agua, que es algo muy español, como se ve también en los trasvases». Al tiempo, pone de relieve que estos temas se ven con un «celo medioambiental excesivo, cuando los problemas se pueden solventar y que sea compatible».
«La presa perfecta»
Así fue como el embalse cayo en el ostracismo hasta estos días, cuando se vuelve a hablar de él. «Técnicamente, la cerrada es buena y sigue siendo factible, no habría problema para hacerla... De hecho, es la presa perfecta». García Vidal lo justifica en que esta estructura aúna la ayuda a la laminación de avenidas torrenciales en el Guadalhorce con el abastecimiento a Málaga y los municipios del Valle, y el riego agrícola. Aunque su construcción es responsabilidad del Gobierno central, el ingeniero aplaude el hecho de que la Junta la esté impulsando. «Espero que esta sea la definitiva y tenga el recorrido que debe, como ocurre con Gibralmedina (entre Málaga y Cádiz), en la que ya se ha terminado el proyecto».
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El veterano ingeniero de Caminos Juan Antonio Rodríguez Arribas, que fue director técnico de la extinta Confederación Hidrográfica del Sur, impulsó el primer proyecto del embalse, allá por la década de 1980. «Se llegó a redactar, se aprobó y se metió en el Plan Hidrológico», a finales de los 90. El diseño previsto era una presa de fábrica de hormigón en el paraje de Cerro Blanco, de unos 40 metros de alto, que podría embalsar del orden de 40 hectómetros cúbicos anuales procedentes del río Grande. Es un afluente que nace en las faldas de la Sierra de las Nieves, y suele ser muy constante.
«No se podía hacer más grande porque no había estribo en el lateral izquierdo y se encarecería demasiado». Subiendo desde Coín hacia Monda, hacia la mediación aparece una cerrada que se ve perfectamente, por el característico color blanco de sus paredes de roca. Allí es donde iría el muro de la presa.
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Tumbado por la política
Entonces, las protestas de varios alcaldes beligerantes del Valle del Guadalhorce y la eterna bronca política desmontaron la iniciativa, a pesar de ser una iniciativa que comenzó bajo gobierno socialista y lo quiso acometer otro popular. Tampoco ayudó la escasa pedagogía que se hizo al respecto, al extenderse en la comarca el mensaje de que la capital «les iba a quitar el agua» a los agricultores.
Posteriormente, se rebajaron las pretensiones y se planteó un azud, aunque este no tendría capacidad real para acopiar agua, y tampoco evitaría las grandes avenidas. «Sólo sería una conducción hacia Aljaima y sin capacidad de regulación». En cambio, el embalse sería una garantía de abastecimiento. «Tendrías agua siempre en Málaga, con 40 Hm3 de una calidad inmejorable, mejor que la del Guadalhorce que está salobre y se tiene que tratar en El Atabal». Además, tendría una segunda función clave: evitar las inundaciones.
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«Es imprescindible», sentencia Manuel Olmedo Checa, ingeniero técnico Industrial, histórico artífice de algunos de los principales proyectos en las redes hídrica de la capital (fue funcionario del Ayuntamiento) y estudioso de la historia de las aguas de Málaga, en todas sus vertientes. Según recuerda, de esta iniciativa se viene hablando desde hace más de 60 años, «pues supondría un aporte de agua buena y abundante, sirve para mejorar tanto el volumen como la calidad, frente a la presa del Guadalhorce, que es salina por el manantial de Meliones». Además, coincide en que sería importante de cara a evitar inundaciones: «Regula un río con un caudal importante, una presa como esta tendría beneficios medioambientales claros», afirma.
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