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IKER CORTÉS
Martes, 20 de abril 2021, 00:04
MAdrid. Javier Coronas no lo esconde. «A 'Ilustres ignorantes' no le dábamos ni un año. Te lo digo en serio», desvela el moderador del 'debate' más descacharrante de la televisión. «Pensamos que íbamos a hacer una temporada como mucho. De hecho, cada programa que hacíamos lo vivíamos como si fuera el último y creo que esa ha sido la clave. Seguimos viviendo cada grabación pensando que mañana va a venir alguien diciendo: '¿Qué coño estáis haciendo?'». Pero han pasado catorce años -hoy se emite su programa 362- y el espacio de humor que comenzó en 2008 en Canal Plus, junto a Javier Cansado y Pepe Colubi, sigue en la parrilla de #0 sin haber perdido un ápice de su frescura. «Es que fue pionero, y un programa arriesgado. Ha creado escuela y, a diferencia de otros, no ha envejecido mal», argumenta Dani Rodríguez, guionista del programa y autor de 'Ilustrepedia' (Lunwerg Editores), un libro que recoge las anécdotas más divertidas del programa, prologado por los tres ilustres.
Asegura Colubi que el volumen es un gran generador de conversaciones. «Es un trivial andante, ideal para abrirlo con varios amigos en la fase chupito de la sobremesa. Recomiendo llevarlo siempre en el ascensor y que se acabe ya lo de hablar del tiempo y hablar de cosas absurdas como que el mejor invento que ha dado el ingenio español es el Puente de la Constitución», afirma.
Javier Coronas va más allá: «Es un libro que está aquí para salvar vidas. Para esa gente que no tiene conversación. Basta con abrir el libro antes de salir de casa y aprenderte un tema y luego, ya con la segunda cerveza, lo sacas y te cascas un parlamento». No es su único reclamo. «El libro está hecho con letra muy pequeñita para que la gente que ya tiene cuarenta años se dé cuenta de que está dejando de ver bien», dice.
A Rodríguez los responsables de la editorial y la cadena le dijeron que él debía seguir la filosofía del programa y «el caos lo ha gobernado todo», dice el guionista de un formato en que el guion brilla por su ausencia.
Eso no significa que los temas que se abordan no sean conocidos de antemano por Cansado, Colubi y los invitados. «Muchas veces -admite Coronas-, me entero de qué va el programa cuando me siento en la mesa. Y luego ya depende de cada invitado venir más o menos preparado». A juicio de Pepe Colubi, la clave está en que «no hay ensayos» y nadie sabe «qué interacciones se van a producir». Por eso, a menudo, la primera pregunta que Coronas lanza a los tertulianos abre melones «inesperados» y ramifica la conversación hasta el punto de tener que reconducir a los invitados hacia el tema central.
«Todo es un ensayo-error y a veces también se falla y sueltas algo que en tu cabeza suena espectacular pero solo oyes grillos en respuesta. Está bien que así sea, además es seguro hacerlo porque en cuanto uno falla, más en mi caso, al momento acude el Samur a sacar tus restos y ponerlos en la cuneta», describe entre risas Colubi. «Fíjate si será antitelevisivo y poco preparado el asunto que cuando algún chiste no entra, Coronas a veces hace una pausa y nos regodeamos en ello. Es una especie de humillación, Colubi lo disfruta y eso no pasa en ningún otro programa», apostilla Rodríguez, responsable de poner los temas sobre la mesa. Lo más sorprendente es que después de más de 350 entregas los asuntos sobre los que discutir no se acaben nunca. «Es complicado no repetirse, pero al final siempre hay temas de los que hablar. En realidad la idea es la excusa para que hagamos un programa de humor. Al principio sí tenía la sensación de que llegábamos al final, pero luego te das cuenta de que vale cualquier cosa», revela Rodríguez.
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