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Piticlín

EL CANDELABRO ·

ARANTZA FURUNDARENA

Martes, 18 de febrero 2020, 00:10

Así de entrada una diría que Bigote Arrocet es un hombre que no le es fiel ni al tinte de su cabello (cada día lo ... lleva de un color). Arrocet, para remate, es un ser difícil de clasificar, yo al menos no acabo de pillarle el punto. Lo mismo me parece un jeta que un bendito. Que una comunicadora como María Teresa Campos no alcance a entender el contenido de un whatsapp tiene delito. Tiendo a pensar que la ambigüedad ‘arrocetera’ la dejó turulata. Olvidaba Edmundo que en la ópera el telón no cae hasta que la ‘prima donna’ lanza el último gorgorito. Y ahora que por lo visto lo ha recordado, anda el hombre intentando arreglarlo. Dice que nunca quiso cortar con su Teresita, y menos por whatsapp... Creo que la Campos debería ablandarse. Un hombre que tras un conato de ruptura reacciona arrancándose la propia identidad, renunciando a la esencia misma de su nombre (es decir, afeitándose el bigote) es que está realmente compungido... Aunque, bueno, también tenemos el caso del meteorólogo Eugenio Martín Rubio, que se quitó el bigote, pero porque perdió una apuesta. A Arrocet habría que inventarle un parte meteorológico. Cuando ya nadie le esperaba apareció ayer en el Instituto de Toxicología dispuesto a hacerse las pruebas que confirmen que es el padre biológico de un nieto de Kiko Ledgard. Ahora ya sabemos a qué se dedicaba Bigote en el ‘Un, dos, tres’ cuando no estaba ante la cámaras haciendo ‘Piticlín, piticlín’...

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