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PILAR VIDAL
madrid.
Viernes, 26 de junio 2020, 00:02
Tita Cervera está de luto. Manuel Segura, padre biológico de su hijo Borja, falleció ayer en Madrid a los 77 años, víctima de un cáncer contra el que llevaba años luchando. A la baronesa Thyssen la triste noticia de la muerte de su expareja le ha pillado en Andorra, donde reside habitualmente, y según dicen está devastada. Tampoco su hijo Borja se ha dejado ver por el Tanatorio de Tres Cantos donde ayer por la tarde se ofreció una misa en su memoria antes de que sus restos fueran incinerados. Borja envió una corona de flores y no acudió a ver a su padre al hospital ni tampoco al tanatorio. Se desconocen los motivos.
Tampoco lo hizo su hermanastro Israel, afincado en Canadá, y fruto de una relación fugaz de Segura. El joven de 42 años dejó de tener contacto con su padre después de venir a España y sentarse en el plató del desaparecido DEC (Antena 3).
Manuel Segura trabajó de publicista y se casó tres veces. Primero en 1983 con la cantante venezolana, Mariela Benzecry. El segundo con una abogada cuyo matrimonio fue muy conflictivo, y su última mujer, también letrada, Paz Pastor, con la que convivió durante quince años. Con ella mantenía una buenísima relación a pesar de su separación, por eso ha sido la única en acudir a darle el último adiós.
A Tita Cervera la conoció en Marbella en el año 1977 y, aunque su romance duró dos años, no llegaron a casarse porque un flechazo de ella con el barón truncó los planes. Pero siguieron teniendo muy buena amistad, tanto que era habitual verle cada verano a bordo del velero 'Mata Mua' o en los momentos familiares más importantes.
Él no se opuso a que el barón Heini Thyssen adoptase a Borja, al casarse con Tita. Ella misma contó en sus memorias en '¡Hola!', en 2009, cómo supo la verdad su hijo. «Al cumplir Borja siete años, reuní a Heini y a Manuel en presencia de Borja y le conté a mi hijo que tenía la gran suerte de tener dos papás». El publicista era un hombre que destacaba por su discreción, su don de palabra y su tono conciliador. Desde hace unos años vivía solo en su piso de La Moraleja. A pesar de la dura enfermedad, nada hacía presagiar un desenlace tan inminente. Este verano pensaba pasarlo en Sant Feliú con Tita y sus hijas, Carmen y Sabina, que le llamaban papá.
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