

Secciones
Servicios
Destacamos
Jaime Lorente no se caracteriza por pasar inadvertido. No lo hace en la vida real, con legiones de fans tras su paso por 'La casa ... de papel' y 'Élite'; ni tampoco en la virtual, donde no ha dudado en replicar a Gabriel Rufián, Yolanda Díaz y al mismísimo presidente del Gobierno. Pero eso ya se ha acabado: «Soy más feliz desde que no tengo Twitter», confiesa en Málaga, donde presenta 'Disco, Ibiza, Locomía', el 'biopic' de la banda que dirige Kike Maíllo.
–Usted ni había nacido cuando apareció Locomía. ¿Qué referencias tenía cuando le proponen este proyecto?
–Conocí la estela de Locomía. Hay algo de lo que fueron en el recuerdo colectivo de todos. Esto de los abanicos, de los trajes fantásticos. Pero no sabía mucho de su historia. La canción sí que la había escuchado, pero solo la mítica.
–Imagino que cuando le colocan el traje y empieza a mover los abanicos, ya construye buena parte del personaje.
–Ayuda muchísimo, pero lo trabajé mucho con Kike porque era un personaje complicado. Era un tío muy icónico, el que a través de su creatividad, de la pintura y el dibujo creó esta marca de Locomía; pero no dejaba de ser un capullo. Tenía que hacerlo de manera que la gente fuese con él, pero que también tuviese su parte más cañera. Era un personaje delicado.
–¿Habló con Xavier Font?
–Tanto Kike como yo consideramos que era mejor no emborracharnos mucho de las experiencias personales de cada uno porque todavía estaba la cosa efervescente y queríamos hacer una cosa bastante objetiva. Y también tener libertad, porque al final la ficción requiere de mucha libertad para poder encajarlo al nivel de lo que quieres. Pero sí es verdad que vino al rodaje un día, y fue un momento muy tenso porque no me lo dijeron. Me dio la sorpresa y me quedé un poco impactado. Esa cosa de sentirse un poco violento: 'estoy haciendo de ti'.
–¿Cómo se lo preparó?
–Vi el documental e imágenes de ellos. A veces parece más sencillo hacer época que historia reciente. Porque en muy poco tiempo han cambiado las cosas mucho y es muy delicado. Pero me ha gustado mucho hacerlo porque de alguna forma yo soy hijo de esa generación, nací en 1991. Me ha gustado saber de dónde venía, cómo estaba el contexto antes de que pusiese los pies en este mundo.
–Usted también tiene una legión de fans, como en su día Locomía. ¿Cómo gestiona la popularidad?
–Ahora, gracias a dios, estoy en un momento de mi vida, tanto a nivel personal como profesional, muy tranquilo. Me estoy cuidando, estoy dándome espacio a mí y a mi familia. Y uno cuando se cuida tiene las gafas de la positividad puestas. Así que estoy bien. Lo gestiono bien. Y muy agradecido también, porque gracias a toda la gente que sigue nuestro trabajo podemos seguir llenando la nevera.
–Dice que ahora se cuida. ¿Es que antes no lo hacía?
–Sí, pero creo que a nivel personal me pasaron muchas cosas, mucha intensidad en muy poco tiempo. Me refiero a cuidarme a nivel mental, con mi psicólogo y mi terapia.
–Qué importante es eso.
–Para mí es súper importante. Me da mucha claridad mental y me hace estar muy estable.
–Es interesante cómo se ha normalizado hablar de ello en vuestro sector.
–Y creo que es maravilloso. En nuestro trabajo siempre hay una sensación de no tener nada a largo plazo. Cada victoria es una derrota al cabo de dos meses, porque se termina el rodaje y hay que buscar otra cosa. Hay una especie de ansiedad constante que si no la vas podando y regando te invade el jardín. Y te lo digo yo, que soy de los afortunados que trabaja.
–¿Ser padre le ha cambiado la manera de ver la vida?
–No me ha cambiado mucho, pero sí me ha descubierto cosas en las que a lo mejor no me fijaba antes. Antes había como una especie de egocentrismo en mi vida en base a mis proyectos y un poco lo que me daba la gana, pero ahora mis hijos son el proyecto más importante que tengo. Hay algo de querer darles la mejor educación posible, que estén en el mejor sitio posible, como hace todo el mundo. Mis prioridades han cambiado mucho.
–Cambiar pañales y pasar una mala noche le baja a uno a tierra.
–Totalmente. Esta mañana me he levantado a las seis para venir, y ya el enano se ha despertado. Mi mujer me acaba de escribir diciendo que no se ha vuelto a dormir desde entonces (ríe). ¡Y lo dejas en la guardería y se muere de sueño!
–Por cierto, no le he encontrado en Twitter.
–Me lo he quitado, porque me meto en unos marrones yo solo… Me meto en muchos fregaos. Fíjate que yo nunca he dejado claro mis inclinaciones políticas, pero parece que uno no puede opinar porque si opinas contra unos es que eres de los otros, y si opinas de los otros es que eres contra uno. Soy más feliz desde que no tengo Twitter. Me he dado cuenta de que es una red social híper tóxica. La gente va a degüello, la mayoría era gente que me seguía para insultarme. Así que creo que es algo que no va a volver.
–¿Y va a dejar de opinar? El jueves salió ya adelante la ley de Amnistía.
–Es que no quiero ni hablar, te lo juro. Porque además es que no sé cómo salir de los sitios. Así que ya cero política 'in my life'. Exigimos todos libertad, exigimos respeto y luego uno habla y se te tiran al cuello. Yo ya opino en mi casa, con mis amigos y con una cervecita delante.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.