Borrar
El taconeo de Los Vivancos rompe moldes en el Auditorio Municipal

Ver fotos

Migue Fernández
Feria de Málaga 2022

El taconeo de Los Vivancos rompe moldes en el Auditorio Municipal

El grupo flamenco, protagonista de la noche del miércoles en el Cortijo de Torres, demostró toda su versatilidad a través de la interpretación y acrobacias inesperadas

Ramón Pérez

Málaga

Jueves, 18 de agosto 2022, 07:52

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Los Vivancos demostraron que se pueden romper moldes con un 'taconeo' en la tarima. En la noche del miércoles, el grupo que lleva revolucionando e innovando la danza y el flamenco durante 15 años dejó huella en el Auditorio del Cortijo de Torres. Los siete protagonistas (Elías, Judah, Josua, Cristo, Israel, Aarón y Josué) demostraron lo polifacéticos que pueden llegar a ser en un escenario. No solo bailaron flamenco, sino que además tocaron instrumentos, interpretaron e hicieron acrobacias impensables. La versatilidad, la compenetración y la adaptación a diferentes géneros musicales fueron algunas de las claves principales para sacar todo ese 'poderío' y conquistar al público.

Un comienzo cómico

Las butacas situadas en la pista estaban repletas incluso antes de que empezara la puesta en escena de Los Vivancos. A las 22.30 horas, apareció en la tarima el humorista malagueño que sacó una sonrisa y no paró de hacer reír a la gente, Justo Gómez. «Estoy aquí como si estuviese en el cumpleaños de mi niño», dijo en una de sus intervenciones. Aquellos que nunca habían asistido a uno de los monólogos de Gómez, no se llegaron a imaginar que no solo haría chistes, sino que también interpretaría canciones como 'Los Tontos' de C. Tangana.

Justo Gómez encandiló al público. Y uno de los momentos favoritos fue sin duda cuando se puso a cantar el artista una sevillana. Algunos de los que estaban sentados en las butacas se incorporaron rápido para disfrutar bailando de este baile tan tradicional a un lado de la pista. No solo hizo que se rieran de sus chistes, sino que también consiguió que los presentes se lo pasaran bien. El humorista malagueño acabó su intervención cantando junto al público 'Mi gran noche', un tema que se convirtió en el augurio de los que se convertirían en los protagonistas de esa noche: «¿Qué pasará? ¿Qué misterio habrá? Puede ser mi gran noche».

Su gran noche

Los Vivancos no se hicieron esperar. Nada más acabar el monólogo de Justo Gómez, se apagaron las luces y pisaron los siete integrantes del grupo la tarima. Cada uno de ellos, vestidos de camisa blanca, chaqueta negra y pantalones oscuros, salieron a tocar un instrumento diferente, estando presentes el viento, la cuerda y la percusión. Dieron la bienvenida al público y seguidamente empezaron con el 'taconeo'. A golpe de palmas, chasquidos de dedos y el sonido de los zapatos hipnotizaron al público. Seguidamente, los siete se quitaron la chaqueta y se fueron todos del escenario, excepto uno. El artista que estaba aún subido a la tarima mostró unas danzas en las que tuvo que adaptarse al ritmo de la canción, que contaba con partes lentas y rápidas.

Durante las actuaciones, las luces y la escena jugaron un papel muy importante en la performance en vivo. El cambio de look era usual según el rol que interpretaban y, además, los artistas compaginaron el flamenco con distintos géneros musicales. Los bailaores hicieron diferentes shows turnándose entre ellos, mientras que los asistentes los contemplaban con un silencio absoluto, que se rompía únicamente cuando tenían que aplaudir. Entre ellos, destacaba un niño de unos seis años tratando de seguir el ritmo de los artistas haciendo sonar con sus piernas unos zapateos.

La sincronización del grupo era impecable. Sus cuerpos representaban historias a través de la danza y acrobacias inesperadas. La emotiva interpretación de 'Aleluya' de uno de los integrantes, el 'taconeo' de otro de ellos subido a la caja de percusión y la representación de la cultura asiática a través del teatro por parte de todos fueron algunos de los shows que ofrecieron. En la parte final, cuando ya no podían sorprender más al público, lo volvieron a hacer. Se vendaron los ojos delante de los espectadores y empezaron a moverse por el escenario, al mismo tiempo que se cogían de la mano de vez en cuando. El público comenzó a tocar las palmas y, a petición de ellos, Los Vivancos alargaron el espectáculo con un par de intervenciones más. Los bailaores bajaron del escenario para saludar a los asistentes que se situaban en primera fila y terminaron haciéndose una foto con todos los que estaban presentes. Una imagen que se les quedará grabada tras su gran noche.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios