Loren y el yelmo del arte
El padre artístico de las 'toreografías' fijó hace seis años su residencia en Benalmádena, «el lugar perfecto para refugiarse del charco de tiburones» de la vida
MARTA JIMÉNEZ
Domingo, 14 de agosto 2016, 22:24
La suya es una historia de valor: el que le faltó para consagrar su vida a jugársela delante de un toro y el que le sobró para dedicarse al arte contemporáneo. Laurent Pallatier, o Loren para el orbe artístico, es a la vez un parisino con alma española y un español con carné de identidad sellado en la ciudad del amor, donde nació en 1960. «Soy un niño». Es lo que dice sonriendo y encogiéndose de hombros al reconocer que no le pesa ninguna de las muchas horas que pasa montando las maquetas de sus creaciones. En definitiva, aún conserva esa inocencia que según su amigo José Miguel Arroyo 'Joselito', «un torero no debe perder nunca».
Cuando llegaron los 18 años y la posibilidad de cruzar la barrera de la libertad, ya había pasado por ese momento trascendental de comunicar a sus padres que quería ser torero y éstos «empezaron a inquietarse». Aunque no le pusieron demasiadas trabas si le exigieron tres cosas: hacer selectividad, sacarse el carnet y hablar dos idiomas. Sobre todo se lo pedía su padre; un periodista que abrazó el humanismo con tal fuerza que llegó a aprender esperanto. Y eso estaba muy bien, pero además, Loren quería ser torero y recayó en la escuela de tauromaquia de Madrid con el 'príncipe Yiyo', José Luis Bote y con su pendiente en la oreja izquierda característico de este «punky de lujo», como él mismo se define, que no dudó en viajar a Salamanca para vivir la experiencia de ser un maletilla. Y poco a poco Laurent Pallatier D'Aumé fue tornando en 'Lorenzo del Yelmo' para luego ser 'El rubio de París'.
Más tarde le tocó el turno a Córdoba y Sevilla y sobre un capote en la mítica calle Sierpes exponía sus dibujos que cada vez se fueron haciendo más conocidos. Su arte empezó a volar como los vuelos de las muletas con los que, empapados de pintura creó las 'toreografías' que han ilustrado ruedos de muchas partes del mundo. En su ansias de vivir rodeado de «inquietud cultural», dejó la localidad sevillana de Sanlúcar la Mayor y se recorrió toda la Costa del Sol buscando «el sitio». Y ese lugar fue Benalmádena pueblo. «Eso es lo importante: el sitio. Después tú puedes decorar tu casa como El Corte Inglés o como el palacio de Versalles, pero lo importante es el sitio donde refugiarse cuando vuelves del charco de tiburones que te espera fuera». Lo cuenta mirando a través del cristal de su enorme terraza con vistas al infinito. «En un día claro veo Sierra Nevada, Marruecos y Gibraltar» como también tiene casi al alcance de la mano la insigne estupa de la iluminación. El exotismo del budismo tanteó un alma que también rezaba en las capillas de las plazas «para que todo fuera bien en la corrida» y que es capaz de plasmar un 'ecce-homo' en un burladero pero, si es verdad que a un hombre se le conquista por el estómago, él no está dispuesto a sacrificar «el jamoncito y la cerveza» por un cambio espiritual.
Derribando tabiques poco a poco creó su hogar, donde también está Elena, su amor. De español ágil con un 'francoacento' delicadamente imborrable. Ella. A quien le pide un beso para desayunar. Su «disco duro». La que está al otro lado del teléfono para cualquier duda y que se remanga sin ambages para echar una mano, o más bien las dos, en cualquier montaje de su compañero de vida. Y como no, también está Leo, de 13 años y cabello rubio por decreto de reata y al que bautizó Canales Rivera, otro más de esos muchos amigos que luce el chispeante. Al igual que fue Manzanares (padre), al que recuerda con gesto de emoción como su «compadre», o los hermanos Rivera Ordóñez entre muchos otros.
Un rincón de su arte e inspiración bajo la atenta mirada de Picasso que un día vigiló el ruedo de La Malagueta y macerado entre un perfecto desorden de artista y una ordenada imperfección que rompe, como su obra, cualquier ley establecida. Por quinto año consecutivo su obra decorará la Corrida Picassiana.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.