Las mismas incertidumbres a la vuelta del coronavirus
Análisis y previsiones El director de Estrategia de Caixabank, Enric Fernández, describe a los empresarios las 'curvas' en la economía, que crecerá en España un 1,5% en 2020
Siguen las curvas en la economía mundial, y de la más reciente e incierta -el coronavirus- se desconoce el final. No será, en todo caso, « ... una hecatombe prolongada. Más allá de dos trimestres creo que no», defendió esta semana en Málaga el director corporativo de Planificación Estratégica y Estudios de Caixabank, Enric Fernández. El economista echó mano de su analogía viaria para asegurar que en 2020 no habrá rectas para acelerar, después de un 2019 que ha sido «el peor en diez años» en términos de crecimiento mundial (3%). En un tiempo de desaceleración, además de la coyuntura nacional e internacional, habló de la necesidad de abordar los desafíos -el tecnológico, el demográfico y el climático- sobre la base de «grandes consensos y reglas claras». Lo hizo en un foro organizado por el banco en Málaga al que asistieron más de 150 empresarios, entre los que el presidente de la CEA, Javier González de Lara, y el de la Cámara de Comercio, Sergio Cuberos, también tomaban nota junto a los directivos de Caixabank con Juan Ignacio Zafra, director territorial de Andalucía Oriental y Murcia, a la cabeza. Fernández repasó la herencia reciente -guerra comercial EEUU-China, 'Brexit', política monetaria- que seguirán marcando el 2020. Descontada una factura del coronavirus que estimó entre cuatro y cinco décimas para China en el primer trimestre y de hasta dos décimas en el contexto mundial, aseguró que ese impacto dependerá de «hasta dónde se extienda y cuánto tiempo se tarde en controlar, que es tanto como decir cómo se desacelera el ritmo de los contagios, algo que ya se está produciendo». El análisis sobre las incertidumbres globales ya conocidas se detuvo en una posible reactivación de la guerra comercial de Trump, esta vez con Europa. «EE UU está en año electoral y quizás no quiera arriesgarse, pero si algo sabemos de Trump es que no piensa como nosotros, No apostaría mi nómina a que no se comporte a esa manera», remató tras arrancar la carcajada general. Así, anticipó un pulso Trump con el que probablemente sea su contrincante, el demócrata Bernie Sanders, «con fuerte tirón en los estados del Medio Oeste donde el discurso nacionalista sobre la industria manufacturera, muy importante en la zona, ya hizo ganar a Trump». En otra curva difícil -el 'Brexit'- se decantó por que Boris Johnson buscará un «acuerdo de mínimos» para luego seguir negociando», tras considerar que «lo difícil viene ahora» después de un 2019 en que se jugó «la parte fácil del partido» del divorcio británico.
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Crecimiento
En la desaceleración clara de la economía nacional, pronosticó un crecimiento del 1,5%, medio punto menos, con perspectiva positiva en indicadores como la demanda interna de bienes duraderos como vivienda y vehículos y la exportación. El empleo crecerá al ritmo del PIB y la tasa de paro bajará un 0,5%, pero Fernández alertó de que España encadena seis años de crecimiento cero en la productividad tras crecer a un nivel «fortísimo» en la primera parte de la década, «producto de la destrucción de empleo durante la crisis, una forma cruel». «A largo plazo no podemos permitirnos que la productividad se estanque. Tenemos que hacer algo porque no vale crear mucho empleo si, cuando se estabilice, el crecimiento económico se desinfla», explicó. A partir de una «inaceptable» tasa de paro del 13,6% al cierre de 2020 abogó por políticas para la mejora de la productividad, entre las que señaló la de «no penalizar el crecimiento de las empresas con trabas y regulaciones», preservar elementos de la reforma laboral que eviten las altas tasas de paro del pasado, por políticas de cohesión social «castigadas durante la crisis, y que incidan en el empleo de calidad -«La dualidad del mercado laboral entre fijos y temporales es una anomalía que no se corrigió la reforma laboral», afirmó-, la educación y el acceso a la vivienda. «Ahora que entramos en una fase más madura del ciclo económico, que conlleva una desaceleración notable, es aún más necesario plantearse aquellas reformas que pueden ayudar a impulsar la productividad y la capacidad de crecimiento de la economía. Seguir creando empleo sin aumentar la productividad es una mala opción para reducir la desigualdad y poder promover la cohesión social», manifestó.
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