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Francisco Barrionuevo en Novaschool Añoreta, el buque insignia de su grupo de colegios privados. Ñito Salas
Propietario y CEO de Novaschool

Francisco Barrionuevo: «En Sevilla me siguen poniendo la etiqueta de empresario 'sociata'»

El empresario malagueño ha sido absuelto de corrupción en el caso FIVA tras un calvario judicial de once años. Mientras esperaba el juicio se ha sacado el título de abogado, ha escrito un libro sobre su caso y ha hecho crecer Novaschool hasta situarla entre los quince mayores grupos de colegios privados del país

Nuria Triguero

Málaga

Domingo, 23 de abril 2023, 00:29

El pasado 9 de marzo, la Audiencia de Sevilla notificaba la sentencia por la que quedan absueltos el expresidente de Invercaria Tomás Pérez-Sauquillo y ... otros once acusados de los delitos de prevaricación y malversación de caudales públicos en una pieza separada de la macrocausa de Invercaria sobre un préstamo de 716.000 euros concedidos por dicha empresa pública a Ferias Internacionales Virtuales de Andalucía (FIVA), una 'startup' que intentó montar un portal de ferias virtuales y fracasó. Uno de esos acusados es Francisco Barrionuevo, fundador y expresidente de la extinta Novasoft, que se vio envuelto en esta causa por ser accionista minoritario de FIVA. Once años han pasado desde que uno de los empresarios malagueños de mayor éxito en los años 2000 fuera imputado en esta causa. En este tiempo prácticamente se ha retirado de la vida pública, pero no ha perdido el tiempo: se ha sacado la carrera de derecho y se ha colegiado como abogado; ha participado activamente en la preparación de su defensa; ha escrito un libro en el que denuncia el «proceso inquisitorial llevado a cabo por el juez instructor y la fiscalía» y ha convertido su empresa Novaschool en uno de los quince mayores grupos de colegios privados del país. Barrionuevo se presenta a sí mismo con guasa como «el renacido».

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-Hace once años que empezó su calvario judicial. ¿Cómo se siente ahora tras su absolución?

-Pues siento una liberación. He vivido once años con el miedo en el cuerpo, porque al final en el mundo del derecho penal hay mucha interpretaciones, la ley es bastante ambigua. Ves que te imputan un delito de corrupción, penado con años de cárcel y dices: ¡pero si yo no he manejado dinero público y no he sido funcionario!. Pero claro, empiezas a conocer la ley y entiendes que puede ser un 'extraneus' [persona que interviene en un delito especial y no reúne la condición personal exigida por el tipo para ser autor de dicho delito].

-¿Cómo afrontó su defensa?

-Yo desde el minuto uno en que empieza el plenario, el año pasado, transmití a los magistrados la realidad de la cuestión: que yo era un empresario que participaba en la sociedad de forma minoritaria; que yo actuaba en nombre de mis socios, entre los cuales estaba Unicaja, que no es cualquier cosa; que pasé por todos los filtros legales de la compañía; y que nosotros perdimos más de 300.000 euros en FIVA. Entonces, ¿cómo voy a malversar cuando yo también soy un damnificado? Además, he presentado todas las pruebas que llevan a concluir que no cometí ninguna ilegalidad, ninguna acción antijurídica. Así que ha salido lo que tenía que salir. La realidad es que en Andalucía en los últimos años hay una especie de caza de brujas. Todo es sospechoso; parece que se está haciendo una especie de ajuste de cuentas de los anteriores gobiernos. Y yo creo que seguramente se han hecho cosas bien y también cosas mal, pero que en el mundo penal no se puede disparar con bombas de racimo y llevarte por delante a todo el que pilles. Un fiscal tiene un poder enorme y a la hora de acusar a alguien, tiene que haber unas pruebas o por lo menos unos indicios fuertes. ¿Un empresario que pone dinero, que tiene una empresa, como Novasoft en la época, que era enorme, va a estar pensando a ver de qué forma, de manera indirecta, se va a beneficiar de un dinero que pone un tercero? Es un poco absurdo todo. Lo dije desde el primer minuto: no había motivación para llevarme a juicio. La ley dice que uno es inocente hasta que se demuestre lo contrario o haya una sentencia en firme en contra, pero en mí caso ha sido al revés.

-El título del libro que ha escrito sobre su caso es 'Presunción de culpabilidad. ¿Estado de Derecho?'. Deja pocas dudas acerca de su opinión sobre el proceso en que se ha visto envuelto.

-Es que en todo momento yo he notado que ha habido una inversión de la carga de la prueba. La carga de la prueba la tiene que hacer el que acusa y no se tiene que estar defendiendo el acusado. Pero aquí en todo momento yo he actuado al revés: he estado continuamente presentando pruebas periciales, información y documentación que dejaba en evidencia mi inocencia. Pero el proceso seguía, seguía, seguía... y todo se llevaba hacia ese gran día, que era el plenario, donde se tenía que ver todo. Y esa es la crítica que yo hago al sistema: no se puede esperar 11 años para juzgar a una persona que está presentando documentación de su inocencia.

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«¿Que a lo mejor me he acercado demasiado a los políticos? Puede ser. Pero no buscando un trato de favor, porque todos los concursos públicos que Novasoft ganó, los ganó en concurrencia competitiva»

-¿Ha pagado demasiado cara su cercanía al anterior gobierno socialista?

-En estos 11 años yo he pensado de todo. He pensado que podía haber una mano negra detrás, he pensado que me pusieron la etiqueta de colaboracionista del régimen, y pongo lo del régimen entre comillas... Es verdad que yo recibí la Medalla del Parlamento andaluz y que mi primer libro lo presentó el presidente Chaves. Pero yo siempre lo he dicho: no he tenido nunca ningún carné ni he tenido ningún puesto retribuido por parte de ningún gobierno. Yo soy empresario, defiendo mi empresa. Yo buscaba la notoriedad mía para poner en valor a mi empresa. ¿Que a lo mejor me he podido equivocar en esta estrategia y me he acercado demasiado a los políticos? Puede ser. Pero no buscando un trato de favor, porque al final todos los concursos públicos que Novasoft ganó, los ganó en concurrencia competitiva. No hubo ninguna contratación directa ni ningún negociado. Lo puedo decir con toda tranquilidad, todos han sido concursos ganados. Pero es verdad que la gente aquí no está acostumbrada a que los empresarios tengan esa notoriedad pública. Rápidamente empiezan a pensar: «Este tiene algún contacto». ¡Llegaron a decir que mi mujer era prima hermana de Chaves! A día de hoy en Sevilla me siguen poniendo la etiqueta de empresario sociata. Además me lo dicen así, a la cara. Y mire, yo puedo tener mis convicciones políticas en lo personal, como cualquier persona y a la hora de votar votaré a quien yo quiera, pero lo que me importa y lo que me hace levantarme todas las mañana es mi empresa.

-¿Cuál es el peor momento que recuerda?

-El día que yo fui a declarar al juez instructor. Yo en mi vida había visto tantos periodistas y tantas televisiones apuntándome a la cara, pero de una forma... Aquello fue una especie de locura. Yo en aquel momento me sentí fatal, como si hubiera matado a Manolete. Fue tremendo. Quedé noqueado y estaba cabreado con el mundo.

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-Yo le hice una entrevista justamente el día después de enterarse por la prensa de su imputación. Y recuerdo perfectamente la amargura y el cabreo que usted transmitía.

-Sí, sí, la he releído recientemente. Dije barbaridades. Dije hasta que me quería ir de Andalucía... En aquel momento estaba cabreado con el mundo. ¡El mundo me tiene que entender! Yo seré lo que sea; a la gente le puedo caer mejor o peor, pero delincuente nunca lo he sido. Que te señalen como un delincuente, evidentemente a cualquier persona que no lo sea le cabreará muchísimo. Si me ha pasado a mí, le puede pasar a cualquiera. Y cuando pasa es muy jodido. Hay pocas cosas en la vida que te puedan afectar tanto en lo personal, como que pongan en cuestión tu honestidad.

«Me cabreé con el mundo. Porque yo seré lo que sea, pero delincuente nunca. Y hay pocas cosas en la vida que te puedan afectar tanto como que pongan en cuestión tu honestidad»

-¿Qué ha hecho para no acabar ahogándose en esa amargura?

-Pues mira, hubo un día que me levanté y me dije: me voy a enterar bien de qué va la historia. Y decidí estudiar Derecho. Eso fue una terapia muy buena: dejar de cabrearme y empezar a ver el problema de forma profesiponal. Empecé a estudiar. Fue esa la terapia que me permitió sosegarme, tranquilizarme. Y fui transformando mi posición de cliente reactivo, hasta que llegó un momento en que me sentaba con los abogados a trabajar y a escribir los escritos con ellos; era uno más. Y eso fue una terapia increíble.

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-¿Qué pasa el día que le imputan? ¿Desaparece mucha gente de su vida?

-Pues me vino hasta bien. Yo he perdido... bueno, no quiero utilizar esa palabra: yo he dedicado mucho tiempo a ir a actos públicos, a conferencias, a reuniones... Cosas por mi ciudad, por mi región. Tampoco quiero parecer una hermanita de la caridad, estas cosas se hacen también pensando en darte notoriedad y en buscar relaciones... Perdón, se me ha ido la pregunta.

-Le preguntaba si mucha gente le dejó de llamar.

-Pero es que yo lo veo como positivo, porque en ese momento se juntó también la liquidación de mi compañía, Novasoft. Bueno, no es que se juntara, es que hubo un efecto causal, porque cuando se conoce la imputación directamente me llaman los bancos con los que estaba cerrando el convenio para evitar entrar en concurso de acreedores, y ese convenio se va al carajo. Entonces ahí hay un efecto causal de la imputación, para llevar a liquidación a una compañía con de más de mil trabajadores andaluces. Es otra derivada importante.

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-En aquel momento usted se convirtió en paria por doble motivo: estaba imputado en un caso de corrupción y su empresa había entrado en concurso de acreedores.

-Doble motivo, correcto, por la imputación y porque el negocio estaba en una situación complicada por los impagos de la administración. Así que bueno, evidentemente, como decía Churchill, «Si te ves caminando por el infierno, camina deprisa». Desde el año 2012 hasta el año 2015, que ya sale la liquidación de la compañía y la pieza de calificación declara el concurso como fortuito, con lo cual me liberan de culpa como administrador... Pues evidentemente durante ese tiempo no te llama nadie, pero bueno, no me importó, de verdad, no fue una de las cosas que más me afectara en lo personal. Yo tenía alrededor mucha gente pero uno siempre sabe cuáles son los que verdaderamente son amigos y cuáles son los que son interesados. Eso me permitió poder centrarme en el proceso, poder llevar el procedimiento de liquidación de mi compañía lo más ordenadamente posible y, en paralelo, ordenar ideas y trabajar en mi defensa.

«Hay un efecto causal entre mi acusación y el concurso de acreedores de Novasoft. Cuando se conoce mi imputación me llaman los bancos con los que estaba negociando y el convenio se va al carajo»

-¿Quiénes permanecieron?

-La familia y los compañeros. Siempre me he visto muy arropado por los compañeros. En la fase de liquidación de Novasoft, como fue muy ordenada, cedí contratos de la administración a otras empresas y muchos de los trabajadores fueron traspasadas a otras compañías, con lo cual pude salvar muchos puestos de trabajo. Y, bueno, los cuatro amigos que uno tiene verdaderos, que están ahí siempre a tu lado.

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-¿Qué piensa hoy del del sistema judicial?

-Pues ya lo digo en mi libro, lo primero que hago en la contraportada es hablar bien del sistema judicial; de los miles de jueces y fiscales que trabajan con denuedo, que trabajan bien para que al final, la justicia sea justa. El problema está en que todavía la sociedad española no está acostumbrada y cuando una persona está siendo investigada se confunden los términos: investigada, acusada, condenada. Para ellos da igual: si estás siendo investigado, algo habrá. Y eso es muy difícil de cambiar. En mi caso, fui acusado por un fiscal que dijo que yo había cometido un delito y aportó unos indicios; no pruebas, porque aquí las pruebas directas las he presentado yo, diciendo que yo soy inocente. Sin embargo, el fiscal se ha manejado siempre con indicios, pero el Supremo través de una sentencia dejó claro que un indicio es una base por la que se pueda acusar. Y ese es el gran problema que yo veo. Pero yo no hago una enmienda a la totalidad de la justicia; en absoluto. Es verdad que el tema penal económico ahí todavía adolece: no hay juzgados especializados en delitos de corrupción, sobre todo lo que se llama el penal económico. Esa parte todavía está un poco verde y hablamos de delitos como la malversación, la prevaricación, el cohecho... que tienen una carga penológica muy potente. Hay que hilar más fino para imputar un delito de malversación de caudales público. Hablamos de años de cárcel.

-¿El Paco Barrionuevo que sale absuelto del caso FIVA es muy diferente del que fue imputado en 2012?

-He cambiado mucho. Soy más sosegado y más prudente. Ahora ya veo esa segunda o tercera derivada que puede haber, incluso ya de manera obsesiva. Ya no soy tan confiado. Pero sigo siendo igual de ambicioso, en el sentido de hacer crecer mi compañía. No es una ambición económica porque mi vida cada vez es más espartana. Pero bueno, tengo a mi hija, que está aquí al frente conmigo, y tengo a mi hijo, que es ingeniero y está terminando el master de 'big data'. Los dos quieren seguir el proyecto y eso me da energía renovada, tengo muchas ganas de seguir pegando fuerte en Novaschoool y hacer de éste un gran grupo empresarial.

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«La crítica que yo hago al sistema judicial es que no se puede esperar 11 años para juzgar a una persona que está presentando documentación que demuestra su inocencia. En mi caso se ha invertido la carga de la prueba»

-¿En qué momento está Novaschool y qué planes tiene para futuro?

-Son diez centros funcionando ya: cinco colegios y cinco escuelas infantiles, repartidos sobre todo en Málaga, Granada y Almería, y además una pequeña escuela infantil en Arrecife (Canarias). Y nuestro proyecto es seguir avanzando. Construir desde cero un colegio o comprar uno requiere un esfuerzo económico muy potente y no quiero contar con socios. Así que vamos paso a paso, pero planes de crecimiento, todos. Estamos estudiando operaciones para poder saltar incluso de Andalucía. Estamos viendo algunos proyectos y es cuestión de tener la financiación y que el proyecto encaje. Seguiremos avanzando.

-¿Lo de no querer tener socios también es consecuencia de lo que le pasó?

-Sí. Durante todo este trayecto me he quedado solo, pero porque he querido. Llegué a acuerdos con mis socios; socios a los que quiero y con los que sigo teniendo una relación muy buena. Pero todo lo que me pasó en ese año 2012, que fue una especie de avispero, me llevo a decidir que si seguía adelante, seguiría solo. Llegamos a un acuerdo que hemos cumplido y la verdad que tanto con mi socio del alma, mi media naranja en Novasoft, Juan Fajardo, como mi otro socio inversionista, Rafael Pérez, llegué a un acuerdo muy bueno. Ellos fueron caballeros, cerramos nuestro capítulo y cada uno siguió su camino.

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-¿Le está dando más alegrías empresariales la educación que la tecnología?

-Bueno, yo no me arrepiento de Novasoft, al contrario: aprendí muchísimo, fue una etapa muy trepidante, muy alocada. Este sector es mucho mucho más tranquilo, con menos altibajos. Tanto un sector como otro tiene sus pros y sus contras. El sector de la educación privada se está concentrando muchísimo. Están llegando grandes inversores, extranjeros sobre todo, que van comprando colegios: Grupo ISP, Inspire, Cognita... y me llaman a la puerta continuamente.

-¿Le quieren comprar la empresa?

-Sí, pero nosotros les hemos dicho que lo que queremos es desarrollar un proyecto profesionalizado, como si fuera una gran multinacional, pero con una familia detrás. No queremos que el proyecto educativo pierda la esencia de familia. Yo creo que esa es la gran ventaja que aporta Novaschool. Es una mini gran compañía, con su 'compliance' funcionando, con su RSC en marcha, con su proyecto FQEM [modelo de excelencia y calidad]... Desarrollamos proyectos que no es habitual que los hagan colegios, pero siempre con ese toque familiar que les gusta a los padres. .

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-Una empresa familiar, ¿con la sucesión ya en marcha?

-Claro, hay que pensar también que uno no es eterno. Tengo 58 tacos ya. Es importante ir formando a la siguiente generación, que evidentemente le dará su impronta también, pero hay que buscar que no cambie radicalmente esa filosofía que se ha puesto en marcha y que está siendo exitosa.

-Usted que triunfó con Novasoft en los años 2000 y fue referente de la Málaga tecnológica de por aquel entonces, ¿cómo ve el auge actual de la ciudad?

-Yo fui un pionero del Parque Tecnológico; me encanta poder decirlo. Y nosotros en Novaschool somos una de las empresas que apoyamos todo este auge de la Málaga tecnológica, porque al final ese talento que viene trae hijos. Málaga se convierte en una gran ciudad porque hay muchas cosas buenas, y una de ellas es contar con colegios privados de altísima calidad. Yo creo que ya la ciudadanía se ha quitado la idea de que el colegio privado era un sitio donde llevaban los riquitos a los niños para que estuvieran bien cuidaditos, llevaran buenos trajecitos y comieran buena comida. Los colegios privados, y hablo en general, incluyendo a mis competidores, estamos a un nivel educativo muy, muy alto. De eso se dan cuenta los que vienen de fuera, dicen que estamos a un gran nivel. Por tanto, si vienen de otros países supuestamente con mejor nivel educativo y te dicen eso, te da un orgullo... Entonces yo creo que los colegios internacionales somos un gran soporte para esa Málaga tecnológica, porque el que viene a trabajar viene con familia y quiere desarrollar una vida plena.

-¿Tiene muchos alumnos hijos de trabajadores tecnológicos extranjeros?

-Cada vez hay más familias que con el tema del teletrabajo, eligen el lugar donde quieren vivir y en muchos casos, está condicionado por el tema del colegio de los hijos. En nuestro colegio internacional de Cártama, Sunland, por ejemplo, tenemos muchas familia del Parque Tecnológico. Y en Añoreta pasa igual; hemos tenido que poner una cuarta línea en secundaria porque nos están llegando muchos alumnos que vienen de fuera.

-¿La forma de crecer en su sector es comprando colegios?

-Sí, ya no me veo construyendo un colegio desde cero. Estamos viendo muchas oportunidades porque hay familias que no han tenido la suerte como yo de tener unos hijos que quieran seguir el negocio. Hay un colegio, con 50 años de historia, con el que estamos en negociación, que su dueño me dice: es que ni mi hijo ni mi hija quieren seguir este proyecto y yo me voy a jubilar. Así que lo quiere vender. Y surge la siguiente derivada: no se lo quiere vender a un capital; a alguien que venga simplemente y ponga dinero. Quiere a alguien que mantenga el alma del proyecto. Ahí Novaschool tiene una ventaja competitiva enorme. Si analizamos el ranking de las diez primeras compañías de colegios privados en España, el décimo está facturando unos 24 millones de euros. Nosotros estamos facturando ya unos 20 millones, así que estamos dentro de los 15 primeros.

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-También se ha involucrado en Novaschool como docente. ¿Disfruta esta faceta?

-Sí, llevo ya casi diez años. Doy seis horas semanales de Economía en cuarto de la ESO. Esto me permite tener un contacto mucho más directo con el profesorado y con los alumnos, y me involucro mucho más. Mi hija igual, está dando matemáticas en bachillerato. Me interesa que el equipo directivo también esté involucrado en la docencia.

-¿Cuál ha sido su mayor equivocación como empresario?

-Mi mayor equivocación fue no consolidar. Novasoft creció de forma muy rápida y no tuve tiempo para pensar en los posibles imponderables que podían surgir. Para mí fue un gran error no darme cuenta de que podía pasar lo que pasó. Nosotros vendíamos a la Administración Pública, pensaba que estábamos en un país del Primer Mundo y en ningún momento me planteé la posibilidad de que de golpe hubiera unos impagos generalizados que me tumbaran la empresa.

-¿Y de qué se siente más orgulloso?

-De la capacidad de sobreponerme. Ese término que se ha puesto de moda, resiliencia: yo creo que soy un ejemplo y a los hechos me remito. En un año sufrí mi imputación y la caída de mi negocio. Ser capaz de levantarte con fuerza, con ánimo, con ganas; no solamente para levantar el negocio, sino para estudiar una segunda carrera... Y una segunda carrera que no es cualquier cosa, porque además me saqué el máster habilitante y pasé el examen para ejercer como abogado. Sí, estoy orgulloso.

-¿Por qué no se conformó con graduarse en Derecho? ¿Se plantea ejercer como abogado?

-Yo me juré un día que quería ser uno de ellos. Quería ser abogado, no graduado en Derecho. Estoy muy contento de haberlo hecho y orgulloso. Creo que me ha permitido ver las cosas de otra manera, analizar el proceso desde otra perspectiva.

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-Y ahora que se ha limpiado su honor, ¿va a volver a implicarse en la vida social y empresarial de Málaga?

-Mi objetivo ahora no es volver de nuevo a la palestra. No echo de menos la vida social en absoluto. Yo lo que echo de menos, cuando llega el verano, es venir a los coles. Lo que quiero es estar aquí. Voy a muy pocas cosas. Mañana [el pasado viernes 21 de marzo] tengo el honor de recibir la Medalla de Honor de la Universidad de Málaga, como expresidente del Consejo Social y estaré muy orgulloso de ir. Pero poco más. No es que me haya hecho una persona antisocial, es que al final creo que pierdo el tiempo. Ahora mismo lo gano más estando aquí trabajando. Si estoy allí, no estoy aquí.

Novaschool: un grupo con diez centros educativos y 3.100 alumnos que factura 20 millones

En los locos años 2000, Francisco Barrionuevo protagonizó uno de los mayores 'pelotazos' malagueños del sector tecnológico al vender la división de 'software' sanitario de Novasoft a la empresa británica iSoft por 14 millones de euros. Ocurrió en 2005; después de aquel hito, la empresa siguió creciendo y diversificándose hasta ser un gigante de más de mil empleados que llegó a facturar 60 millones de euros anuales. Un gigante con un talón de Aquiles: la dependencia del sector público, que se tradujo en impagos millonarios que acabaron arrastrando a Novasoft a concurso de acreedores y a liquidación.

Francisco Barrionuevo supo preservar de la debacle la incipiente rama educativa de aquel 'holding', Novaschool, que nació con la compra del colegio Añoreta. En ella ha centrado sus esfuerzos desde 2012. Hoy, Novaschool es uno de los quince mayores grupos de colegios privados del país. Este año prevé facturar casi 20 millones de euros (frente a los 17,2 millones de 2022) con sus diez centros educativos: cinco colegios (Añoreta en Rincón de la Victoria, Sunland en Cártama, Benalmádena y Medina Elvira en Almería) y cinco escuelas infantiles (tres en la provincia de Málaga, una en Granada y otra en las Islas Canarias), que suman 3.100 alumnos este curso. La compañía, que tiene un carácter 100% familiar, tiene 385 empleados y la firme intención de seguir sumando centros educativos a su red.

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