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Izanami Martínez, una joven emprendedora de 32 años. :: R. C.
«Soy una adicta a  la adrenalina que te da una 'startup'»

«Soy una adicta a la adrenalina que te da una 'startup'»

Quizá pecó de demasiada ambición y fracasó en su intento de lanzar su negocio en Europa, pero ahora vuelve a la carga con otra 'app' de medicina

L. PALACIOS

Domingo, 2 de octubre 2016, 01:35

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Todavía habla de Nonabox, la 'startup' que fundó en 2012 junto a su socio, Ramón Sánchez Domènech, con mucho cariño, pese a que no les fue todo lo bien que se esperaba. Sabe que cometieron algunos errores y por eso tuvieron que vender tres años después, pero aun así confiesa que volvería a repetir. «Fue una experiencia de aprendizaje increíble», asegura Izanami Martínez.

Esta madrileña tenía la vena del emprendimiento desde bien jovencita. Con apenas 18 años puso en pie un centro de yoga, danza y pilates, en El Puerto de Santa María (Cádiz), al tiempo que estudiaba Antropología en la UNED. Ya licenciada y con 25 años, vendió el centro y se fue a Madrid a estudiar un MBA en el ISEM (Universidad de Navarra). Ahí comenzó a realizar prácticas en el departamento creativo de Loewe Perfumes, pero... «Me di cuenta de que ya estaba infectada para el resto de mi vida con el gusanillo del emprendimiento», explica.

Así, aceptó de cabeza el ofrecimiento de Rocket Internet (una empresa alemana que copia casos de éxito en EE UU y los imita por el resto del mundo) de ser la encargada de lanzar en España los Glossybox (cajas 'regalo' de cosmética por suscripción). «Me percaté de que es un modelo de negocio fantástico, pero que podría tener mayor expansión en otro sector que no tenga tantos peros», argumenta.

Así fue como se lió la manta a la cabeza, consiguió financiación y lanzó en marzo de 2012 Nonabox, una 'startup' que replicaba esta misma filosofía, pero para el mundo relacionado con los bebés. Vamos, que enviaba cajas con productos para el recién nacido a las mamás que se habían suscrito (más de 5.000). El crecimiento fue espectacular y apenas cuatro meses después ya estaban también en Italia, Alemania, Reino Unido, Austria y Francia. Pero cometieron lo que -a juicio de Martínez- fue su gran error: abrir oficinas por toda Europa con el coste que eso supone. Tres años sobrevivió la empresa, que logró captar 2,5 millones de euros de financiación y facturar 1,5 millones al año. No fue suficiente. Se vieron obligados a vender para poder cubrir parte de las deudas. Ni el equipo fundador ni los inversores ganaron dinero.

Tras este 'fracaso', decidió que ya era hora de tener vacaciones, poder ponerse enferma, tener derecho a paro... Pero solo duró tres meses trabajando en una agencia de publicidad. «Me di cuenta de que soy una adicta a la adrenalina que te da una 'startup'», reflexiona en voz alta. En julio de 2015 nació de su mano Doctor 24, una plataforma de telemedicina que pone en contacto a pacientes con médicos de forma segura. Ya tienen más de 3.000 clientes. A su vez, es presidenta de la Asociación Española de Startups.

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