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Mirador de Torremolinos.

Por qué Málaga debe estar en el centenario de la Generación del 27

Desde la mítica revista 'Litoral', que sigue imprimiéndose en Torremolinos, hasta el Centro del 27, las razones son múltiples y la exclusión, injustificable

Jueves, 12 de junio 2025, 12:22

La influencia de Málaga en la Generación del 27 resulta imprescindible para comprender la configuración del 27 como generación, del mismo modo que fueron fundamentales ... los encuentros entre sus miembros en la Residencia de Estudiantes de Madrid o el homenaje a Luis de Góngora en Sevilla, considerado acto fundacional del grupo. Aquí van las principales razones por las que Málaga, excluida por el Gobierno central de la conmemoración del centenario, debe estar en la efeméride.

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Los malagueños

En Málaga nacieron figuras centrales del 27 como María Zambrano, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre. También José María Hinojosa, José María Souvirón y José Moreno Villa. Vicente Aleixandre pasó su infancia en la ciudad, a la que bautizó como 'Ciudad del paraíso' en su famoso poema. Cernuda descubrió la libertad en Torremolinos, lugar del que estaba absolutamente enamorado. Lorca veraneaba en el paseo marítimo de Málaga y solía escuchar flamenco en el Café de Chinitas. Jorge Guillén pidió ser enterrado en el Cementerio Inglés, mientras que Dámaso Alonso frecuentaba a los poetas e intelectuales malagueños y elegía la costa como destino para su descanso. Francisco Giner de los Ríos se instaló en Nerja tras su exilio mexicano. Y también el poeta y periodista cordobés Juan Rejano trasladó aquí su residencia.

'Litoral '

Prados y Altolaguirre abrieron su imprenta, a la que llamaron Sur, a escasos metros del mar. La costa malagueña también dio nombre a su revista, 'Litoral', e inspiró el color para su portada. Aquella máquina con forma de barco imprimió los primeros libros de algunos de los autores más destacados de la historia de la poesía española. El triple número de Litoral dedicado a Góngora en 1927, en el que participaron Picasso, Dalí y Falla, supuso un esfuerzo titánico y abrió una pequeña crisis entre Prados y Altolaguirre. Habían publicado siete números en apenas un año. Estaban agotados y no tenían muchos más recursos económicos.

La revista no volvería a ver la luz hasta 1929, cuando José María Hinojosa se incorporó como codirector y le dio un marcado rumbo surrealista. Prados perdió pronto el interés y en 1934 acabó cediendo la maquinaria al maestro Andrade, apellido que ya suma tres generaciones de tipógrafos. Estalló la Guerra Civil y la imprenta fue incautada como medio de propaganda franquista y rebautizada como Dardo. En marzo de 1937, este periódico recibió el nombre de la imprenta SUR después de que la cabecera Arriba fuese enviada a Madrid. Sus primeros ejemplares se lanzaron en el taller inicial que Prados tenía en calle Tomás Heredia.

Por las máquinas Monopol Minerva, ubicadas en 1924 en la calle Tomás Heredia y dos años después en San Lorenzo, desfilaron partituras de Manuel de Falla e ilustraciones de Pablo Ruiz Picasso, Salvador Dalí y Juan Gris. La revista, que para toda esta generación sirvió como lanzadera primero y como refugio después, sigue imprimiéndose en Torremolinos tras su rescate por Lorenzo Saval en 1975.

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El Centro del 27

La Diputación creó en 1984 el Centro Cultural Generación del 27 con el objetivo de salvaguardar la herencia de este amplio conjunto de creadores. Su primer director, José Ignacio Díaz Pardo, revelaba en un texto publicado en SUR el 29 de diciembre de 1985 que el proyecto, en el que la entidad supramunicipal invirtió cerca de cien millones de pesetas, había sido propuesto «por un grupo de personas pertenecientes al mundo de la cultura», entre ellos Rafael Pérez Estrada, José Antonio Muñoz Rojas, Alfonso Canales o Ángel Caffarena, y justificaba la construcción por el papel que tuvo el 27 como eje de la modernidad cultural en Málaga: «La existencia de un vacío en el conocimiento de nuestra propia historia reciente impone una labor de rescate imprescindible».

Tras cuatro décadas de trabajo, el centro (con sede en el centro cultural María Victoria Atencia) se ha convertido en un lugar de referencia para estudiosos e investigadores de ese brillante momento literario. Entre sus fondos, con 37.000 volúmenes, se custodian 17 bibliotecas o archivos de nombres como Francisco Giner de los Ríos, María Teresa León y Rafael Alberti, José Luis Cano, José María Souvirón, José María Hinojosa, Emilio Prados y Moreno Villa, entre otros.

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El Centro Generación del 27, que hoy dirige José Antonio Mesa Toré, ha impulsado numerosas ediciones de poetas vinculados con ese movimiento, y también actuales, con hitos como la publicación por primera vez de la poesía completa de Concha Méndez.

Torremolinos

En Torremolinos hay un monumento en bronce dedicado al 27, con las figuras de Manuel Altolaguirre, Salvador Dalí, Emilio Prados y Concha Méndez. El Ayuntamiento inauguró hace un par de años el Centro de Interpretación de la Generación del 27 Mirador de Sansueña, el nombre que utilizaba Cernuda para referirse al municipio malagueño, por entonces barriada, de forma simbólica. Fue aquí donde aparcó sus fantasmas bañándose en sus playas y enredándose en amores que en su casa consideraban «prohibidos». Poco después, influido por aquellos días de despreocupación, escribió 'El indolente', relato ambientado en un pueblo marítimo: «Si alguna vez me pierdo, que vengan a buscarme aquí».

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Para Cernuda fue un destino importantísimo. Lorca le presentó a Serafín Fernández, un joven actor gallego con quien acabaría manteniendo una relación tóxica que inspiraría algunos de los poemas de 'Donde habite el olvido' y 'Los placeres prohibidos', con referencias memorables al tormento que atravesó para reivindicar su condición sexual: «Diré cómo nacisteis, placeres prohibidos, / como nace un deseo sobre torres de espanto». El poeta regresó a Málaga en 1933, esta vez en compañía de Prados y del impresor Bernabé Fernández-Canivell. Volvieron las gozosas excursiones al mar, y también el amor de la mano de Gerardo Carmona. Volcó aquella segunda experiencia en la costa malagueña, que calificó como cima de su vida, en 'Elegía anticipada': «No fue breve esa dicha. ¿Quién pretende / que la dicha se mida por el tiempo?».

Ya en el exilio, en Cuba, se reencontró con Zambrano. Con cruda sinceridad, la filósofa malagueña le escribió: «Sí, había en ti una venganza. La hay en muchos poemas, pero yo de eso no quiero hablar porque no quiero juzgarte. Te quise convencer de que eras amado, entendido, pero tú no querías serlo». Antes lo había calificado como «un ser único, sin pareja posible por ser impar, no por ninguna otra cosa que de ti quieran comentar».

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Aleixandre y su poema

Vicente Aleixandre pasó su infancia en esta «ciudad del paraíso» y de sus días marinos. El poema que el Premio Nobel dedicó a Málaga, 'Ciudad del paraíso', fue transcrito en 2020 en la céntrica travesía Pintor Nogales. Aleixandre nació en Sevilla pero se consideraba malagueño. «Si en Sevilla nací a la luz, en Málaga nací a la conciencia de la vida. Allí aprendí a leer, que es otra forma de nacer», dijo en una entrevista.

Los inicios de la Residencia de Estudiantes

La Residencia de Estudiantes de Madrid, impulsada por la Institución Libre de Enseñanza, fue un catalizador para la creación de la Generación del 27. Por allí pasaron Lorca, Altolaguirre, Alberti, Guillén... Y también tenía acento malagueño. Su primer director fue Alberto Jiménez Fraud, "Y él se arropó de jóvenes de la burguesía progresista de Málaga para crear estas instituciones", apunta José Antonio Mesa Toré, director del Centro Cultural Generación del 27.

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