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Big Málaga: de niños, mutantes y Jamiroquai
Segunda jornada. En un ambiente familiar y de buen rollo, el rey blanco del funk enciende la fiesta del festival en una noche con más público y un cartel muy 'british' que no defrauda
REGINA SOTORRÍO
Sábado, 10 de septiembre 2022, 00:02
Mientras La Perra Blanco descargaba rockabilly sobre el escenario, el pequeño Seth de cuatro años dormía plácidamente en su carrito. «Está ya acostumbrado a estas ... cosas», decía su abuela Valery recién llegada de Gibraltar. Para la escocesa Orlagh, de seis, era su primera vez, pero ella venía preparada para la fiesta, con la cara cubierta de brilli brilli y ganas de disfrutar. «Es una tradición familiar: introduje a mi hija en la música y quiero hacer lo mismo con mi nieta», apuntaba su abuela Sharon. Ruby, también de seis, se había colgado al cuello su cámara de fotos rosa para no perder detalle. «Es muy curiosa», añadía su padre Damián. Al fin y al cabo en eso consiste un festival, en descubrir y pasarlo bien. La segunda jornada de Andalucía Big fue así cosa de niños, mutantes y, por supuesto, Jamiroquai. Los sombreros estrafalarios de plumas y cuernos que algunos se atrevían a lucir lo avanzaban durante toda la tarde.
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Al filo de las once de la noche y con bastante más público que la jornada anterior (un aumento que se reflejaba en las colas de las barras y puestos de comida en las horas punta), el rey blanco del funk montó la fiesta. Jason Kay cumplió con el personaje y lució un look arreglado pero informal: con un llamativo sombrero de luces (que se abría en punta y cambiaba de color) y chándal. Cómodo para afrontar su único show en Europa sin parar de moverse por el escenario. Porque el tiempo pasa para todos, pero a Jamiroquai no le faltó entrega y una calidad de sonido indudable tras 30 años de funk y acid jazz. Tres décadas en activo, como se encargó de recordar en más de una ocasión. La masa se movía a su ritmo y le acompañaba a voces en clásicos como 'Little L', 'Alright' y 'Space cowboy'.
Jason Kay es un líder carismático, sí, pero no es todo Jamiroquai. Buena parte del peso del concierto lo soporta la instrumentación, esta vez con hasta siete músicos en escena que protagonizaron largos y potentes solos que hicieron que el público no bajara la guardia en ningún momento.
Superada la prueba del estreno con buenas sensaciones y sin incidentes, el Cortijo de Torres volvió a mutar en recinto con todo el asfalto cubierto por césped artificial. Un acierto que agradecen los muchos que deciden seguir los conciertos sentados o incluso tumbados, sobre todo en las primeras horas en las que el sol aprieta y la sombra se convierte casi en un bien de primera necesidad. Que se lo digan a Juan Alberto Martínez, el líder de los Niños Mutantes que cantaba, tocaba la guitarra y saltaba como si no hubiera un mañana con 'Pura Vida' pese a los casi 30 grados de las seis de la tarde. Entre hit y hit, anunció disco nuevo para antes de final de año y lanzó guiños a sus compañeros de cartel. «Cantad fuerte. Que lo oiga Kevin Morby a ver si aprende algo de castellano», bromeaba animando al público a desgañitarse con el ya clásico 'Errante'.
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Pero, con permiso del maestro del acid jazz, otros dos ingleses concentraron la atención de los asistentes. Paolo Nutini y Michael Kiwanuka eran los 'tapados' del cartel, sin ser los cabezas principales se revelaron como los más esperados entre los muchos británicos que pasan unas vacaciones musicales en Málaga (escoceses, sobre todo, a juzgar por las banderas que portaban). Tras ocho años sin disco nuevo y prácticamente desparecido de la escena, Paolo Nutini vuelve a los directos. Feliz de «este clima y esta gente», el escocés reapareció más maduro, con ese punto de soft rock que enamora pero con un toque más psicodélico incluso en los audiovisuales que le acompañaban durante toda la actuación. Su pequeña gran mutación. Con clásicos como 'Candy' y con temas nuevos como 'Shine a Light', (dos momentazos), desplegó esa voz desgarrada que le ha valido constantes comparaciones con su compatriota Rod Stewart. Enfrente, subido a hombros de su madre, un niño rubísimo de cualquier país del norte lo seguía como uno más de la fiesta.
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En los alrededores de la zona VIP, un rincón tranquilo y alejado de las masas, se concentraban muchos de los pequeños festivaleros mientras el personalísimo soul del londinense Michael Kiwanuka ponía banda sonora a la caída de la tarde en Andalucía Big Festival. Música envolvente apoyada en sus impresionantes coristas femeninas que tuvo su punto álgido en la famosa 'Cold little heart' que sirve de cabecera a la exitosa serie 'Big little lies'. Un rollo atmosférico con brillantes pasajes instrumentales que invitaba a tomarse unos minutos de simple contemplación musical antes de continuar saltando un día más hasta la madrugada en este ya Big Málaga.
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