Rodaje del documental.
Flashback

Viva la calle, el musical

Sábado, 18 de marzo 2023, 01:00

A principios de esta semana, el Festival de Málaga, ya en plena vorágine, acogió el estreno de un documental, 'Viva la calle', que hablaba ... tanto de nosotros que toda la ciudad se vio reflejada en la pantalla de aquel teatro que es el del Soho aunque no esté en Londres ni en Nueva York y que debería llamarse simplemente ensanche o 'Soap', South of Alameda Principal, igual que el jabón, que limpia y desinfecta.

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El lunes a las cuatro de la tarde, una hora maldita para casi cualquier cosa, se reunió en el Teatro del Soho una representación del pensamiento y de la emoción de Málaga. Había arquitectos y urbanistas, estilistas del arte, filósofos de la vida, algunos comerciantes, vecinos todos, periodistas, concejalas, profesores y catedráticos, entre otras muchas características y aficiones allí congregadas. La convocatoria llegó de la mano de Pedro Marín, director del Observatorio de Medio Ambiente (OMAU) y una figura insustituible en este breve pero intenso panorama intelectual de la ciudad, también responsable de 'Viva la calle', el documental, que es en realidad el artefacto audiovisual que se extrae de un proyecto más extenso que detalla el proceso de transformación que ha vivido la ciudad y que está recogido en un hermoso tomo. Empieza más o menos con la rehabilitación de los edificios del Centro, continúa con la publicación del Plan General de Ordenación Urbana del 96 y aunque no tiene fin culmina ahora, que llevamos años con la impresión de que no tenemos ningún plan más allá de seguir remando. Como trata sobre la transformación de Málaga y cuenta con producción municipal, acudió el máximo responsable de las dos cosas, Francisco de la Torre. El alcalde aguantó de manera estoica los aplausos y vítores que buena parte de la convocatoria ofreció en el último tramo, que es el que habla del presente y sus sombras.

'Viva la calle', el documental dirigido por Juan Pablo Minguillón, contiene un crisol de imágenes sobre este proceso, algunas rodadas durante el confinamiento con el Centro vacío, y otras que dan verdadera vergüenza, no sé si propia o ajena. Cuenta con un trabajo de documentación impresionante y realiza la heroicidad de recoger las opiniones de 35 personas con diferente implicación en este proceso (también comerciantes y vecinos), de una manera equilibrada, resumida en 60 minutos que resultan muy recomendables para quien quiera conocer este proceso que se limita al Centro, aunque podría extenderse más, y que tiene su primer hito en la peatonalización de la calle Larios, ahora salón de Málaga y antes mártir de la segunda fila. 'Viva la calle' nos recuerda las críticas que tuvo entre los comerciantes. Habla de la ciudad como generadora de emociones colectivas. La euforia museística frente al peligro de morir de éxito, por más terrible que resulte esa expresión. Del precio de los alquileres, o del diseño de un centro histórico hecho parque temático, amable con el visitante, pero voraz para quien lo habita.

Con la intención de templar gaitas entre los convocados, después de otra película que merece otro artículo, unos autobuses nos llevaron a una recepción en el OMAU, la sede ideal para atraer fondos europeos y para pensar en la ciudad y en sus cosas, pese a que los taxistas que tomaron los impacientes no supieran de su existencia, mosqueados por la entelequia de las nuevas centralidades. Durante el cóctel, deseando que el documental tuviera toda la proyección posible, y como veníamos del teatro de Banderas, fantaseamos con una versión de este proyecto: un musical con vecinos y turistas, arquitectos y políticos, solteros despidiéndose en terrazas, cruceros y museos, pero con un gran cuerpo de baile.

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