Ensayo Error Málaga

Llega a mis manos el libro 'Ensayo y error Benidorm' (léase con la segunda palabra tachada), un compendio de escritos que se convierten en un homenaje a uno de los lugares más extraños y extravagantes del mundo; un sitio dedicado al ocio y al disfrute, al turismo y a la felicidad,. En Benidorm, sobre una superficie ínfima se dispara como emergiendo del suelo más fértil un lugar para las vacaciones, el descanso y el ocio. Un fenómeno de «sol y playa socialdemócrata» que viene alimentado, como si se estuviera engullendo con hambre, por uno de los motivos más definitorios que mueven a las personas a pasárselo bien, que es el deseo de estar acompañados. Como dijo Paolo Vasile, «la soledad es la que da de comer al 'show business' español».

La editorial Barrett, una de las mejores cosas que le han pasado a la literatura en Andalucía, va por la segunda edición de este libro que es como una película documental escrita sobre un lugar caído del mismo paraíso. Se trata de «una reflexión divertida, extravagante, plural y positiva de la ciudad que más sentimientos encontrados produce a quienes la visitan». Olivar del 'souvenir', con una temperatura media que asciende a 18 grados, es uno de los pocos lugares del mundo en el que el turismo masivo no molesta porque la experiencia aumenta su valor con el número de personas que la disfruta. Si alguna vez han estado en Benidorm, saben de lo que hablamos: se llega en coche o en autobús y, tras una atmósfera montañosa, aparecen decenas de rascacielos sacados de películas en las que la ley de costas es ciencia ficción y de lugares diseñados para el disfrute. Un edén sin estacionalidad que se nutre de domingueros en verano y de jubilados en una temporada baja que no es tal, porque en Benidorm no existe la desgracia.

'Ensayo y error Benidorm' da varios puntos de vista sobre la misma circunstancia. En él escriben una modista, una hostelera, un urbanista, arquitectos, artistas, directores de cine, escritores, poetas, diseñadores y hasta alumnos de Primaria. Se habla por ejemplo de Martin Parr, un fotógrafo que se quedó fascinado para siempre con la estética veraniega y con este Nueva York del Mediterráneo, la urbe de rascacielos disponible para quienes no han soñado nunca con ir a otra gran ciudad. Es una ciudad del futuro. Una de las cosas más sorprendentes de este libro es la iluminación que aporta sobre uno de los factores más inéditos, que es la sostenibilidad de la ciudad por el escaso trozo de tierra que ocupa «frente a la destrucción sistemática del litoral con urbanizaciones masivas». No hay ningún lugar de esta población que se encuentre a más de diez minutos andando de la playa, y por eso es uno de los territorios en los que más traslados se hacen a pie y en donde menos se utiliza el transporte privado.

Las personas que van a Benidorm buscan una cosa: rejuvenecer. Aquí hay cierto grado de prejuicio de clase, porque esta localidad convierte el lujo en algo al alcance de casi cualquiera. Ahí está uno de los problemas, y de esto hablaba Owen Jones en 'La demonización de la clase obrera'. En el fabuloso capítulo escrito por el periodista Josan Piqueres dice así: «¿Qué diferencia hay entre un matrimonio de Soria, que después de haber tenido cuatro hijos y de haber trabajado durante cuarenta años en una tienda en la calle Mayor de Madrid decide retirarse en Benidorm, y que el mayo mandatario del país más extenso sobre la faz de la tierra se dé un chapuzón carísimo en un jacuzzi? El precio. La sensación de placer es la misma».

Es cierto que la tradición pionera de la Costa del Sol podría quedar enfrentada a la legendaria Benidorm, corpus de Los Nikis, capital mundial del flotador, el elogio del bikini, un lugar propicio para el anonimato y el divertimento más o menos absurdo. Así son los lugares turísticos, la sociedad del ocio, espacios como Torremolinos, como Marbella o como Málaga, que aúlla empapada de gente como si no hubiera existido antes, que ha sucumbido a la dictadura del placer de los demás.