El Cerro del Villar no se abandonó: las excavaciones confirman que se transformó en «polígono industrial» de Malaka
Los hallazgos de la actual campaña en la antigua isla del Guadalhorce confirman que su uso se extiende más de un milenio hasta época romana
Al otro lado de la carretera está el polígono industrial Villa Rosa, que continúa hoy en día valle adentro con las naves del Guadalhorce, Santa ... Teresa, San Luis y el Viso. Y aunque parezca un fenómeno moderno vinculado a la actividad comercial, resulta que las fábricas y talleres de esta zona de Málaga son tan antiguos como la propia ciudad y tienen su origen en el Cerro del Villar. Así lo han confirmado las actuales excavaciones en la antigua isla de la desembocadura del río al concluir que ya no es exacto hablar de abandono de este espacio tras los sucesos catastróficos de las inundaciones fluviales y marinas. Los arqueólogos hablan ya abiertamente de una ocupación continuada, solo que la urbe de época fenicia arcaica se transformó en un sector de producción alfarera en tiempos púnicos y posterior fábrica romana de salazones, una suerte de «polígono industrial» que surtía a la vecina Malaka, donde se instalaron los habitantes que vivieron en el Cerro del Villar durante su época de esplendor (siglos VIII al VI a.C).
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«El Cerro del Villar no se abandona y ya incluso los trabajos de la doctora María Eugenia Aubet, con el hallazgo de un horno del siglo V a.C., apuntaban que el lugar se siguió ocupando», explica Bartolomé Mora, catedrático de Arqueología de la UMA, que hace unos días dio a conocer los últimos avances del yacimiento en las II Jornadas de Difusión de los Proyectos Generales de Investigación Arqueológica de Andalucía, organizados por la Consejería de Cultura en el Museo de Málaga. Junto al director de las excavaciones, José Suárez, y los especialistas Antonio Sáez y Carmen Alañón, el equipo de investigadores expuso los hallazgos cuando los trabajos se encuentran en la recta final de la cuarta campaña consecutiva, patrocinada por la Junta de Andalucía y liderada por la Universidad de Málaga, con la colaboración institucional del Ayuntamiento, Diputación y Fundación Málaga, y el apoyo de universidades andaluzas e internacionales, como Marburgo (Alemania) y Chicago, además de especialistas del CSIC y SCAI.
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Ocupación de la isla
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años apróximadamente se estima que estuvo en uso el Cerro del Villar, desde su fundación como ciudad-isla de la desembocadura del Guadalhorce a mediados del siglo VIII a.C. hasta su uso industrial que se extendió en torno a comienzos del siglo IV d. C., según las últimas investigaciones.
Una de las grandes novedades de este año se están logrando en el sector 14, que se encuentra al sur de la antigua isla para indagar en las etapas más recientes de la ocupación, que es uno de los grandes objetivos de las actuales excavaciones. Así, como señaló el profesor Mora, la época dorada del Cerro del Villar y el brillante urbanismo de sus construcciones y calles había «eclipsado» hasta ahora la evolución de este hábitat, que está aflorando precisamente en el extremo del yacimiento. En ese espacio marginal, se han desenterrado «los restos de un gran centro de producción cerámica que datan del siglo V a.C., pero con una enorme cantidad de desechos de producción que nos indican que el Cerro del Villar era un gran polígono industrial alfarero de la ciudad-estado fenicio púnica de Málaga», precisó el catedrático.
Surgió la sorpresa
Esa idea del antiguo islote del Guadalhorce como espacio productivo también lo emplea el propio arqueólogo, profesor de la UMA y director de las excavaciones, José Suárez, que expuso que en el siglo VI a.C. «las familias de la oligarquía del Cerro del Villar se trasladan a Málaga», al entorno del actual Museo Picasso, la colina de la Alcazaba y el Rectorado, buscando un terreno más estable junto al otro río de la actual capital, el Guadalmedina. Por ello, el investigador también emplea el «concepto de polígono industrial subsidiario de Malaka» para hablar de la continuidad de este espacio que se convierte en un gran centro alfarero en el que siguieron viviendo los que allí trabajan. Una actividad que, posteriormente, es sustituida por las piletas romanas de salazones que estuvieron produciendo hasta comienzos del siglo V d.C., por lo que la ocupación se mantuvo más de un milenio.
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«En un mismo corte hemos encontrado este año la conexión entre el mundo fenicio y el mundo romano», apunta el arqueólogo Bartolomé Mora
En este sentido, en el sector 14 también asoma la factoría de salazones de la época alto imperial romana, donde esta campaña se han excavado otras dos piletas para conocer sus características constructivas y documentar su abandono y colmatación. Y donde ha surgido la sorpresa. «Hemos tenido la suerte de que en uno de los extremos, haciendo un sondeo estratigráfico para ver dónde se asentaban las piletas, ha aparecido un muro con la misma orientación que las construcciones fenicias del sector norte de la isla», avanzó el catedrático Bartolomé Mora que, con la salvedad de la necesidad de seguir excavando para datar ese hallazgo, apuntó a que «la ocupación fenicio o fenicio-púnica se mantiene en este sector tan extremo al sur de la isla». «En un mismo corte hemos encontrado la conexión entre el mundo fenicio y el mundo romano», se felicitó el investigador que usó un símil estelar para ilustrar ese encuentro: «Hemos encontrado la nave espacial acoplándose a la nave nodriza».
Este entusiasmo también lo compartió Antonio Sáez, profesor de arqueología de la Universidad de Sevilla, que ilustró el hallazgo del centro alfarero de época púnica -siglo V a.C.- con la aparición de un horno y «miles» de objetos cerámicos defectuosos que no cumplían las normas de calidad y que fueron allí tirados hasta llegar a formar una pequeña colina, que hoy día es una montaña de información formidable para los investigadores. Desde el tipo de ánforas y recipientes al material del que están hechas. «Lo siento por los alfareros ya que esta gran cantidad de desechos fueron los días malos de los artesanos, pero para nosotros nos vienen muy bien esos días malos», apostilló.
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Para hacerse una idea, los arqueólogos han excavado una superficie de más de 40 metros cuadrados, donde se depositaron esas cerámicas defectuosas. Y, a la espera de los resultados de los análisis, de lo que no deja duda es del «frenesí artesanal durante unas décadas muy concretas de actividad que podemos situar entre finales del siglo VI y la primera mitad del siglo V a. C», acota Sáez, que vuelve a la idea de sus colegas, a esa etapa posterior al esplendor del Cerro del Villar, en la que ya no era una ciudad, «sino una especie de polígono industrial de Málaga». Y en sus milenarios talleres nos quedan todavía muchos secretos por descubrir.
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