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La UMA realiza un estudio con presos de Alhaurín de la Torre

La investigación que relaciona inteligencia emocional y los rasgos psicopáticos se publicó en la revista científica 'The European Journal of Psychology Applied to Legal Context'

ALBA TRUJILLO LÓPEZ

Martes, 8 de febrero 2022, 00:03

Nos trasladamos a un ambiente diferente lejos del entorno estudiantil. En este caso, el protagonista de este cambio de escenario ha sido el grupo de investigación de Emoción y Cognición de la Universidad de Málaga, encabezado por el catedrático en Psicología Pablo Fernández Berrocal, y formado por psicólogos de Málaga y Granada. Este equipo se ha desplazado a la Prisión Provincial de Málaga (Alhaurín de la Torre) donde han realizado una investigación en la que han estudiado la relación entre Inteligencia Emocional (IE) y los rasgos psicopáticos de la población masculina residente en centros penitenciarios. En este caso, tomando como partícipes de la muestra del estudio a los reclusos de esta prisión malagueña.

Para quien desconoce quiénes son y qué tipo de trabajos realiza dicho grupo de investigación de la UMA está centrado principalmente en el estudio y aplicación de los procesos emocionales y afectivos de las personas, así como la relación existente entre la inteligencia emocional y las variables que intervienen en el bienestar emocional de la población.

Raquel Gómez Leal, una joven investigadora de 28 años, es una de las protagonistas que ha llevado a cabo este estudio. Además de haberse graduado en Psicología con una nota media excelente, su tesis doctoral centrada en la relación entre inteligencia emocional y rasgos psicopáticos ha obtenido una calificación de sobresaliente cum laude con mención internacional, dirigida también por Pablo Fernández Berrocal, con quien comparte despacho: «Este es mi campo de investigación central, mi tema principal de la tesis, el grupo en general estudia solo la inteligencia emocional, yo estudio la relación entre ambas», afirma Gómez Leal, que actualmente tiene un contrato postdoctoral con la Universidad de Málaga.

«La idea principal son las implicaciones clínicas que suelen tener estos estudios», declara Gómez Leal

Para que se entienda bien el estudio realizado, Raquel Gómez incide en que es fundamental saber diferenciar dos conceptos: psicopatía y rasgos psicopáticos. «Nosotros no tratamos diagnósticos de personas con psicopatías sino qué nivel de rasgos psicopáticos tiene, es importante esta distinción en el estudio», añade Raquel Gómez.

Así como también es importante conocer el significado de inteligencia emocional, que se puede resumir como la capacidad de percibir, expresar y comprender las emociones con el fin de promover el crecimiento emocional e intelectual de uno mismo y los rasgos psicopáticos como un constructo de personalidad que combina egocentrismo, insensibilidad e incapacidad para formar vínculos emocionales estrechos y comportamientos impulsivos, entre otros.

Para poder llevar a cabo este estudio se han examinado a 63 presos -al principio fueron 79 personas, pero se descartaron por cuestionarios incompletos o erróneos- con edades comprendidas entre los 22 y los 62 años y condenados por delitos menores tales como narcomenudeo, infracciones de tránsito o hurto.

Estas personas fueron sometidas a dos pruebas para la obtención de dichos resultados: la Prueba de Inteligencia Emocional de Mayer-Salovey-Caruso (MSCEIT) y la Escala de Psicopatía autoinformada-III de 34 ítems (SRP-III). Gómez Leal explica en qué consiste cada prueba: «La de inteligencia emocional está basada en la manipulación y la comprensión de emociones a través de varios ejercicios»:

1. La percepción de emociones, donde una tarea clásica sería ver unos rostros y decir lo que siente ese rostro.

2. La comprensión de las emociones: saber por qué emociones están compuestas las emociones complejas.

3. La prueba de facilitación emocional: usar las emociones para mejorar el comportamiento.

4. Y por último, una parte de regulación emocional para ayudar a adaptarse al entorno.

La prueba de psicopatía se ha realizado mediante una escala validada previamente por este grupo: «Consiste en otro informe que mide manipulación interpersonal, afecto calloso (falta de empatía y de remordimiento), estilo de vida errático y tendencia criminal», añade Gómez Leal.

Resultados

Los datos se han obtenido durante entrevistas individuales divididas en dos partes. La primera parte comprende una duración de unos 50 minutos, mientras que la segunda es de unos 15 minutos: «Tuvimos una serie de dificultades en la cárcel por el tema de que a muchos presos les costaba la comprensión lectora del cuestionario, pero se les facilitó haciéndolos y leyéndolos con ellos, por lo tanto conseguimos solventar esos problemas», declara Gómez.

Asimismo, los resultados de la investigación se han publicado en la revista científica 'The European Journal of Psychology Applied to Legal Context'. «Esta revista está ahora mismo en el Top10 de las mejores revistas internacionales, es una revista del Colegio Oficial de Psicólogos y está en una muy buena posición con un factor de impacto bastante grande», declara Raquel Gómez. Finalmente, dichos resultados han revelado que existe una conexión negativa que demuestra que los individuos con altos rasgos psicopáticos poseen una menor inteligencia emocional.

La investigación se ha estudiado previamente mediante una muestra de población comunitaria, no carcelaria, y se ha comparado con dos estudios anteriores realizados por este mismo grupo de Emoción y Cognición de la Universidad de Málaga: «En un principio analizamos la literatura, vimos las carencias y lo estudiamos en población normal, es decir, población comunitaria, no población encarcelada. Si normalmente hay un 1% de población comunitaria de muy altos rasgos psicopáticos en población carcelaria sube hasta el 15-20%. Sube muchísimo. Nosotros intentamos comprobar si eso era cierto haciendo este estudio para corroborar los resultados anteriores y metimos el tema de la inteligencia emocional para ver querelación había ahí», añade Raquel Gómez.

Estudios previos

Los estudios previos denominados 'Age and gender differences in ability emotional intelligence in adults: A cross-sectional study' y 'Spanish adaptation and validation of the 34-item self-report psychopathy scale', son independientes a la hora de estudiar la relación entre la inteligencia emocional y los rasgos psicopáticos, es decir, se estudian por separado: «Hay más estudios nuestros, pero son independientes a la hora de estudiar las relaciones juntas, por un lado se estudia los niveles de inteligencia emocional con esa muestra comunitaria en comparación con la encarcelada y luego, el otro estudio fue una validación de un cuestionario de psicopatía que nosotros usamos y la población comunitaria utilizaba dicho cuestionario, esa comparación es la primera parte del estudio», explica Raquel Gómez.

Con esta investigación no solo se pretende analizar la conducta de los presos, sino prevenir estos problemas a una generación futura que les ayude a no llegar hasta ese punto. «De forma preventiva es muy útil, cuando eres niño o adolescente se pueden mejorar estas habilidades emocionales y reducir esas consecuencias que tienen los rasgos psicopáticos», declara la joven psicóloga.

Así como sirve para ayudar a los presos a tener una buena conducta para poder pasar a un módulo mejor llamados módulos de respeto: «Esto también incide en la mejoría de ellos como personas y a nivel sociedad, cuando salen ya no vuelven a delinquir o tiene una reducción muy grande de delitos, nos beneficiamos todos», declara Gómez.

El papel que tiene este grupo de investigación es fundamental para que muchas de las condenas puedan reducirse y se puedan conseguir informes favorables motivados a causa de controlar dichas emociones: «Con estos resultados podemos decir que puede ser beneficioso el mejorar esas habilidades emocionales tanto en la cárcel como un tratamiento para mejorar las relaciones entre ellos, los informes personales y tener una reducción de condena por buena conducta, también ayudarlos a la reinserción posterior en la sociedad», añade Raquel Gómez, es decir, que este estudio lo pueden tener en cuenta las autoridades para el diseño de programas de intervención tanto dentro de los centros penitenciarios como de forma preventiva en ámbitos comunitarios.

Conclusiones

La segunda parte del estudio es la que estudia definitivamente la relación entre los dos constructos. Tras conocer que una persona con alta psicopatía tiene una menor inteligencia emocional, el trabajo se centra en mejorar esa habilidad emocional para reducir esos rasgos psicopáticos o sus consecuencias, que como hemos dicho anteriormente son conductas antisociales, impulsividad, agresividad y llegados al extremos, conductas ilegales: «A nivel específico hemos encontrado una relación negativa entre inteligencia emocional y psicopatía», añade la joven investigadora.

Raquel Gómez declara cuál es el punto a destacar del estudio: «La idea de nuestras investigaciones aunque sean a nivel básico son las implicaciones clínicas que suelen tener. El objetivo principal es tener información teórica para poder llevarla a la práctica», añade Gómez.

Ella, junto a otro compañero, fueron los elegidos para realizar gran parte del estudio, como ha sido la parte de llevar las entrevistas. Raquel Gómez no ha dudado en expresar lo que esta experiencia ha significado para ella y más habiendo sido un tema principal de su tesis: «No la voy a olvidar nunca. Siempre tenemos muchos prejuicios sobre esas personas y al estar en la cárcel fue donde me di cuenta de que eran personas como tú y como yo, pero en unas circunstancias peores, por desgracia. No eran personas que daban miedo, podías hablar con ellos de manera totalmente normal», se sincera Gómez, que aporta como conclusión final lo gratificante que ha sido este proceso para sí misma: «La realización que me hizo hacer este estudio fue muy grande porque lo llevamos investigando desde el principio, yo estaba metida empíricamente en la investigación hasta que salió este estudio, y vi la oportunidad de aplicar mis conocimientos sobre el tema», admite Raquel Gómez.

El siguiente paso a seguir por este grupo es divulgar dichos resultados: «Yo no pondría tan complejo el nivel divulgativo de este estudio porque son análisis de mediación con las diferentes subdimensiones, no se va a entender muy bien, lo dejaría con el constructo global que es de la inteligencia emocional y psicopatía, aunque si alguien quiere leer el estudio se va ir a un aspecto más complejo», añade Gómez Leal.

Tras haber conocido esta experiencia y el significado de estos datos es importante enfatizar la importancia de eliminar los prejuicios que siempre se tienen sobre las personas que se encuentran en prisión. Bien sea por la imagen que suelen ofrecernos sobre ellos, o porque conozcamos casos de personas que han tenido ciertas experiencias delictivas que nos han hecho crear una falsa imagen de peligrosidad hacia ellos, sin tener en cuenta cuáles han sido las circunstancias que les han llevado a cometer esos delitos menores.

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