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SANTIAGO GÓMEZ
Martes, 27 de abril 2021, 00:05
Enrique Viguera Mínguez ha sido seleccionado para entrar en el Comité de Ciencia y Sociedad de la asociación internacional. Este puesto llega después de casi 18 años como coordinador de la iniciativa Encuentros con la Ciencia, múltiples estudios publicados en prestigiosas revistas como 'Science' y años como docente en el Área de Genética de la UMA.
La Federación Europea de Sociedades Bioquímicas (FEBS) agrupa unos 35.000 miembros encuadrados en 39 entidades, una de ellas es la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (SEBBM). Precisamente, el malagueño estrena trabajo en este 2021 gracias a la SEBBM: «Yo soy miembro de la junta directiva de la SEBBM, que es una de las sociedades científicas más activas y que reúne a un mayor número de investigadores del campo de la biología molecular. Ellos fueron los que me propusieron para ocupar este cargo en la FEBS», el primer español en conseguirlo.
Enrique Viguera no será el único novato en el comité, también han nombrado a Mauro Torti, investigador que aún no conoce el español. Para el profesor de la UMA es un halago recibir este cargo: «Cada sociedad pone su candidato y al final, por medio de votación, la FEBS eligió al italiano y a mí. Es un honor que haya una representación española en este comité».
La labor de la junta es divulgativa, comunicar a la sociedad la ciencia que se desarrolla en los distintos países, «básicamente es adaptar los resultados de las investigaciones a un lenguaje que entienda un público no tan especializado y transmitirlos», explica el doctor en Ciencias por la Universidad Autónoma de Madrid.
Como apunta el biólogo: «Hasta hace no mucho tiempo, este trabajo de comunicación no se estaba realizando. Han surgido distintos grupos de sociedades de investigación que han apostado por estos perfiles de comunicadores de ciencia a la sociedad, también se ha intentado facilitar a los periodistas científicos los resultados». En el fondo, han buscado métodos para trasladarle a la sociedad los resultados de las investigaciones.
Hay que recordar que la mayoría de estos trabajos están financiados con dinero público, por lo que esto sirve como promoción de su propio trabajo, «debemos ser los responsables de transmitir la importancia que tienen estas ayudas económicas y en qué se traducen», señala el organizador de Encuentros con la Ciencia.
Enrique Viguera no se esperaba que lo nombrasen para el comité: «Me sorprendió porque en España hay gente muy buena trabajando el tema de la divulgación y también noto un poco la responsabilidad de que me hayan escogido a mí por delante de otros». Sin embargo, era de esperar teniendo en cuenta que es coordinador y uno de los fundadores de Encuentros con la Ciencia, una iniciativa dedicada a orientar el interés de la sociedad hacia los distintos ámbitos de la ciencia: «Nosotros llevamos casi dos décadas trabajando en el campo con nuestra iniciativa Encuentros con la Ciencia y esto ha pesado bastante a la hora de tomar la decisión, además del propio currículum científico», admite el profesor de la UMA.
Si ya llevaba una vida ajetreada, ahora el malagueño añade un trabajo más. Pero esto es algo que no le pesa: «Hay personas que tenemos una especial habilidad de meternos en líos y en general nos va la marcha», comenta entre risas. Siempre ha tenido un día a día bastante ocupado, «tras graduarme en la UMA me fui a Madrid al Centro de investigaciones biológicas Margarita Salas. Allí hice mi tesis doctoral en tan solo tres años, trabajaba de lunes a domingo prácticamente. Estuve tres años viviendo en la ciudad y no la conocía».
Gracias a este esfuerzo constante obtuvo una beca Marie Curie, por aquel entonces con otro nombre, y le dio la oportunidad de ir a un prestigioso laboratorio de París, el Laboratorio de Genética Microbiana (INRA): «Inicialmente iba a estar 18 meses y finalmente fueron casi cuatro años y medio». Fue su primera toma de contacto con el mundo de la investigación, «me acuerdo que comí el primer día con el jefe de área y la siguiente vez que lo vi fue a los seis meses para enseñarle los resultados. Fue una etapa maravillosa», relata el biólogo.
Al tiempo volvió a España, gracias a un contrato Ramón y Cajal: «Llegué al Centro de Astrobiología donde participamos en la primera secuenciación del primer genoma bacteriano que se hizo en el país», al poco tiempo obtuvo la plaza de profesor en la UMA y decidió retornar a casa.
Estas vivencias que duraron casi 12 años y que las dedicó exclusivamente a la investigación fueron clave para que Viguera se interesase más por la comunicación, «comencé a echar de menos la parte de divulgación científica». En su llegada a Málaga decidió involucrarse en un proyecto de tal calibre y así es como se creó Encuentros con la Ciencia: «Cuando volví a Málaga vi que era necesario trasladar la ciencia a la sociedad. Probé con varias instituciones y finalmente fue Ámbito Cultural de El Corte Inglés quien mostró más interés».
Fue un acierto la iniciativa, gracias al trabajo de los coordinadores han podido contar con grandes eruditos del gremio para desarrollar las distintas actividades de la organización: «Por Encuentros con la Ciencia han pasado gran parte de los mejores científicos de España, de hecho, la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales nos tiene como posible sede para sus investigadores», explica el docente. Mariano Barbacid, Margarita Salas o Francis Mojica son algunos de los expertos que han colaborado con la corporación.
Lo que comenzó como un equipo de investigadores de la UMA y profesores de enseñanza secundaria se fue desarrollando, hasta el punto que cuentan con el apoyo de diversas empresas privadas y la Fundación Española de Ciencia y Tecnología (FECYT). Esto también se ha notado en la audiencia, «el vídeo de la ponencia de Mojica tiene más de 110.000 visitas en 'YouTube' que para una charla científica son números muy importante, todo un logro para gente que no es 'youtuber'», comenta orgulloso.
Alrededor del núcleo de las ponencias empezaron a surgir otra serie de ideas. Comenzaron a adaptar actividades para un público interesado en la ciencia, pero no experto. «Hemos hecho exposiciones científicas que han recorrido gran parte de los centros educativos de la ciudad de Málaga e incluso la iniciativa 'Alzheimer camino de la memoria' llegó a exponerse en Santiago de Compostela y la inauguró la Reina Sofía» -el periodista de SUR Antonio Ortín participó en esta acción-.
Para Enrique Viguera todos estos logros le producen gozo y «satisfacción personal», no solo por el reconocimiento, sino porque «es tiempo que le quitas de sueño, de tu vida personal, de estar con los hijos y ver que hay resultados reconforta». La vida del malagueño está muy enfocada a esta organización, pero no puede dejar de lado otras cosas: «Tengo que dedicar tiempo a mi grupo de investigación, a sacar publicaciones, y a dar clases y estimular al alumnado, pero compensa, sobre todo cuando llega una persona y te comenta lo bien que lo estamos haciendo de cara a la sociedad», comenta gratamente.
Un aspecto que destaca el profesor de la UMA es el poco conocimiento científico que tiene la gente. A raíz de la pandemia hemos visto cómo había mucha incertidumbre y pocas respuestas: «Hay baja formación científica de la sociedad, empezando por la clase política. Muchas de las soluciones que se han encontrado ya se sabían, pero no se ha consultado a la gente experta y lo triste es que ha habido muchas muertes», explica con resignación.
«La formación científica implica tener capacidad crítica, no es solo tener conocimientos», prosigue el investigador. Precisamente, el espíritu crítico es una de las cosas que intentan fomentar con Encuentros con la Ciencia: «Incentivamos la capacidad de discernir y decidir en función de los datos, no en función de tendencias o ideas que no tengan bases que la sustenten», finaliza.
Una de las iniciativas que sigue esta temática son los Talleres Guíame. Desarrollado para alumnado de altas capacidades de primaria y secundaria: «Intentamos que estos alumnos ávidos de conocimiento no se vayan apagando como suele pasar en el sistema educativo. Los invitamos a hacer actividades con profesores en la universidad e intentamos descubrirles que hay mucho más de lo que conocen hasta el momento», detalla el nuevo miembro de la FEBS.
«Es uno de los proyectos que mayor satisfacción personal me ha dado», corrobora Viguera. La de este año es la novena edición y han pasado casi 200 alumnos. Es un proyecto en el que colabora la Delegación de Educación de Málaga de la Junta de Andalucía y también varias profesoras de Psicología. Consta de 40 talleres y unas jornadas de exposición en la sede de Ámbito Cultural de El Corte Inglés.
Una de las claves para entender por qué Enrique Viguera se involucra en este tipo de trabajos está en las personas que le abrieron los ojos a la ciencia. La primera fue una profesora de BUP, María del Carmen Calvet, docente en el Instituto Santa Rosa de Lima: «Ella me daba clase de Biología y creo que fue la forma de explicar lo que me hizo apreciar este mundo e interesarme», afirma nuestro protagonista. Además, la educadora tomó una decisión definitiva para Viguera: «Siempre me gustó la Geología, se lo comenté a esta profesora y me propuso dar las clases de Mineralogía, cosas como esas son incentivos muy importantes para los alumnos», añade.
La segunda persona que incidió de manera clara en la carrera laboral del investigador fue su tío, Josep María Martínez, quien trabajaba en la farmacéutica MERK, con laboratorios en Barcelona: «Durante la carrera, me propuso ir los veranos allí a trabajar al laboratorio. Me avisó que no iba a cobrar y que me quedaba sin vacaciones, pero que iba a poder trabajar con herramientas que no habían llegado aún a la universidad. Esto fue definitivo para optar por la rama de la investigación aplicada», afirma el doctor.
Por último y no por ello menos importante, está su mentora por excelencia: Francisca Sánchez Jiménez, catedrática en Bioquímica y antigua profesora de la Universidad de Málaga: «Ha sido un referente para mí, no solo por sus éxitos, sino por su ética de trabajo. Mi primer trabajo de investigación lo hice con ella, el cual fue durante muchos años la investigación de la UMA con mayor impacto. Yo aún estaba en quinto de carrera», recuerda entre sonrisas. «A lo largo de mi vida laboral he seguido contando con ella para que me guiase y ayudase a tomar ciertas decisiones, es mi mentora», concluye el científico.
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