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CLAUDIA SAN MARTÍN
MÁLAGA.
Martes, 22 de enero 2019, 00:05
De una colaboración con la Universidad de Oregón, en Estados Unidos, y la de Osaka, en Japón, surge una línea de investigación en Química con la UMA que lleva ya casi siete años en marcha. ¿Se han preguntado alguna vez de qué están compuestos los dispositivos electrónicos de los que hacemos uso diariamente? En su mayoría de silicio, pero, como apunta el catedrático de Física y Química de la UMA y la figura principal de esta investigación, Juan Casado, su conversión en un material útil es costosa y dañina para el medio ambiente. Este proyecto que se lleva a cabo directamente en los laboratorios de la UMA, ha revelado que añadiéndole azufre a una molécula compuesta por hidrógeno y carbono, «cambia sus propiedades» y el azufre se convierte en un repelente magnético que se puede utilizar en dispositivos electrónicos sin necesidad de emplear demasiada energía que ocasione daños en el medio ambiente.
Pero, ¿cómo es esto posible? Casado comienza su explicación haciendo alusión al concepto de 'biomasa', la materia orgánica que se utiliza como fuente energética que está en la superficie, y es justo en este momento cuando entra en juego el carbono, presente en toda la materia. «La Tierra es capaz de sostenerse con todo el carbono que hay en la superficie, si utilizáramos ese carbono no habría cambio climático», apunta el investigador, que junto con uno de sus alumnos de doctorado, Guzmán López Espejo, ha conseguido llegar más lejos de lo que imaginó al comienzo del estudio.
Casado lleva toda su carrera como docente dentro de la UMA investigando cientos de moléculas, y con ésta ha dado en el clavo. Además ayudó, en palabras del investigador, a que la Universidad cuente con «uno de los mejores laboratorios de espectroscopia del sur de Europa», una herramienta fundamental en el análisis de las moléculas.
A la hora de la divulgación científica, este doctor en Física y Química opina que el problema principal del desinterés general por la ciencia radica en la infancia, una etapa «fundamental» en la que la instrucción en los colegios e institutos cada año se ve más mermada. «El mensaje adecuado en la edad adecuada, multiplicaría por tres el número de aquellos que se dedican a la ciencia, en la vocación», sentencia Casado.
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