Libro de estilo y portavocía coral

Moreno sabe que gran parte de su éxito electoral es deudor de la imagen que ha conseguido trasladar al conjunto de la ciudadanía, lo voten o no, y que describe a un político alejado de la bronca que tanto impera en otros ámbitos de la vida política española.

Moderado, según sus propias palabras; sólo educado, según sus adversarios, lo cierto es que Moreno no despierta especial animadversión entre quienes se sienten más cercanos a opciones ideológicas lejanas a la suya, y eso ha tenido consecuencias electorales. Si el ímpetu moviliza a los propios, la distancia con todo lo que pueda interpretarse como agresividad suele desmovilizar a los contrarios. La reivindicación de la pluralidad en las maneras de entender Andalucía y la legitimación de todas las formas de pensar, además de facilitar la convivencia, tiene hondas consecuencias políticas.

El presidente aspira ahora a que esa impronta que tan buenos resultados le dio, y que según aseguran en su entorno constituye su forma de entender la política, se traslade al conjunto de su Gobierno. Si algún consejero, espoleado por la mayoría absoluta de junio, opta por intervenciones subidas de tono, estará creando interferencias en el estilo, y la estrategia, que quiere imponer el presidente.

Moreno entiende que ha conformado un equipo sólido a pesar de que no consiguió atraer al Consejo de Gobierno todo el talento procedente de la esfera privada como hubiera deseado. Al menos dos llamadas realizada entre el domingo por la noche y el lunes por la mañana recibieron un no como respuesta. Una por cuestiones de salud; la otra, por el estricto régimen de incompatibilidades que pesa sobra la Administración autonómica.

Aún así, entiende que tiene a su alrededor a un Consejo de Gobierno con un destacable peso político. Una cosa por la otra.

Confía en que la ausencia de Elías Bendodo, quien llevaba la mayor parte del peso de la comunicación de los mensajes políticos del anterior gobierno de la Junta, será suplida en esta legislatura por una responsabilidad asumida de una manera más coral en la que figuras como Antonio Sanz, Carolina España, José Antonio Nieto, Loles López o Antonio Fernández-Pacheco podrán jugar ese papel y construir un escudo de mensajes políticos desde donde defender la gestión del gobierno.

Posiblemente por eso, Moreno no sienta urgencia en resolver uno de los asuntos todavía pendientes en la configuración de su Ejecutivo: la designación de un portavoz. No debería sorprender si la respuesta a esa incógnita sólo se resuelve en septiembre, cuando el presidente vuelva al Palacio de San Telmo tras pasar unos días de descanso en Málaga.