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F. GUTIÉRREZ
Viernes, 20 de noviembre 2009, 03:39
Teatro del Velador rescata un texto de principios del siglo XVII para proponer al público que acuda este fin de semana al Teatro Cánovas una celebración festiva en lo que lo burlesco y lo absurdo van de la mano en una comedia transgresora que supone todo un carnaval de lo grotesto. Juan Dolores Caballero ha cogido el entreacto de una de las obras de Feliciana Enríquez Guzmán (1569-1644), considerada la primera autora del Siglo de Oro español, 'Tragicomedia de los jardines y campos Sabeos', que se cree la monja escribió en 1619 para entretener a otras monjas de clausura del convento de Santa Inés de Sevilla.
Se trata de una actualización del mismo montaje que en 1997 produjo en Centro Andaluz de Teatro, también con dirección de Juan Dolores Caballero. Con el paso de los años, la nueva versión ha ganado en irreverente y transgresora y los planteamientos morales y sexuales son mucho más abiertos, libertinos y divertidos.
Pretendientes
Se trata de una disparatada comedia grotesta, en buena parte transgresora. Tres hermanas, dos ciegas y una tuerta, intentan contraer matrimonio. Pero los protagonistas, seis hombres, se vienen a enamorar de la misma, Aglaya, con la que se quieren casar. Pero es imposible llevar a cabo la unión, pues sus hermanas también han de contraer matrimonio. Para resolver el conflicto, Baco, el padre, convoca una justa donde se han de batir los pretendientes merecedores de la mano de sus hijas. El desenlace, un puro disparate que queda para sorpresa del espectador.
La obra se convierte en todo un desfile de carnaval, en el que la luz, la música y el vestuario realzan el desfile de personajes tullidos, enanos, gordos, deformes y groseros, en un discurso en el que lo absurdo, lo feo y lo grotesto se revelan como componentes fundamentales.
'Las gracias mohosas' está pues en la línea de ese teatro 'bruto' donde las técnicas y los sistemas de representación proceden de una invención completamente personal. «Si hay un común denominador de las obras propuestas, podría ser el de la obsesión por los motivos de lo feo y el deshecho humano», aclara Caballero.
Por esto, tanto en el texto original como en la obra aparecen los motivos de lo feo y el deshecho humano, «que es una manera de contar la sociedad donde vivimos. En el montaje hemos procurado hacer un barroco distinto, un teatro divertido que se basa en la acción y que intenta salvar lo reprobable», añade Juan Dolores Caballero.
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