300 gendarmes cercan la comarca donde podrían esconderse los etarras
Robaron ayer otro coche no muy lejos del lugar en que el lunes hirieron de bala en una mano a un agente galo
FERNANDO ITURRIBARRÍA
Miércoles, 10 de junio 2009, 03:45
Unos 300 gendarmes, con ayuda de hasta cinco helicópteros, mantienen cercadas las comarcas del departamento de Aveyron (sur de Francia), muy boscosas y montañosas, ... donde creen que se esconden los dos etarras que el lunes hirieron de bala a un agente. Una fiscal antiterrorista desplazada desde París suspervisa el dispositivo de 'caza al hombre', que incluye unidades de elite entrenadas en intervenciones de riesgo. Los fugitivos robaron ayer otro coche no muy lejos del lugar del atentado.
La pista de los fugitivos fue recuperada en Prades d'Aubrac, un municipio del departamento de Aveyron, limítrofe con el de Lozère donde se produjo la víspera su rocambolesca huida. El robo a mano armada de un coche de alquiler a dos turistas australianos, con el que se dieron a la fuga minutos después de tirotear al gendarme, tuvo lugar en la localidad de La Malène, a 65 kilómetros de distancia.
El vehículo, un Seat Ibiza gris, apareció por la mañana abandonado en Brameloup, una estación de esquí del Macizo Central, a nueve kilómetros de Prades d'Aubrac. En esta localidad se registró hacia las siete de la mañana el robo de una furgoneta Citroën C-15 blanca, que se encontraba aparcada en el patio de una granja con las llaves puestas en el contacto. Otro vecino del mismo pueblo denunció que la tarde anterior, hacia las 19.30 horas, habían intentado sustraer su automóvil, un Renault Clio.
Los testimonios pusieron de manifiesto que los etarras habían pernoctado en la comarca y que no debían andar muy lejos. La hipótesis se confirmó cuando, cerca del mediodía, un habitante de Saint Chély d'Aubrac, un municipio situado a 16 kilómetros al norte, dijo haber visto pasar el furgón blanco.
Controles en carreteras
A la vista de estas informaciones, los responsables del dispositivo de búsqueda decidieron movilizar a efectivos del Grupo de Intervención de la Gendarmería Nacional (GIGN), unidad especializada en detenciones de riesgo equivalente a la UEI de la Guardia Civil. Escuadrones de gendarmes móviles, procedentes de Toulouse y de Périgueux, y tres helicópteros, uno enviado desde Lyón, completaron el despliegue de las brigadas locales, que montaron numerosos controles en carreteras y puntos estratégicos del sector.
El ayudante-jefe Robin Champetier, de 38 años, convalece en el hospital de Mende, capital de Lozère, de la intervención quirúrgica a la que fue sometido poco después de resultar herido de bala en una muñeca. El gendarme evoluciona favorablemente, pero se desconoce aún si le quedarán secuelas de las lesiones en el uso de la mano.
Los investigadores están convencidos de que el agresor disparó con intención homicida. Fuentes judiciales indicaron que los hechos pueden ser calificados como tentativa de homicidio voluntario sobre agente de la fuerza pública en acto de servicio.
«El hombre que abrió fuego contra los gendarmes quería matar para proteger su huida», declaró el fiscal de Lozère, René Pagis, al diario regional 'Midi-Libre'. «Los impactos de las balas lo prueban», apostilló.
Este periódico recogía en su edición de ayer unas manifestaciones de la propietaria del Citroën C4 Picasso robado en Blajoux (Lozère) cuya denuncia puso a los gendarmes tras los talones de los etarras. «Por nuestra culpa le han pegado un tiro a ese pobre hombre», lamentaba Nadine Saint-Pierre, que se encontraba en un restaurante con su hermano cuando vieron que un desconocido se llevaba el coche.
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