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IMPOTENCIA. Gómez Noya llegó a la meta castigado por el dolor. / REUTERS
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El triatlón español cae en la tumba Ming

Gómez Noya, con molestias estomacales tras ingerir un gel, acabó cuarto, y Raña fue quinto

J. GÓMEZ PEÑA

Miércoles, 20 de agosto 2008, 03:25

Lagarto, lagarto. Mira que venir a correr el triatlón olímpico a una tumba. Grande, eso sí, de unos 40 kilómetros cuadrados, suficientes para contener la ... eternidad de trece de los 16 emperadores de la dinastía Ming. El paraíso. Un mausoleo decorado con la presa de Chisanling y rodeado por montañas que impiden el paso de los malos espíritus, que aquí vienen del norte. Pues allí, en un cementerio de cinco estrellas, quedaron enterradas la opciones del triatlón español. Casi consiguen salir de allí con medalla. Casi. Pero en el sprint final les cayó encima una lápida: Gómez Noya fue cuarto y Raña, quinto. Silencio de tumba en las gradas.

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