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ENFERMEDAD. Los niños son vulnerables en sus cuatro primeros años a los virus, ya que nacen sin defensas contra ellos. / SUR
El Materno detecta hasta 200 virus infantiles con las guarderías como principal foco de contagio
MÁLAGA

El Materno detecta hasta 200 virus infantiles con las guarderías como principal foco de contagio

Los niños sufren un centenar de infecciones causadas por gérmenes en sus cuatro primeros años de vida Se contraen con mucha frecuencia y afectan a dos tercios de los pequeños que están juntos en los jardines de infancia

ÁNGEL ESCALERA

Lunes, 23 de junio 2008, 04:51

Los virus se mueven a sus anchas en las guarderías, en las que están como en su casa. Estos microorganismos son los causantes de una gran cantidad de infecciones entre los niños. Cuando un pequeño sufre el ataque de un virus, dos tercios de sus compañeros acaban contagiándose. El Hospital Materno Infantil tiene detectada la presencia de unos 200 virus contra los que no existen vacunas y que provocan infecciones respiratorias o gastrointestinales, generalmente leves, que se curan sin muchos problemas en pocos días, pero que se contagian con gran facilidad, especialmente en las guarderías y centros escolares.

A lo largo de los primeros cuatro años de vida, los menores sufren en torno a un centenar de procesos infecciosos causados por virus diferentes que se manifiestan con síntomas parecidos, explicó a este periódico el jefe del servicio de pediatría del Hospital Materno Infantil, Antonio Jurado. «Son cuadros que remiten en un plazo que oscila entre dos días y una semana y que en niños sanos no presentan complicaciones», manifestó este experto.

Aunque un virus se puede coger en cualquier lugar, las guarderías y los colegios son lugares donde los contagios entre los alumnos están a la orden del día y se propagan con rapidez a través de las gotitas de saliva que se expulsan al toser o estornudar. «Las guarderías son el reservorio de virus más grande que hay», indicó el doctor Jurado.

Sin ir más lejos, los niños de una guardería de la Cala del Moral, en Rincón de la Victoria, han tenido que ser sometidos recientemente a un tratamiento preventivo contra la tuberculosis tras detectarse dos casos, el de una niña de dos años y una monitoria del centro. Éste ha contado con el apoyo de la delegación de Salud de la Junta de Andalucía para comprobar que no se produjeron más contagios.

Para luchar contra la presencia de esos gérmenes lo mejor es ventilar bien las aulas y las habitaciones donde están los pequeños, no dejar que compartan juguetes ni utensilios como chupetes, biberones o cucharas, y que el personal que los atiende se lave con frecuencia las manos, ya que éstas son un importante foco de contagio. Cuando un menor contrae una infección de ese tipo lo adecuado es no llevarlo a la guardería o la escuela hasta que se cure para, de esa manera, tratar de evitar que se propague la enfermedad a sus compañeros.

Sin defensas

El doctor Jurado explicó que los bebés nacen sin defensas, lo que favorece que las infecciones se ceben en ellos hasta que su organismo se va inmunizando. Para lograr esa protección hay dos mecanismos. El primero es la vacunación, que sirve para generar defensas que hagan frente a la presencia de diversos agentes infecciosos. El problema es que existen unos 200 virus contra los que no hay vacunas, como son, por ejemplo, el rinovirus, el sincitial respiratorio o el enterovirus. La segunda herramienta para conseguir la inmunidad es muy simple: padecer esas infecciones una vez, lo que suele bastar para no volver a ser atacados por esos gérmenes.

Aunque los pediatras conocen la existencia de esos dos centenares de virus, no se hacen estudios para saber cuál es la cepa concreta que ataca a los pequeños. Para averiguarlo, es decir, para ponerle nombre y apellidos, habría que tomar una muestra de sangre al niño y mandarla a analizar al Laboratorio Nacional de Referencia de Majadahonda. El estudio de cada clase de serotipo de un virus, además de muy costoso, no aportaría grandes ventajas, puesto que no existen vacunas para contrarrestar su efecto. «Por eso, no merece la pena proceder a su análisis, puesto que no permitiría hacer más de lo que ya hacemos para tratar a los menores», precisó Antonio Jurado. En cambio, sí se estudian y se aíslan los virus que provocan la bronquiolitis y el rotavirus, ya que son padecimientos más importantes y, sobre todo en bebés con defensas bajas, resultan más peligrosos, añadió el jefe de pediatría del Materno Infantil.

Autolimitados

Esos cuadros víricos contra los que no hay vacunas afectan, en unos casos, a las vías respiratorias superiores e inferiores, y se manifiestan con tos, mucosidad, dolor de garganta y fiebre, y en otros al estómago, con molestias gastrointestinales en forma de vómitos y diarrea. Son procesos autolimitados que se curan solos y, por tanto, no es necesario recurrir a los antibióticos ni medicar al niño en exceso. Sí es aconsejable que los menores beban mucha agua para que estén bien hidratados y, si les sube la fiebre y no la toleran bien, darles un antitérmico.

Una vez que los pequeños cumplen cuatro años, el ataque de esos 200 virus empieza a ser menos frecuente. La explicación es que su sistema inmunitario ha creado las suficientes defensas para hacer frente a los gérmenes que le han causado tantas infecciones en sus primeros años de vida.

Cuando un niño enferma, lo mejor es llevarlo al pediatra cuanto antes para que sea este profesional el que diagnostique, determine qué padecimiento es el que aqueja al pequeño y le fije un tratamiento. En cambio, lo que no debe hacerse es darle medicinas al menor sin que hayan sido recetadas por el especialista.

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