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UNA ENTREVISTA DE
Jueves, 9 de agosto 2007, 03:54
CUANDO venía hacia aquí, me preguntaba, ¿cómo se hace uno halconero?
Esto es una vocación, que escapa a los parámetros de cualquier conducta normal. No hay referencia ni parámetros profesionales en la sociedad, ni ningún indicio de que esto sea una profesión. Nace de una vocación y de un amor profundo a las rapaces. Uno se curte primero como ornitólogo, luego ve que le gustan más las rapaces y termina dedicándose a lo que le gusta, que es la cetrería.
¿Cómo surge ese amor?
Yo vivía en París, pero pasaba los veranos en un pueblo encantador, Cuevas del Becerro, y allí me fascinaba la naturaleza y, sobre todo, las rapaces, que allí abundan. Ese contraste entre la urbanización absoluta de París y la naturaleza, me hacía soñar cada año con que llegaran las vacaciones para poder observar las aves, estudiar su comportamiento,... De ahí, poco a poco, se va uno metiendo en este mundo, con muchas inquietudes y sacrificio.
Y profesionalmente, ¿dónde se inicia su trabajo?
En Francia. Allí la cetrería existe con unas técnicas más avanzadas y sofisticadas.
¿Y cómo llega al aeropuerto de Málaga para hacerse cargo de todo lo relacionado con la cetrería?
Fue en el año 1991, cuando se convocó un concurso para prestar este servicio en el recinto aeroportuario, me presenté y, afortunadamente, lo gané. Desde entonces estoy aquí, donde estamos operativos los 365 días al año.
¿Siempre se ha dedicado a esto?
No. Antes me dediqué a la enseñanza como profesor de francés.
Tengo entendido que fue usted también periodista.
Sí, fue una incursión que hice en la década de los ochenta aquí en Málaga, en el periódico 'Sol de España'. Fue un año en el que estuve como fotógrafo, aunque también escribía cosas relacionadas con el medio ambiente.
Estamos en la halconera del aeropuerto de Málaga, ¿cuántos animales hay aquí?
En función de la problemática y de las necesidades, tenemos varias especies de halcones especializados en patos, en palomas, en aves zancudas y también tenemos algunas especies de águilas que nos permiten controlar los mamíferos (liebres y conejos), que también perjudican el funcionamiento del aeropuerto. Esas águilas también sirven para ahuyentar las aves. Pero los más efectivos para expulsar las aves del recinto aeroportuario son los halcones, especialmente de la especie peregrino, por ser más pequeño que el águila, por su velocidad de vuelo, por su movilidad y su capacidad de depredación.
Habla usted de la velocidad que pueden alcanzar los halcones, ¿hasta cuánto puede llegar?
Está demostrado que halcón es el ser vivo que más velocidad alcanza, se han registrado caso de hasta unos 394 kilómetros por hora. Hay que tener en cuenta que es una velocidad que se alcanza en picado, no es una velocidad sostenida.
¿Sois vosotros, los cuatro que aquí trabajáis, quienes los criáis?
Algunos los criamos nosotros y otros los compramos, en función de las necesidades. Son pájaros que trabajan todo el año y se les exige bastante, con lo que a veces hay bajas y debemos sustituirlos.
¿Le ponéis nombres?
Sí. El trabajo que realizamos con ellos es muy personalizado: procuramos entender su carácter, su forma de ser e intentamos sacar el máximo partido de cada uno, ya que hay algunos que trabajan mejor por la mañana que por la tarde, otros que se adaptan mejor al verano, Los pájaros tienen turnos de trabajo: por ejemplo trabajan dos o tres meses, y descansan uno y así sucesivamente.
¿Cuál es su función?
Mantener limpia de todo tipo de animales la zona de operaciones del aeropuerto. Los más conflictivos son las aves, pero también hay que controlar a los perros vagabundos que entran en el recinto, a los que anestesiamos y entregamos a la protectora de animales, y otros mamíferos.
¿Cómo se enseña a estos animales?
Con una metodología sofisticada y con mucha paciencia y conocimiento profundo de las aves. Un halcón puede estar operativo al tercer o cuarto mes de adiestramiento.
¿Qué suelen comer?
Estas rapaces son carnívoras y especialmente comen pájaros. Aquí al lado tenemos un redil con palomas.
Estando tan cerca de los aviones, ¿los halcones han montado alguna vez en ellos?
(Risas). Sí, alguno ha montado. Aunque nuestro objetivo es precisamente evitar que cualquier ave se cuele en las turbinas de los aviones y ocasione un problema grave.
En la Edad Media era normal que los señores tuviesen halcones para la caza o el disfrute personal, ¿se ve usted como uno de esos caballeros?
No, ni mucho menos. Yo sólo me veo como un ornitólogo, especializado en aves rapaces.
Y usted, ¿se considera más halcón (fiero) o paloma (manso)?
Dependiendo de las circunstancias soy más halcón o paloma.
¿Qué mascota tiene en su casa?
Perros y gatos.
¿Y no tiene ningún halcón?
No. En este trabajo se están muchas horas rodeado de estos animales y cuando uno llega a casa lo que más desea es desconectar. A veces me llevo alguno a casa cuando están enfermos y hay que estar muy pendientes de su evolución.
Usted atesora una gran experiencia y conocimiento en el tratamiento de estos animales, pero supongo que a lo largo de todos estos años de trabajo, le habrán dado algún susto.
Bueno, de vez en cuando, cuando me he descuidado me he llevado algún zarpazo y algún picotazo.
¿El halcón es el mejor amigo del hombre?
Puede serlo. A lo largo de la historia se han dado casos, documentados, de personas que han estado obsesionados con estos animales. Se habla incluso de algún Papa. Asimismo, la realeza y la nobleza antigua estaban muy ligadas a la cetrería.
Hablando de la cetrería, ¿se le puede considera una ciencia?
La cetrería puede considerarse una ciencia dependiendo de cómo se enfoque. La mayoría de quienes se dedican a este mundo dejan mucho que desear, pero hay un grupo importante de gente que sí la aplica con ciertos conocimientos y ciencia, y, sobre todo, con respeto.
Con tantos años de trabajo como usted atesora en el aeropuerto, ¿no le ha tentado en algún momento ser piloto y surcar los aires?
No. Y por una sencilla razón: porque soy un enamorado de mi profesión y me gusta lo que hago.
Desde algún sector se puede ver que su función puede atentar contra el ecosistema, ¿usted es ecologista?
Sí. Yo soy un conservacionista y mi vocación nació de ese colectivo.
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