De los números rojos a Silicon Valley

Tienen sede en el PTA, en Madrid, en Sevilla y socios en toda Latinoamérica venden sus productos. Hace un año abrieron sede en Silicon Valley, el sueño americano de todo emprendedor tecnológico y en ese tiempo han doblado la facturación, manteniendo el ritmo de contratación entre los cinco y los diez empleados al año.

Antonio de las Nieves, responsable de la filial de Yerbabuena Software en Estados Unidos y Rubén Lirio, director comercial de esta firma creada en 2005 por un grupo de informáticos de la Universidad de Málaga, explicaron ayer su historia de éxito al medio millar de alumnos de diferentes facultades de la institución docente que participaron en la novena edición de 'Emprende 21', organizada por la Diputación Provincial de Málaga en colaboración con la UMA.

La historia de Yerbabuena, como la de casi todas las empresas de éxito, tiene también en su haber una larga travesía en el desierto, en la que se quedaron algunos de esos primeros socios que la crearon y durante la cual sus fundadores se enfrentaron a momento muy inciertos: «A los dos años de la constitución debíamos 100.000 euros», afirmó Rubén Lirio, que explicó que en ese momento solo había dos posibilidades : «reinventarse o morir».

Y claro, se reinventaron: «Durante esos primeros años nuestra empresa era de servicios», explica Antonio de las Nieves, que añade que «a partir de 2008 elaboramos un producto propio que a nivel mundial está diferenciado, por ser un gestor documental inteligente, con una inteligencia artificial embebida, que lo hace más eficaz que otros y por lo que tiene demanda en Estados Unidos, Latinoamérica y España».

Con el agua al cuello

«Tener el agua hasta el cuello nos hizo emprendedores», afirmó ayer Lirio durante su intervención. «En esos primeros momentos teníamos cinco puestos autónomos y cero ideas de montar negocio», añadió De las Nieves, que afirmó que hoy Yerbabuena Software tiene 35 trabajadores, «y seguimos ampliando».

Durante estos siete años, los socios han aprendido y mucho. Una de las lecciones les enseñó que la empresa debe contar con un equipo multidisciplinal, lo que equivale a rodearse de gente excepcional en su campo, porque un informático -y los seis socios fundadores lo eran- no puede saber de todo, al menos no de forma brillante.

Si se le pregunta por las claves para emprender con éxito, Rubén Lirio dice: «Lo primero es que tú te lo creas» y en este punto asegura que en Estados Unidos nos ganan por la mano: «Aquí no hay menos talento que en Estados Unidos. De verdad, somos muy buenos. El problema es que no nos lo creemos».

Y relacionan con esa actitud nuestras carencias a la hora de dar difusión y vender el producto: «hacemos buenos desarrollos de software, pero en la parte de 'marketing' nos desplomamos. Los americanos se creen lo que hacen y además saben muy bien cómo funciona el marketing, porque se ha creado allí», explica Antonio de las Nieves, un experto en posicionamiento en la red y en marketing 'on line'.

Hay otro factor que ellos, como muchos otros expertos, consideran determinante: la gestión del fracaso. «Es importante que se consolide la idea de que fracasar no es malo, siempre que se aprenda de los errores», afirma Lirio.

De la gestión del fracaso y del miedo al fracaso también habló ayer la psicóloga Laura Chica, que resaltó el valor de saber fracasar, aprender de ese fracaso y volver a empezar. Y de fracaso hablarán también los profesores José María de la Varga, Enrique Nadales y Fuensanta Galindo, en la conferencia que abre la jornada de hoy y que se presenta bajo el título: 'Shackleton. El éxito de un fracaso'.