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Sánchez Laulhé prevé un verano similar al anterior, ligeramente más cálido, aunque destaca la dificultad de hacer pronósticos para más de diez días. :: CARLOS MORET
Director Aemet en Málaga

José María Sánchez Laulhé: «Este verano será algo más cálido, puede que un grado más que la media; aunque por ahora no vislumbramos terral»

El responsable del instituto meteorológico advierte de que el cambio climático hará que las temperaturas sean cada vez más elevadas

ALMUDENA NOGUÉS anogues@diariosur.es

Domingo, 4 de julio 2010, 13:06

Nos recibe en su despacho, en El Cónsul, con el aire acondicionado funcionando a 26 grados, «los que impone el Gobierno para los edificios públicos», puntualiza. Lo hace porque es la norma y por puro convencimiento, «el cambio climático es uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la humanidad», advierte el responsable provincial de la Agencia Estatal de Meteorología, un físico que lleva media vida intentando descifrar los entresijos de una disciplina que le apasiona, no sólo por su carácter impredecible sino porque según dice, es un «gran laboratorio natural». José María Sánchez Laulhé (Sevilla, 53 años) llegó a Málaga en 1989, el año de las inundaciones. Y ese no sería el único fenómeno atmosférico insólito que marcaría su carrera. El pasado ejercicio, su nombramiento como director coincidió con el otoño más cálido de la historia. Ahora, se preparara para afrontar un verano que prevé ligeramente más caluroso que la media. La buena noticia es que al menos en los próximos días no se vislumbra terral.

-Arranca el mes de julio, el pistoletazo de salida de la temporada alta veraniega y de la escalada de los mercurios. Viniendo para acá el termómetro del coche me marcaba 29 grados, ¿se acabó la tregua?

-Bueno pues la verdad es que se están resistiendo las altas temperaturas. Hemos tenido pocos terrales, los mismos que otros junios han hecho que ya nos acercáramos a los 40 grados. Desde el día 20 (justo antes de entrar el verano, cuando se superaron los 33 grados), hemos registrado temperaturas relativamente suaves, bastantes llevaderas.

-Ciertamente, junio ha sido un mes extraño, con muchos sobresaltos. Empezamos con picos altos de calor, pero luego se registraron importantes bajadas de temperaturas, hasta el punto de caer las nocturnas cuatro grados por debajo de la media habitual de estas fechas...

-Así es. Durante la primera semana de junio estuvimos rondando las medias de las máxima de 30 grados y a la semana siguiente bajamos a 26 hasta acabar el mes en torno a 28 grados. La entrada de verano ha sido pues bastante suave en relación a la media histórica de 1971 a 2000, incluso hay gente que no veía la hora de ponerse el bañador. En la última década sólo ha habido un verano tan fresco, que fue el de 2004. Ahora ya tenemos el calor normal de esta época, aunque no máximas porque de momento no se prevé la llegada de un terral que sería el que podría disparar las temperaturas. Casi todos los años tenemos uno a inicios de julio pero por ahora no lo vislumbramos.

-Y no creo que ningún malagueño lo eche en falta...

-Depende de cada cual como lo vea. Hay terral y terrales. Cuando entra uno el agua del mar se mantiene bajita y eso hace que las noches sean más frescas, así que según como se mire también tiene su parte favorable. Para los próximos diez días no hay visos de terral, aunque más allá no podemos afirmarlo. Pero insisto, los terrales con viento no son malos. Entra una brisa fantástica en la zona Centro que es refrescante.

-Si hay una palabra que define el tiempo del último año en la provincia esa es atípica. ¿Este verano también lo será?

-Esa es la pregunta del millón. No es nada fácil responderla, ya que nos apoyamos en una serie de modelos numéricos que son diferentes a los que utilizamos normalmente para hacer las previsiones de la semana o de días inmediatos, y esos modelos están en pañales. Sirven para determinadas zonas, como las tropicales, pero para nuestra área está aún lejos de ser efectivos. De hecho, en noviembre no daban un invierno lluvioso, cuando ha sido todo lo contrario. Ahora el modelo de predicción del Centro Europeo en el que participa la Agencia Estatal de Meteorología está marcando que los meses de julio, agosto y septiembre dejarán temperaturas algo superiores a las normales.

-¿Hasta qué punto?

-En el interior subirían de uno a dos grados y en la costa de medio grado a un grado. Será algo más cálido de los normal respecto a la media pero no muy diferente a la tónica de los últimos años. Hay una realidad que es el cambio climático y la tendencia es que aumenten las temperaturas, y en esa normalidad entre comilla estamos. De todo modos hay modelos como el americano que dicen que será un verano más fresco de lo normal, aunque personalmente no me lo creo mucho. Tendremos un verano algo más caluroso que la media histórica, pero ésta está obsoleta puesto que son registros de hace 30 años. Si lo comparamos por contra con los últimos estíos

-En 2009, el estío se prolongó más de la cuenta hasta el punto de llenarse las playas en octubre. ¿Este año prevén que se pueda repetir esta insólita estampa?

-(Risas). Si ya nos cuesta dar la previsión para los próximos meses, llegar a octubre ya es dificilísimo. No tenemos predicciones. El pasado octubre fue totalmente inusual.

-Y me temo que eso es precisamente lo que nos queda, seguir sorprendiéndonos con el clima, ¿es así?

-Efectivamente. El cambio climático está en marcha, por lo que nos queda por ver temperaturas bastante más altas y tenemos que habituarnos; no sólo nosotros, todos los seres vivos.

-Usted, como experto, ¿cómo asiste a este fenómeno?

-Con preocupación. Sin duda estamos ante uno de los problemas más graves de la humanidad. Y pese a que la gente empieza a ser consciente no se toman las medidas adecuadas para frenarlo. Es difícil porque vivimos muy cómodos y es complicado cambiar esas costumbres.

-Por ahora se habla de que en Málaga ese cambio climático traerá menos precipitaciones, más agresivas y temperaturas más elevadas.

-Sí, bueno, esos son los resultados que da el cuarto informe de la comisión de estudio con relación a la región mediterránea, una de las zonas más castigadas. En Aemet vemos que sí se está cumpliendo lo de la subida de temperaturas, pero no es evidente que exista una tendencia clara en cuanto a las lluvias.

-Hablando de precipitaciones, ¿qué factores explican que hayamos tenido un invierno tan lluvioso?

-Éste ha sido uno de los cinco años hidrológicos más intenso en precipitaciones. Nuestra zona es muy irregular, tenemos ejercicios muy secos y otros bastante más lluviosos. Eso depende de la orientación del anticiclón de las Azores y de las corrientes en chorro, esto es, los vientos que dirigen la trayectoria de las borrascas y de los frentes. Esas corrientes normalmente están en latitudes altas, pero hay veces que su circulación baja y nos pasan por encima, lo cual se denomina fase negativa de la NAO (North Atlantic Oscilation). Cuando estamos en fase positiva aquí tenemos sequía y las precipitaciones van al norte de Europa. Cuando toca la negativa ocurre lo contrario, como ha ocurrido este año. Pero eso no es consecuencia del cambio climático ni del efecto invernadero, sino de la oscilación interna de la atmósfera.

-Y ese NAO puede volver a ser negativo este invierno, ¿o es cíclico?

-Cíclico no hay nada en la atmósfera. El sistema climático es un sistema caótico. Hay muchas interacciones de fenómenos de una escala totalmente diferente y sus efectos son impredecibles. Cualquier modelo que cojamos, con más de diez días vista, al mínimo error en las condiciones iniciales se multiplica de forma tremenda de modo que acabamos teniendo un escenario totalmente diferente al previsto.

-¿Por eso hay fenómenos que escapan de sus pronósticos, como ocurrió con el tornado de San Andrés?

-Lo cierto es que nos sorprendió. Los tornados son habituales en esta zona, pero más bien tornaditos, débiles, que suelen entrar por la costa. Todos los años tenemos cuatro o cinco casos, lo sabemos porque nos piden informes para reclamar daños. Pero tornados como el del 1 de febrero no se conoce que haya atravesado ninguna capital española. Hubo uno al final del siglo XIX en Madrid y otro en 1670 que arrasó parte de Cádiz.

-¿Hay algún punto de la provincia especialmente propenso a sufrir reveses meteorológicos?

-Hay zonas como el Guadalhorce donde las precipitaciones son particularmente eficaces. Allí se registran inundaciones con cierta frecuencia por su geografía peculiar, muy abierta a levante, a la entrada de aire húmedo, igual que ocurre en Alhaurín.

-Una curiosidad: ¿cuál diría que es el municipio donde hace más calor? ¿y el que tiene mejor clima?

-El punto más caluroso es difícil de determinar. En general, todas las zonas del interior tienen temperaturas muy elevadas, sobre todo el Valle del Guadalhorce de Álora hacia arriba. Allí creo que hemos alcanzado los 39 grados a principios de junio, frente a los 33 grados de la capital. Respecto al punto con temperaturas más suaves, Marbella además de estar protegida por la sierra al norte que impide la entrada del aire frío y tener la moderación del mar tiene la peculiaridad de que apenas sufre los terrales, por lo que allí es difícil que alcancen los 40 grados. Por lo tanto, es uno de los mejores municipios sin duda para pasar el verano, al igual que la zona de Rincón de la Victoria. Estas localidades están más resguardadas al carecer de aperturas hacia el noroeste por un río, no tienen esos pasillos que favorecen los terrales.

-Para terminar, ¿por qué cree que a los malagueños les suscita tanto interés las noticias sobre el tiempo?

-La verdad es que no lo se. Cada vez existe más preocupación y puede que parte de esa culpa la tengáis los medios de comunicación que habéis puesto en su sitio la importancia del tiempo. Además, la gente se fía ahora más de los profesionales de meteorología, nos toman más en serio que antes. Se viaja más, se hace mucha vida en la calle, y todo eso hace que interese qué tiempo va a hacer.

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