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Bill Viola combina las nuevas tecnologías con la tradición pictórica. :: IGNACIO PÉREZ
ARTE

Bill Viola: la pantalla como lienzo

Uno de los padres del videoarte recalará en el Museo Picasso Málaga el 28 de junio El autor norteamericano emplea los nuevos soportes para abordar asuntos clásicos como la vida, la muerte o el miedo a lo desconocido

ANTONIO JAVIER LÓPEZ ajlopez@diariosur.es

Martes, 25 de mayo 2010, 03:51

La televisión ha caído en su propia trampa, atrapada en el cepo invisible del zapeo, que en lugar de cazar disuelve a su presa, el espectador. Unos segundos de margen. Si no convence, se cambia. Y cuando no se puede cambiar, se pasa de largo. Sucede a menudo en los museos y centros de arte. Son minoría los visitantes con la paciencia necesaria para permanecer unos minutos frente al monitor. Quien lo hace, casi siempre se lleva una notable sorpresa.

Le pasará a muchos espectadores de la próxima exposición del Museo Picasso Málaga (MPM), cuya inauguración está fijada para el 28 de junio. La institución se abre por primera vez a las tendencias más actuales y lo hace con una disciplina de compleja digestión para los observadores intranquilos: el videoarte. Eso sí, para su piedra de toque, el MPM ha puesto sus ojos en una de las mayores referencias internacionales en este apartado: el norteamericano Bill Viola.

Junto al coreano Nam June Paik y al también estadounidense Gary Hill, Bill Viola (1951) se presenta como uno de los precursores de la videocreación. «Ha sido él (Viola) precisamente quien, desde los años 70, ha contribuido en mayor medida a dotar a este soporte de una delimitación propia, capaz de distinguirlo netamente de otras técnicas basadas en la imagen en movimiento», sostiene la profesora de Historia del Arte de la Universidad de Málaga, Maite Méndez.

Máquinas para un discurso

«Tiene que ver con una cuestión generacional. Los tres, Bill Viola, Nam June Paik y Gary Hill, vienen de la música contemporánea y en su encuentro con la electrónica allá por los años 60 aparece el vídeo como nueva forma de expresión», acota el director artístico del MPM, José Lebrero, quien añade: «Bill Viola es de los primeros en usar máquinas electrónicas para articular un discurso artístico, sin que por ello deje de tratar temas clásicos de la tradición artística como el nacimiento, la vida, la muerte, la ira o el miedo a lo desconocido».

Y esa mirada al pasado no se limita al discurso temático, sino que llega hasta la propia composición de los vídeos. Bill Viola emplea la pantalla del televisor -antes las 625 líneas del sistema analógico, ahora el plasma- como un lienzo sobre el que 'pinta' escenas que parecen extraídas de un manual del Renacimiento o el Barroco.

Esa herencia cultural se aprecia de forma evidente de una de sus series más amplias: 'The passions' (Las pasiones). Como el propio Bill Viola ha explicado, reminiscencias de Donatello, Rafael, Tiziano o Rubens desfilan por las secuencias de 'Emergence' (2002), un vídeo en el que dos mujeres amortajan el cadáver de un hombre joven, con el enterramiento de Jesucristo como referencia iconográfica.

«'Las pasiones' representa un intento consciente para lograr un tipo de imagen que se acerque a la historia de la pintura. Bill Viola es un autor que no olvida que su trabajo forma parte de una tradición y esa asociación con el pasado es buscada por el propio artista en esta serie», apostilla Lebrero.

Heredero de la tradición

Siguiendo esa línea de tiempo, El Bosco, Mantegna o Caravaggio aparecen como referencias en el vídeo 'The Quintet of the Antonished' (2000), que ofrece uno de los rasgos característicos de 'Las pasiones' y, por extensión, de buena parte de la producción de Viola. Como apunta Maite Méndez, en la mayoría de sus videocreaciones, aquello que parece atemorizar, subyugar o fascinar a los personajes en escena se queda fuera del plano. Como en las mejores películas de suspense.

Junto con esa relectura de la Historia del Arte, otro elemento importante para aproximarse a la obra de Bill Viola lo constituye su interés por la espiritualidad, una pulsión que va del budismo zen al sufismo islámico, pasado por el misticismo católico. El enorme 'fresco' de cinco proyecciones 'Going forth day' (en opinión de alguno críticos, su proyecto más ambicioso, presentado en 2002 en el Museo Guggenheim de Nueva York) representa para la crítica especializada uno de los mejores ejemplos de esta preocupación metafísica en la amplia producción del autor.

Un trabajo que se ha visto en algunas de las principales instituciones dedicadas al arte contemporáneo de todo el mundo. De este modo, el MoMA neoyorquino, la Kunsthalle de Düsseldorf o el Museo Mori de Tokio -por cuyas salas pasaron más de 340.000 personas para ver 'Bill Viola: Hatsu-Yume (2006-2007)'- han dedicado exposiciones al autor norteamericano, cuyo trabajo podrá verse en el MPM del 28 de junio al 12 de septiembre.

«Si alguien quiere saber si con la televisión se puede hacer algo más que vender, comprar, informar y entretener, que se acerque a las obras de Bill Viola», invita el director artístico del MPM.

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